Una niña con patologías neurológicas se vio impedida de ingresar al jardín maternal de la UNSa por una resolución del año 1987. Padres y madres de la comunidad universitaria piden la derogación del artículo.

 

«Somos un grupo de más de una treintena de madres y padres de la comunidad universitaria con hijos usuarios del Jardín Materno Infantil de la UNSa (JMI-UNSa) en las distintas secciones y estamos organizados en defensa de nuestros derechos y el de nuestros niños y niñas en el jardín».

De esa forma comienza el comunicado firmado por «Usuarixs Organizadxs del JMI-UNSa», que pone de relieve la situación de exclusión en la que se encuentran niños con patología crónicas por una antigua resolución de 1987.

La misma establece que: “No podrán ingresar niños con patologías crónicas que requieran cuidados especiales o tratamientos con terapias para los cuales el personal no se encuentre preparado (…)”.

Sin especificar a qué se consideran “patologías crónicas” , la postura de la gestión del JMI y la Secretaría de Bienestar dependiente de Rectorado, es no aceptar en primera instancia a las infancias con discapacidad, dejándolas sin la posibilidad de inclusión con sus pares. Tales requisitos encabezan un formulario que se les brinda este año a las madres y padres usuarios del jardín que debe ser llenado y firmado en conformidad.

«Está claro que no podemos avalar tal declaración de discriminación y exclusión. Pues este requisito está totalmente a contrapelo de lo normado por la Convención Internacional de Derechos de las Personas con Discapacidad, que tiene rango constitucional en nuestro país (Ley Nac. 26.378 del año 2008)», aclaran ene l comunicado.

No está claro cuál es el criterio para aplicar este artículo. Amparados en éste, pueden rechazar o “recomendar” la no incorporación de un niño/a por motivos de discapacidad. «Esto está prohibido en las instituciones educativas pues se considera un acto de discriminación, tal como se especifica en los considerandos de la Resolución CFE 311/16 del Consejo Federal de Educación de nuestro país», sostienen los usuarios del jardín.

Finalmente, el texto propone: «Nos preguntamos qué debe interpretarse por ‘patologías crónicas’: ¿diabetes? ¿celiaquía?, ¿algún tipo de discapacidad motriz, visual o auditiva?¿Trastornos del Espectro Autista?¿ Síndrome de Down?¿Retrasos madurativos?… ¿Quiénes son los encargados de decidir si un niño/a presenta una ‘patología crónica’ para recomendar su no inclusión en el Jardín de la UNsa?»