Hablamos con la animadora infantil Mily Ibarra sobre el maravilloso mundo de los niños, la producción cultural en Salta y sus proyectos para el año que viene. (Mariano Arancibia)
Mily Ibarra es animadora infantil y docente de nivel inicial. Tal vez su mayor reconocimiento lo alcanzó con “Las Mily y unas, infancia con lectura”, una propuesta innovadora para acercar a los niños a las letras, sin embargo, cuenta con una larga trayectoria recorriendo la provincia con su ternura y dedicación.
Recientemente viene de presentar un popurrí de lecturas de distintos autores en la Biblioteca Provincial, que junto con el taller «Canciones de Cuñas III», el cual contó con la participación de Pachula Botelli y Ana Rosa Concaro, fueron un éxito total.
¿Cuál es tu balance de 2018?
Este año mi proyecto independiente, de autogestión, ha desarrollado conciertos musicales para niños, tuvimos la oportunidad de realizar una producción musical con los niños de la Orquesta Sinfónica Infanto Juvenil; además talleres de orientación para un fortalecimiento de las prácticas pedagógicas a Docentes de Nivel Inicial, estudiantes y docentes de Música y talleres de narración literaria, que amo hacer, dirigido a bebés y niños hasta 4 años.
A pesar de la situación económica que nos atraviesa, tuve un año muy productivo y con acciones significativas. Igual, sigo sosteniendo que el presupuesto de Cultura es muy acotado para los artistas, el Fondo Ciudadano no alcanza, este año por ejemplo fue muy baja la convocatoria practicamente no hubieron asistencias artísticas ni técnica. Espero que la gestión de este Ministerio revea esa situación porque al final somos nosotros los artistas lo que nutrimos la cultura.
Hablemos de tus influencias…
Soy una persona inquieta y suelo aburrirme si repito las cosas… pero podría señalar que el psicoanálisis (Lacaniano) y el ser una lectora activa, la lectura me estimulan a mirar las cuestiones pedagógicas desde otra perspectiva, y tiene una relación con el malestar de la cultura eso que Freud estudio y los artistas soleos ir por pasos adelantados a la función política.
¿Qué personas te marcaron en tu carrera?
Hubo muchas personas significativas en mi vida que me acompañaron, me sostuvieron y orientaron. Sin dudas mi “raíz” familiar tiene que ver con lo que soy, mis padres artistas supieron darme en su momento el arte, y fue desde mi infancia. Pero al mismo tiempo reconozco que fuera de esta “raíz” crecen otras, como Susana Payne (psicopedagoga), Sergio Carbajal (pedagogo), Ana Rosa Cóncaro (psicoanalista) entre otras que aportaron a mi crecimiento profesional, y otros que quedaron en el recuerdo.
Si tuviera que señalar una teoría o modelo pedagógico, podría decir que me siento más cómoda con la teoría de Vigotsky, es posible por la importancia del lenguaje; desde esta teoría intento resignificar los espacios de mis prácticas educativas, promoviendo experiencias y situaciones de aprendizaje reales y acordes a los intereses del grupo de niños, estudiantes o docentes a los que tengo que atender. También leo y reviso mucho los escritos de Paulo Freire y tomo algunos aportes de las nuevas corrientes como Waldorf, Montessori, siempre desde un lugar coherente y si la necesidad lo requiere.
¿Cómo ves que la escuela toma el enfoque que vos practicás?
Las escuelas tendrían que aprovechar más los espacios culturales, promover acciones y visitas más vinculadas al arte, todavía hay niños que no conocen el teatro, el centro; es posible que hayan pasado por ahí, pero no registran a ese espacio público como un derecho, como nuestro patrimonio. Relacionar los proyectos y pedagogías con el arte, si es posible, no hay edad evolutiva (siempre desde una coherencia) que diga a que determinada edad los niños y niñas pueden o no asistir a los espacios culturales. La escuela podría diagramar un proyecto cultural y social de articulación que le permita concurrir con más frecuencia a los teatros, museos, escuchar música, leer, disfrutar de las actividades culturales del estado y de las propuestas independientes, por supuesto para esto el estado tendría que hacer un aporte más significativo con decisiones políticas de promoción más creativas, plurales y reales en presupuesto.
Este aporte que puedo llegar hacer se debe a que miro y tengo contacto con la infancia diariamente, desde lo pedagógico, desde mi lugar de artista que les canto y leo. La infancia es libre y sin estereotipos, somos nosotros los adultos que tenemos que bajar, trabajar a esa altura, que tanto nos cuesta y a los funcionarios políticos, sueño con una escuela para todos, separada de la iglesia, libre y creativa.
Para el año 2019 ¿qué proyectos tenés?
También el año que viene se presentará mi primer poemario, que escribí hace un tiempo y que me animé a editarlo. Lleva ilustraciones de Ana Guantay Briones y el prólogo está a cargo de Mauricio Emiliano Coudert que gentilmente leyó este material, lo organizó y unió… en lo personal fue un desafío hacer esto último porque no me animaba, mi camino artístico se desarrolla desde el intérprete pero gracias a esta mirada y observación literaria me sentí más segura para presentarlo a los niños. Los poemas como «En una Caracola se esconde Mar» son musicalizados por Matías Homar. Me parece que este era el año para empezar a elaborar lo mío, lo propio… por cuanto creo que es un proceso muy íntimo la creación. Al menos a mi no me apura a escribir por escribir… seguro seguiré cantando algunas canciones de otros autores como Silvia Schujer, Walsh, Nicolás Guillén, recitando a Elsa Bromean entre tantos.