Hoy comenzó el primer juicio oral que el gobernador jujeño Gerardo Morales impulsa contra Milagro Sala. Es por un escrache del 2009 cuando Morales recibió algunos huevazos, aunque ese día Milagro Sala no estuvo en la manifestación.
La causa “de los huevos” empezó el 19 de octubre de 2009 cuando el entonces senador Morales presentó una denuncia acompañado por quien era auditor General de la Nación, Alejandro Nieva, y el diputado radical Miguel Angel Giubergia. Esa vez el actual gobernador manifestó que el 16 de octubre de ese año y en ocasión de una conferencia de prensa fue agredido por integrantes de una red de organizaciones sociales que responden a Sala.
“En la denuncia identificó a María Graciela López como la persona que encabezó las amenazas. Para situar a Sala en ese espacio no aportó más datos que ese y explicó que la dirigente lo había amenazado dos veces antes”, precisó Página 12 en su edición de hoy quien precisó que la acusación estuvo a cargo del fiscal Francisco Snopek, quien elevó la causa a juicio oral el 22 de noviembre de 2011.
Los imputados y procesados por daño agravado y amenazas son María Graciela López, a quien reconocieron varios testigos entre las personas presentes y también a Ramón Gustavo Salvatierra, un joven que según el equipo de abogados de Sala no cuenta con una sola prueba que lo involucre aunque “fue detenido en ese mismo momento, entre las personas que se iban del lugar y que no respondían al arquetipo de clase media”, según detalla el medio nacional.
Con respecto a la propia Milagro Sala, recién un año después fue procesada: primero como coautora y más tarde como instigadora. Según el fiscal que pidió su procesamiento Sala pertenecían a la red de organizaciones en la que López cumplía un papel de subordinación de Sala, que ese vínculo también era “obvio” porque tenían varias causas en las que ambas están imputadas y porque la líder de la Tupac Amaru le salió de garante en la compra de un auto. Ahora bien, para incorporar a Sala en el complot criminal de la protesta va un poco más allá: habla de “modus operandi”, nombra otras protestas como “antecedentes”. Y por último, ubica a la dirigente social en una reunión que se habría realizado días antes en su casa. Esa que es la única prueba directa que la vincula con el hecho no tiene más testigos que dos personas presentadas por la querella de Morales: un matrimonio de cooperativistas que declaró en agosto de 2013 sobre una reunión que en realidad no existió.
“La defensa de Sala viene diciendo desde hace años que ella no organizó el escrache. Que cuando se realizó estaba en Monterrico, a 50 kilómetros de San Salvador. Que cuando se enteró de las acusaciones de Morales, fue al diario El Tribuno para desmentirlo. Que la reunión de la que sólo hablan estos testigos no existió. Que Graciela López y ella se conocen desde hace veinte años y son de distintas organizaciones, como recuerda ahora la abogada Elizabeth Gomez Alcorta. Y que en cualquier lugar del país cuando la Tupac Amaru organiza una manifestación o sus avances por distintos espacios, siempre usa remeras y está identificada”, precisa Página 12.