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La muerte lejos

Isabel Tapia y su hija Jazmín eran salteñas. Fueron asesinadas la semana pasada en Buenos Aires. Cuarto Poder estuvo en el barrio donde ocurrieron los femicidios y habló con los vecinos que compartieron la vida cotidiana con las víctimas. (Federico Anzardi)

El jueves 6 de julio, Isabel Martina Tapia y su hija Jazmín, de siete años de edad, fueron asesinadas. El femicida, pareja de la mujer, intentó suicidarse tras los crímenes, que ocurrieron en Villa Lugano, un barrio del sur de la Ciudad de Buenos Aires.

Isabel y Jazmín vivían en uno de los departamentos del edificio 33 del barrio. Las dos habían llegado a la capital del país desde Salta. Estaban en contacto constante con sus familiares y amigos de nuestra provincia, que estaban al tanto de los malos tratos propinados por Javier, pareja de Isabel.

Isabel tenía 43 años, Javier 40. Su relación pasaba por un mal momento. Las discusiones entre ambos aparecían con frecuencia. Según relató uno de los familiares de la víctima al portal DNI, Isabel planeaba terminar la relación.

Los crímenes ocurrieron en la tarde del 6 de julio. Los cuerpos fueron descubiertos poco tiempo después por el hermano de Isabel, que debió forzar la puerta de entrada a la vivienda tras realizar llamadas telefónicas que no obtuvieron respuestas. Antes, algunos vecinos habían escuchado gritos de auxilio. Es lo que asegura una mujer parada en la puerta de la planta baja del edificio. Acaba de dejar a su hija en el departamento de una maestra particular, en el piso 11.

Lugano es un barrio gris. Está dominado por el color de los inmensos monoblocks que se conectan por pasarelas que se sostienen sobre las avenidas y calles. Lo habitan más de 100 mil personas. Sus edificios parecen gigantescos ladrillos de cemento puestos de manera vertical. Caminar por el lugar se asemeja a pasear por un Tetris de dimensiones extraordinarias. El esqueleto de una Nueva York sin tecnología. Una locación ideal para películas post apocalípticas clase B.

La semana pasada, esa sensación fue aún mayor. Especialmente durante las horas en las que un colchón manchado con sangre permaneció al lado de un contenedor de basura. Fue uno de los elementos descartados tras los crímenes. Esto molestó muchísimo a los vecinos. Lo cuenta una mujer que conocía a Isabel, la veía todos los días. Se cruzaban por los pasillos del edificio. Opina que la salteña era una persona muy trabajadora, que reunía “todas las virtudes”. Destaca cómo cuidaba a Jazmín. Dice que la trataba como a “una princesa”.

Esta mujer que vive en Lugano desde 1979, casi una década después de la inauguración del barrio, cuenta que Isabel trabajó durante un año en su departamento hasta que viajó a Salta, donde se quedó un mes para visitar a su familia. Luego continuaron en contacto. Asegura que Isabel llegó a comentarle que Javier “era el amor de su vida”. Sin embargo, nunca supo de los malos tratos. “Si existían, se los guardaba”, expresa.  Algo parecido le había comentado una amiga de Isabel al canal TN. La salteña no hablaba mucho de su relación, pero la tomaba muy en serio.

La vecina no quiere decir su nombre y pide que no se revele en qué piso vive. Dice que aquí en Lugano “nadie habla” del tema, que la gente prefiere no opinar del asunto. A pocos metros de ella, un hombre pasea su perro por las galerías del primer piso del edificio, una zona compartida por los habitantes que sirve como lugar de paseo, tránsito y centro comercial. Dice que no sabe nada, que estuvo de viaje y que desconoce el tema. No vio a los canales de televisión en la puerta, ni a los patrulleros que se amontonaron cuando se descubrieron los cuerpos. Algo similar opinan dos mujeres que trabajan en un local, sólo admiten conocer el hecho.

Al frente del edificio, una plazoleta con juegos infantiles aporta un poco de color al barrio. En una de las paredes del block hay un stencil de grandes dimensiones que muestra la cara de Marita Verón. Debajo, se lee la frase “Basta de trata”. Al lado hay un almacén. Al lado hay otro almacén. La mayoría de los comercios de Lugano venden lo básico. Carnicerías, panaderías, mini mercados. Cada tanto aparece una pizzería, una modista. También hay centros culturales y espacios partidarios.

En uno de los almacenes del edificio 33, tres hombres jóvenes, que rondan los treinta y pico, cuentan que vieron sólo una vez a Isabel. Bajó a preguntar si tenían cabinas telefónicas. Pero en este local inaugurado hace pocas semanas no hay teléfonos públicos. Sus propietarios agregan que lo que pasó en este bloque es algo inusual. No recuerdan otros episodios similares en el lugar ni en el barrio. Dicen que no estaban al tanto de los posibles malos tratos que el femicida propinaba a Isabel.

La docente Paula Luxen, maestra de Jazmín, escribió un texto difundido por La Izquierda Diario en el que contradice la percepción de los vecinos y los contrasta con datos: aseguró que el 70% de las denuncias por violencia de género en Buenos Aires se concentran en la zona sur de la ciudad: Lugano, Barracas y Balvanera. “Sin embargo, sólo hay un Centro Integral de la Mujer con franja horaria de atención muy acotada y poco personal”, agregó.

“Jazmín era alumna de 2do grado de la escuela de la Escuela nº 6 D.E. 21. Era mi alumna, pudo haber sido alumna de cualquiera de nosotros. Así de cercano lo sentimos y por eso queremos expresar nuestro dolor y solidaridad, abrazar a sus compañeros de escuela, sus maestros y amigos”, escribió Luxen. “Nos resulta muy difícil aceptarlo. Sus amiguitos no terminan de entender, los docentes tampoco. La pequeña niña está presente en cada conversación, en la mirada de los chicos, en sus silencios”, expresó.

“Ya dijimos #NiUnaMenos. Por eso también queremos expresar también la bronca, nos están matando a todas y no vamos a naturalizarlo. Queremos a las chicas vivas y adentro del aula, aprendiendo. No vamos a naturalizarlo, vamos a visibilizarlo. La familia de Jazmín, la comunidad del barrio nos tiene de su lado. Este es nuestro apoyo, desde lo profundo, desde las escuelas ¡Justicia por Jazmín y su madre! Si tocan a una nos organizaremos miles #NiUnaMenos”, escribió la docente en el texto y resumió una necesidad cada vez mayor.