“Higui”, de 42 años, fue llevada presa por defenderse de diez hombres que intentaron violarla. En legítima defensa, Higui dio un puntazo a uno de sus agresores y luego, ante los golpes de los abusadores, cayó inconsciente y despertó en la Comisaría 2da de San Miguel.

No la revisaron médicos antes de llevarla presa. Tampoco dudaron en hablar de homicidio culposo y de omitir el hecho de que eran diez hombres rodeando a una mujer, lesbiana, pobre y no hegemónica, amenazando con empalarla. “Vas a conocer lo que es bueno”, contó Higui que le decían mientras la golpeaban. “Sos una tortillera. Sos una puta. Te voy a hacer sentir mujer. Te vamos a empalar, tortillera”, le gritó el agresor que intentó violarla, la tiró al piso y le rompió los pantalones y el bóxer.  La promesa efectiva de una violación correctiva, de otro femicidio.

En ese momento, Hugui sacó el cuchillo que llevaba escondido y se defendió. El puntazo en el tórax fue mortal, pero no alcanzó a verlo porque siguieron golpeándola y perdió la conciencia en el suelo. No era la primera vez que en el barrio la agredían por ser lesbiana, por eso llevaba consigo un cuchillo casero. Lo único que esta vez la salvó de la muerte fue un vecino que se acercó a disipar los ataques cuando vio que le estaban por romper un adoquín en la cabeza.

Las instituciones no hicieron nada al respecto. La policía descreyó los testimonios de Higui y se rieron en su cara: “¿Quién te va a querer tocar o abusar a vos, si sos horrible?”, le contestaron.

Carolina Abregú, de Defensoría de Género, llegó a la Comisaría 2da de San Miguel por otro motivo y ahí conoció el caso de Higui. “La tuvieron que levantar entre tres. (…) En el barrio vieron lo que pasó, pero no quieren hablar porque están amenazados por los agresores”, expuso. La abogada criminóloga Raquel Hermida Leyenda tomó el caso el pasado 3 de enero: “El caso es un desastre. La defensora oficial no hizo nada. Allá sobre esa silla hay cuatro libros anillados con el expediente del caso Stella Maris Sequeira, que también estoy llevando, ¿ves? En solo un mes de actuaciones hay acumuladas mil fojas. El expediente de Higui se inició en octubre y acá está (un solo libro anillado): son solamente 150 fojas”, contó a Página 12.

Ser lesbiana por fuera de los límites socialmente establecidos por una sociedad heteropatriarcal sigue siendo complicado. Caminar por los márgenes del conservadurismo heterosexista, que castiga la sexualidad disidente cuando no se esconde en el ámbito privado, que persigue a la diversidad en la calle y que niega la construcción de la sexualidad y la corporalidad femenina si no es para el placer del hombre, sigue estando prohibido. Ser lesbiana en un barrio pobre, caminar el lesbianismo en espacios públicos y sin pretensiones de convertir el cuerpo en culturalmente hegemónico, todavía hoy, justifica el abuso machista en amplios sectores de la sociedad y avala la idea de muerte.

¿Por qué una mujer, atacada por diez hombres, amenazada de una promesa de violación correctiva, está presa por defenderse? ¿Por qué fue detenida sin revisión médica? ¿Por qué se encuentra en una celda a pesar de que el proceso sigue en marcha? ¿Por qué se omite que actuó en legítima defensa? ¿Por qué, hoy, Higui sique presa?

Fuente:laprimerapiedra