Hace unos días La Mississippi tocó en Salta por segunda vez. Lo que dejó el regreso de uno de los grupos fundamentales del blues argentino en una crónica de la noche rockera de un show accidentado que tras una hora y un desmayo, terminó abruptamente. (F.P.)

En el marco de una gira nacional festejando sus 25 años, se presentó La Mississippi en Fábrica de Música, el sábado 7 de marzo. Ante un local colmado, cerca de las 2 de la mañana, salió a escena la legendaria banda de blues luego de tres años de su última visita.

Los grandes momentos del show fueron los clásicos. Blues del equipaje, Por fin te fuiste Mabel y San Cayetano, sonaron al comienzo. Al toque Matadero, Salvavidas, dedicado al Pity Álvarez y ese Detalle, tema que fue altamente festejado al igual que Café Madrid. Hasta ahí el público coreaba, algunas chicas bailaban y al medio un grupo saltaba más eufórico y contento que el resto; después de un par de temas siguió un homenaje al rock nacional: el Blues de Santa Fe y explotó todo con el Gato de la calle negra de Pappo.

Luego tocaron Post crucifixión del flaco Spinetta y Mejor no hablar de ciertas cosas de Sumo, tema que fue acortado ¿qué pasó? El guitarrista Gustavo Ginoi no venía bien de salud desde Chaco, donde habían tocado una noche antes, y finalmente se terminó descompensando cuando transcurría una hora de recital; literalmente, se desmayó. Entonces, tras unos minutos  en silencio, Tapia salió a disculparse con el público porque se terminaba el show; mientras en la puerta estacionaba una ambulancia.

Lo que parecía iba a terminar al palo, terminó repentinamente. Así fue el cierre de La Mississippi en Salta, que después de varios años de ausencia, tenía la misión de dejar una buena imagen y, si bien el show no dejó mucho para criticar, una sensación rara quedó con el abrupto final. Justo cuando parecía que todo transcurría con normalidad, ya habían pasado 60 minutos, el tiempo suficiente para que pegue la birra, ocurrió lo que ocurrió y de un momento a otro, terminamos todos saliendo del bar. Justo cuando desde abajo se notaba que los músicos iban tomado vuelo y se olía una larga noche por delante.

Pese a esto, vale destacar algunas cosas: 1) Ricardo Tapia no sólo canta con una voz ríspida, curtida como les gusta a los bluseros; sino que también usa el slide prolijamente, toca la armónica y su gestualidad es digna de resaltar, todo con una naturalidad admirable; 2) Por más que el tiempo pase La Mississippi no baja la calidad de su sonido, la experiencia de sus músicos se nota y en cada tema dejan en claro porque son profesionales; 3) quizás el blanco para la crítica sea la trillada versión de “mejor no hablar de ciertas cosas”, tema para nada logrado y que no pega con la onda de la banda; 4) las entradas cada vez cuestan más ($180 es un precio alto) y los lugares siguen siendo malos, en este caso ni una ventana había ¿ese pudo haber sido el motivo de la descompensación del guitarrista?; 5) ¿Los músicos sobre el escenario sienten una sensación térmica más alta?; 6) ¿Por qué la mayoría del público superaba los 30 años?; 7) ¿Volverán antes de fin de año?

Sí es cierto que lo bueno y breve, es dos veces bueno, La Mississippi nos dio una lección de blues del bueno.