No hay botones antipánico ni tobilleras electrónicas para violentos en Salta, provincia en emergencia por violencia de género desde 2014.

A poco de culminar la gestión del gobernador Urtubey, las políticas de género implementadas en los últimos 5 años resultaron ser papel pintado. La creación por parte de la gestión U de una Subsecretaría de Políticas de Género y la de un Observatorio de Violencia contra las Mujeres no sirvieron para mitigar la vulneración en la que se encuentran las mujeres en Salta, provincia con la más alta tasa de desocupación del NOA, situación que repercute doblemente en ellas.

Salta se encuentra entre las cinco provincias que más denuncias por violencia de género y violencia intrafamiliar registraron durante 2018 ante la Policía provincial, según estadísticas de la Coordinación de Políticas de Género y No Discriminación del Ministerio de Seguridad de la Nación. Sin embargo la fiscal de Violencia de Género, Claudia Geria, informó en la reunión del Consejo Asesor de Fiscales que solo llegaron a Salta nueve pulseras electrónicas y que en lista de espera hay 400 casos.  Estos dispositivos se usan en Salta desde 2017 mediante el sistema de Unidad de Monitoreo para Víctimas de Violencia del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Nación. También faltan los botones antipánico que prevé el decreto provincial de Emergencia por Violencia de Género.

En Salta donde la policía viene siendo señalada por diversos casos de abuso policial y gatillo fácil, es la misma fuerza la encargada de ofrecer “seguridad” a las víctimas. Ante la falta de botones y pulseras, las consignas policiales son la única prevención que ofrece la provincia a las mujeres que piden ayuda. Esa es la política pública en materia de género que las funcionarias de Urtubey van a dejar.