Construir una identidad política y un lenguaje propio en épocas de duranbarbismo explícito, representa un desafío para aquellos que se aprestan a disputar el voto de la «ancha avenida del medio». El terror a la grieta y los esfuerzos inmensurables por no decir nada, son algunas de las características del nuevo espacio que tiene al gobernador como una de sus principales figuras. (Nicolás Bignante)

El ideal aristotélico de la virtud ética apunta a que la felicidad es el destino de aquellos que transitan por el sendero del medio entre dos extremos viciosos. La equidistancia entre el exceso y el defecto. El «justo medio» que equilibra, mediante el uso de la razón, dos vías igualmente inconvenientes. De esta forma, el coraje sería el justo medio entre la temeridad y la cobardía; la generosidad el justo medio entre el derroche y la avaricia.

Pero aquello que alguna vez significó la síntesis entre el empirismo aristotélico y el racionalismo platónico, se convirtió con el tiempo en el pretexto preferido de aquellos que buscan ser distintos de todos y a la vez de nadie. Es el caso de Juan Urtubey, quien junto a sus pares de Alternativa Federal transitan el difícil camino de construir una identidad política propia, más allá del obvio postulado de no ser «ni una cosa, ni la otra». Si bien las encuestas reflejan que el espacio «del medio» efectivamente existe y es importante; no son suficientes para entender de qué forma ese sector puede ser interpelado y/o seducido. En ese contexto, los riesgos de caer en el pecado de la obviedad existen y son altos.

El acto y el acting

Comprender el dilema del centro ideológico —que el mandatario salteño pretende hegemonizar— implica entender que, para mantener una distancia equivalente entre el macrismo y el kirchnerismo, no alcanza sólo con distanciarse en las ideas, sino también en las formas. El acto del pasado miércoles es el ejemplo indiscutible de cómo ir a contramano de ese postulado.

Con una retórica altamente post-ideológica, un escenario digno de la sociedad del espectáculo y atuendo de charla TED; el mandatario salteño lanzó oficialmente el espacio Alternativa Federal en Salta. El acto sirvió de prólogo para lo que será el lanzamiento oficial en Mar del Plata el próximo 4 de febrero, donde participarán todos los referentes del espacio para comenzar a definir el armado.

La frescura y la renovación que el mandatario intenta expresar —y vender— quedó sepultada bajo el discurso fútil y vacío del pasado miércoles, que dejó a más de uno con la idea de que esas cosas ya se escucharon.

«Nada ni nadie va a detener este cambio». «No hay que sumirse en la resignación de que no se puede». «A ver si nos unimos y hacemos una Argentina de argentinos», fueron algunas de las frases soltadas por el gobernador que parecen salidas de los manuales del gurú de Cambiemos, Jaime Durán Barba.

Un empresario hotelero, una estudiante universitaria, un motociclista exitoso, un dirigente de fútbol y una vecina emprendedora fueron los actores necesarios para comunicar, según los «nuevos» códigos del marketing político, las medidas gubernamentales en campaña. De esta manera, el empresario hotelero Eduardo Quira encarnó en la representación de la industria del turismo, el motociclista Kevin Benavidez ofició de símbolo de los subsidios al deporte y Carolina Márquez en el cliché de la mujer emprendedora, que buscaron obscenamente vincular con Isabel Macedo.

No obstante, la apelación a esos recursos no obedece a la implementación de un nuevo lenguaje, sino a un fenómeno que preocupa de manera real al entorno del gobernador: la idea anquilosada en el sentido común de la mayoría salteña de que «si no hizo nada en la provincia ¿Qué puede hacer como presidente?». En otras palabras: no es vanguardismo, sino falta de comunicación, y lo marcan las encuestas. Los hechos de gestión provincial no resultan tan sencillos de comunicar como parecen.

Urtubey/Macri

En el empeño diario de Juan Urtubey de despegarse de Mauricio Macri hablando y gesticulando como Mauricio Macri, afloran otros puntos de contradicción. La mayoría de los salteños lo ubica más cerca del presidente, que de CFK. El sondeo podría hacerse extensivo al resto del país y la tendencia sería la misma. Esto expresa dos realidades: por un lado, que las mayorías continúan pensando en términos de «la grieta»; por otro, que incluso con los últimos movimientos, todavía subyace la idea de que es posible un acuerdo implícito con Cambiemos.

El condimento previo al lanzamiento del espacio urtubeicista fue la visita de Sergio Massa a Salta, quien además de reunirse con el gobernador, viajó al interior con el intendente capitalino y ex-compañero de fórmula Gustavo Sáenz. Horas después, el vicegobernador Miguel Isa dejaría en claro que las puertas están abiertas para el intendente dentro del espacio Alternativa Federal. Más allá de eso, lo relevante del asunto pasaba por entender como ambos dirigentes —Massa y Urtubey— se perfilan para la interna de agosto. «La primaria es una herramienta que nos permite definir de la mejor manera posible a quien le toca liderar. Y al que no le toque liderar le tocará acompañar, trabajar, poner el hombro», sostuvo el tigrense durante su visita a Salta. La definición no es menor, ya que fijar las condiciones de la compulsa interna es uno de los objetivos a corto plazo dentro del espacio que integra el gobernador.

No obstante, la realidad no es la misma para ambos dirigentes. Mientras que Massa apuesta a una interna con Urtubey porque los números hoy dan a su favor, el salteño busca la contienda porque es el único camino posible ante la posibilidad de un acuerdo solapado entre el tigrense y el kirchnerismo. La sospecha de esto último no es descabellada si se tienen en cuenta las reuniones entre Máximo Kirchner y el referente massista Jorge D’Onofrio en la provincia de Buenos Aires.

En síntesis 

Juan Urtubey necesita a Massa dentro de la fórmula para aspirar a que su espacio llegue a una segunda vuelta. En las provincias aliadas apuestan a que el resultante de esa interna les garantice 25 puntos en las generales, de allí el estruendo que generó la irrupción de Roberto Lavagna en la arena política, el único que dentro de ese espacio puede hoy garantizar esa cifra.

Por lo pronto, queda vaticinar una interna compleja atravesada por el dilema del centro ideológico. ¿Cómo se diferencian entre sí, dos candidatos cuya obsesión es mantenerse —al menos en lo discursivo— en el centro exacto de la grieta? El tiempo, sin dudas, irá levantando el tono de la compulsa; mientras tanto, los contendientes tratarán de disimular estilos y formas que se alejen de ese «justo medio», la «opción de centro», la «tercera vía»… la nada misma.