Un portal nacional resaltó la historia de Dionisia Rodríguez Alcacer, la salteña que hace 30 años da clases en la Puna. Se trata de la cacique de Santa Rosa de los Pastos Grandes y directora de la escuela Padre Antonio Mallea.
Una semblanza de la maestra fue publicada hoy en Infobae que precisó que Dionisia llegó a Santa Rosa de los Pastos Grandes en marzo de 1986. Se trata de un paraje en el centro de la puna de Atacama a 4000 metros sobre el nivel del mar que está casi al pie del volcán Quewar, donde viven 200 personas.
“La escuela fue construida en 1907 con adobe. En 1943 tuvo su primera ampliación, cuando se hicieron tres aulas en piedra”, aclara el portal que también remarca que Dionisia se convirtió en directora en el año 2002 y con ayuda de Obras Públicas de Salta pudo construir los dormitorios con ladrillo y cemento para maestros y alumnos y en el 2008 la gran cocina comedor, gracias al aporte de unas empresas instaladas en la zona. Ello ayuda a que la mayoría de los 49 chicos del primario y los 14 que están en el secundario estén «albergados».
El nombre de la escuela – Padre Antonio Mallea – es en homenaje al cura ya fallecido que dos veces por mes, sin importar la crudeza del clima o los caminos, se trasladaba a Pastos Grandes para oficiar misa y atender las necesidades de la comunidad.
La mayoría de las familias de los niños no vive en el pueblo, sino en las montañas, donde tienen sus chacras con ovejas y llamas, papa y quinoa, y se quedan de lunes a viernes a vivir en la escuela. El detalle importante de la nota es cuando enfatiza que la caída de Internet resulta un problema para la comunidad educativa porque los habitantes de Pastos Grandes están más habituados de lo que se cree al uso de la red.
Dionisia recuerda con precisión cada obra de ampliación en la escuela y ahora está preocupada porque quiere darle un albergue digno a los profesores itinerantes de la secundaria, que están tres semanas en cada pueblo de la zona, Olacapato, Tolar Grande y Salar de los Pocitos. “Grupos de tres docentes viajan de paraje en paraje para dar clases y así logran dar la instrucción secundaria a los jóvenes. Pero como no hay facilidades hoteleras ni casas para alquilar, están obligados a alojarse en la escuela, que todavía no tiene la infraestructura necesaria”.