El asesinato del fotoreportero Cabezas estuvo atravesado por diversas intrigas que salpicaron a todo el poder político de los 90.

La autopsia reveló que dos balas le atravesaron la nuca, y el cuerpo había sido calcinado. Hoy en un nuevo aniversario de su muerte recordamos su labor periodística y repudiamos rotundamente la censura y la mordaza contra quienes comunican.

Para aquel entonces Carlos Menem y Eduardo Duhalde vivían una interna feroz bajo la sombra del accionar de la fuerza policiaca bonaerense se encastraron todas las piezas para encubrir lo que hoy todos sabemos: a Cabezas los mataron por venganza.

La investigación determinó que a su homicidio lo armó la policía valiéndose de un grupo de cuatro ladrones con acceso a la costa atlántica. En el año 2000 la Justicia determinó que el policía Gustavo Prellezo fue quien los reclutó para jalar el gatillo, corroborando así lo que el abogado a cargo sostenía desde el `97, que no se trataba de un infortunio o un accidente, sino que fue producto de una malévola conspiración armada y ejecutada por personajes nefastos de tres sectores distintos: los civiles, la policía y la custodia de Yabrán junto al empresario como principal artífice.

Lo ejecutaron a sangre fría por una foto contra el poder

Para la Justicia el violento crimen fue producto de un ajuste de cuentas. Cabezas había publicado unas fotos del enigmático empresario Yabrán, quien no quería ser fotografiado por los paparazis mientras veraneaba, por otro lado, la policía tenía sus propios motivos para querer sangre. El fotógrafo había tenido participación en la investigación para la revista Noticias la que le costó la vida, ya que esta develaba la desorbitante fortuna que estos habían amasado de manera ilícita, siendo dueños de casas en Miami, en Punta del Este, yates y edificios, impensado para simples trabajadores.

El nombre de Yabrán quedaba oculto bajo pistas falsas que iba sembrando desde la policía asesina , no es hasta que Cavallo lo denuncia en la Cámara de Diputados y que Duhalde al ver su candidatura a la presidencia en peligro le pone un abogado a los ladrones de los Horneros que no se asoció el nombre del millonario al asesinato.

En el crimen de José Luis Cabezas hubo un mensaje mafioso hacia todo el periodismo, el de no meterse en lugares oscuros que no quieren ser develados y que estos permanecerán así incluso si para ello hay que matar, por otro lado a la sociedad también la hablaron, hay poderes que operan desde la sombra y los quienes se atrevan a meterse en el camino corren riesgo de terminar de igual modo.

La impunidad no prosperó, la verdad salió a la luz, pese a las intrigas en el medio, hoy por hoy  sus homicidas están libres pero Yabrán se asesinó con un tiro en la boca, sin embargo el periodismo no se calla más, y la figura de Cabezas como estandarte. Presente ahora y siempre.