Afirma el autor de esta crítica: “Si van a hacer un tetazo, que sea de miles de mujeres en tetas, no solo amamantando. Haciendo lo que se les ocurra con sus tetas, libremente. Si no estarán diciendo que mostrar el cuerpo de la mujer, solo es aceptable si está haciendo alguna actividad relacionada con la maternidad”.
El autor de estas palabras afirma además que existe un «feminismo» de masas que necesita ser cuestionado.
“Esto es un problema para el feminismo. Por qué? Pues porque sólo contribuirá a fortalecer el mamismo reinante, la compulsividad que obliga a las mujeres a devenir madres, y que las ve como seres inservibles cuando se niegan a serlo. O como seres peligrosos. Porque fortalecerá el esencialismo maternalista, la idea de que las mujeres que son madres son buenas y puras y que la maternidad es asexuada. Todas las defensas de amamantar en público que he leído se fundan en la misma idea: amamantar es natural, es parte de la maternidad, y aunque no lo digan, la idea detrás de esto es que amamantar no es otra cosa que algo «natural» porque la maternidad es «natural.» Algo implícito a esta ideología es que si la mujer no es madre, no debería desnudarse, porque si asi lo hace no está llevando a cabo una actitud natural y entrañable, sino que está desplegando su malvada sexualidad. Cuando más enfatizamos en el carácter natural y entrañable de amamantar, por contraposición y sin decirlo, acentuamos la idea de la sexualidad femenina como algo inaceptable en público”, parte de la crítica publicada por Pablo Ben que aquí compartimos completa, que invita al debate y que se titula “Por qué me opongo al Tetazo y al Ni una menos”:
Cuando el «Ni una menos» salió, fue una alegría para mí. Me parecía interesante ver como sectores tan amplios de la población salían a oponerse a la violencia contra las mujeres. Claro que en un abanico tan heterogeneo de gente que apoyaba esta consigna, había cosas problemáticas. Por ejemplo, no faltaban los varones que salían a decir cosas del tipo «vení y metete conmigo, cobarde, en vez de atacar a una mujere indefensa.» No faltaban varones que salían a lucir su capacidad física como machos, que era precisamente lo que se suponía que estaba bajo crítica. Tampoco faltó la iglesia saliendo a decir que los bebes tampoco podían faltar, y a utilizar esto contra el aborto. En general, de todos modos, estas posiciones más extremas no fueron sino minoritarias. El sentido general, sin embargo, fue de todos modos bastante problemático. El «Ni una menos» instaló la idea de que las mujeres son seres débiles que necesitan de la protección del estado y… de los varones. El «Ni una menos» fue parte de un sentido general cada vez más extendido, que insiste en que una mujer que circula sola puede muy facilmente caer bajo las garras de la trata, o puede ser atacada en múltiples modos. A esta movida se le sumó un actiismo muy fuerte contra los piropos, diciendo que eran parte de una cultura de la violación, y que eran parte de la naturalización de la agresión contra las mujeres. En parte, esto es cierto. No puede negarse que en nuestra sociedad hay violencia contra las mujeres. Sin embargo, en gran medida, la opresión de las mujeres, y la violencia contra ellas, no tiene tanto que ver con actitudes o culturas o personalidades machistas entre los varones. El problema es mucho más profundo. El estado mismo, al negar el derecho al aborto, niega que las mujeres sean dueñas de sus propios cuerpos. Si según la ley el cuerpo de las mujeres está sujeto a decisiones de otros, cómo podemos esperar que no haya violencia contra ellas? El cuerpo de la mujer está construido como un objeto sobre el cual otros toman decisiones, pero ademas, esta construido como una mercancía para vender. Y esto no depende exclusivamente de la actitud de los varones, sino del hecho de que vivimos en una sociedad de mercado Puede ser una mujer misma la que lance una campaña publicitaria donde la mujer es un objeto sexual. Por qué? Porque eso vende y da dinero. De este modo, el mercado refuerza constantemente determinados prejuicios. La llamada cultura de la violación, dificilmente pueda erradicarse en una sociedad regida por el mercado. Claro que oponerse a la existencia misma del mercado es un problema mucho más espinoso. Por ese motivo, es mucho más fácil salir a gritar «Ni una menos,» y sin quererlo, constribuir a la idea de que las mujeres son seres vulnerables.
El tetazo de hoy, que tan de moda se ha puesto, también presenta un problema similar. Se trata nuevamente de otra oleada masiva, en la que todo el mundo se prende. No se comprende bien contra quién estamos luchando. Realmente alguien puede creer que en nuestra sociedad existe mucha gente que cree que amamantar en público no debería estar permitido? Yo jamás me topé con una persona que argumentara eso, ni siquiera gente conservadora. Es cierto que UN policía le dijo a UNA mujer en UNA plaza que no podía amamantar. No me cabe duda que también hay otros ejemplos. Pero realmente alguien puede creer que se trata de un problema generalizado? Me parece muy poco serio aseverar que este es un problema extedido. Hace poco fui con una amiga a un restaurant. Soy bastante gordo, y nos hicieron sentir incomodos al punto que decidimos irnos. No tengo muchas dudas de que todo se debía a que soy gordo. Sin embargo, la verdad es que no es algo que ocurre frecuentemente. No digo que no haya discriminación contra los gordos, pero no existe una exclusión sistemática que nos impida el ingreso a determinados espacios, no es algo que ocurre todo el tiempo. Más bien es un caso aislado. Hay miles de casos en los que ocurren cosas injustas, pero debemos distinguir entre la exclusión estructural y los casos que son personales y circunstanciales. Si queremos ver un problema de exclusión extendido, quizá deberíamos pensar en el hecho de que la policía sistemáticamente detiene gente por portación de rostro. Me refiero al racismo que excluye la circulación de pobres y gente de piel oscura por las calles de la capital. Alguien puede realmente creer que este problema no es mucho más importante que la prohibición de amamantar en algunos casos ?
Por otro lado, si vamos a luchar por el derecho a amamantar, yo diría que pensemos en términos más amplios. Por ejemplo, mientras el torso masculino puede exhibirse en público sin problema, la exhibición del torso femenino es definida como obscena. No deberíamos cuestionar eso? No deberíamos reclamar nuestro derecho a ir desnudas si se nos canta? No deberíamos luchar por la libertad sexual en general? Ocurre que estos temas son mucho más espinosos, y tienen mucho menos popularidad. Por qué? Pues porque amamantar en público es algo que la mayoría de la gente ve bien. Caminar desnudo en público no es algo bien visto por mucha gente. Es por eso mismo que un tema convierte en una mega lucha y el otro no es siquiera planteado. Es por eso que habrá un tetazo masivo con muchas madres amamantando en público, porque… quién puede oponerse a eso?.
Esto es un problema para el feminismo. Por qué? Pues porque sólo contribuirá a fortalecer el mamismo reinante, la compulsividad que obliga a las mujeres a devenir madres, y que las ve como seres inservibles cuando se niegan a serlo. O como seres peligrosos. Porque fortalecerá el esencialismo maternalista, la idea de que las mujeres que son madres son buenas y puras y que la maternidad es asexuada. Todas las defensas de amamantar en público que he leído se fundan en la misma idea: amamantar es natural, es parte de la maternidad, y aunque no lo digan, la idea detrás de esto es que amamantar no es otra cosa que algo «natural» porque la maternidad es «natural.» Algo implícito a esta ideología es que si la mujer no es madre, no debería desnudarse, porque si asi lo hace no está llevando a cabo una actitud natural y entrañable, sino que está desplegando su malvada sexualidad. Cuando más enfatizamos en el carácter natural y entrañable de amamantar, por contraposición y sin decirlo, acentuamos la idea de la sexualidad femenina como algo inaceptable en público.
Si van a hacer un tetazo, que sea de miles de mujeres en tetas, no solo amamantando, sino sin amamantar también. Haciendo lo que se les ocurra con sus tetas, libremente, decidiendo sobre sus propios cuerpos. Si el tetazo será solo para amamantar, aunque no lo quieran, estarán diciendo que mostrar el cuerpo de la mujer, solo es aceptable si la mujer está haciendo alguna actividad relacionada con la maternidad. Después de todo, si van a hablar de cosas «naturales,» no estaría bueno dar cuenta de que vestirse no es muy natural? Ojo, no estoy diciendo que debemos ir todos desnudos. No creo que a mi me gustaría desnudarme en público. Quizá hasta me parecería infantil si viera a alguien desnudo en público. Y sin embargo, defendería el derecho de esa persona a hacerlo. Por qué? Pues porque penalizar la desnudez es decirle a la gente que no es dueña de sus propios cuerpos, que no tiene derecho a decidir como manejar su cuerpo. El derecho a decidir sobre el propio cuerpo SI es algo fundamentar por lo que luchar. No sólo cuando se trata de amamantar en público, sino SIEMPRE. De otro modo, estamos pidiendo permiso para decidir sobre nuestros propios cuerpos, sólo si somos mamás.
Existe un «feminismo» de masas que necesita ser cuestionado. Desgraciadamente mucha de la gente que denuncia el maternalismo y la representación de la mujer como debil, suele caer en creer que puede ganar algo de prenderse a una movida masiva y plantear un costado diferente. Como cuando salímos a decir «No hay ni una menos sin aborto.» Pero no nos escuchó nadie. Quizá sea hora de salir a armar nuestra propia agenda, y no colgarnos de cada nueva movida masiva que se pone de moda.