Por Elio Daniel Rodríguez

 

Una mirada superficial y sin demasiada atención, tal vez no ponga inmediatamente de manifiesto inequidades elocuentes en la conformación de la zona macrocentro que rodea a la plaza 9 de Julio, núcleo del área comercial de la ciudad de Salta y donde naciera la misma. Sin embargo, si se observa mejor, se puede advertir una evidente apuesta, seguramente no demasiado premeditada, en favor, a grandes rasgos, del sector ubicado hacia el norte y en desmedro y postergación del sector sur. Puede haber sucedido que la inercia histórica haya sido la principal responsable, pero en todo caso, las diferentes administraciones municipales han hecho poco por revertir la tendencia. Como un buen y armónico desarrollo urbano es capaz de mejorar la calidad de vida de toda la población, su perfeccionamiento y mejora tiene destacada importancia en la sociedad en su conjunto, y es por ello que se convierte en necesario pensar este y otros temas en procura de un más equitativo desarrollo de las diferentes áreas de la ciudad y de un mayor bienestar de sus habitantes.

De la simple observación del área macrocentro de la ciudad de Salta, puede inferirse que el desarrollo urbanístico es desigual si comparamos las áreas norte y sur. Al prestar la debida atención al área delimitada por las avenidas Independencia al sur, Arenales al norte,  Bicentenario de la Batalla de Salta / Yrigoyen al este, y Coronel Suarez / Olavarría al oeste, y considerando como eje de separación norte-sur la zona comprendida entre las avenidas Belgrano al norte y San Martín al sur, se puede observar fácilmente que, desde el punto de vista urbanístico, no hay proporcionalidad en la inversión, cuidado, mantenimiento y desarrollo de las áreas tratadas.

Quizás, la evidencia más clara -o, al menos, una de ellas- de lo que aquí se sostiene, sea el conjunto de obras y el aspecto resultante del trazado de la avenida Bicentenario / Yrigoyen, en la que se puede apreciar el canal tapado y parquizado en la zona norte hasta la Terminal de Ómnibus y, pasada la misma, hacia el sur, el canal abierto, muchas veces con basura o escombros en su interior, raramente desmalezado y con sus barandas o paredes colindantes destruidas o maltrechas. Como dato curioso, se puede resaltar que, en cercanías del Penal de Villa las Rosas, la avenida Yrigoyen acumula considerable cantidad de agua encharcada durante las lluvias y, por ello, aunque no esté justificada la transgresión a las normas de tránsito, muchos ciclistas y motociclistas suben con sus rodados en funcionamiento a las veredas para evitar que los automóviles les arrojen agua al pasar. Esto ocurre a metros de un canal de desagüe, hacia donde debería discurrir el agua inmediatamente una vez caída, si es que alguien, por supuesto, hubiera reparado en otorgarle a la calzada el suficiente declive para que ello suceda.

Cabe preguntarse si, en cierta medida e involuntariamente, las desigualdades que plantea el desarrollo urbanístico de la ciudad de Salta, tal como se presenta a los ojos de cualquiera, no dan cuenta de un trato desigual hacia los vecinos de la ciudad.

La bicisenda de Bicentenario / Yrigoyen, tan promocionada por las últimas gestiones municipales, y sin poner aquí en cuestión su conveniencia o no, muere en la terminal de ómnibus, pero hacia el norte llega hasta la Universidad Católica. En cuanto a los espacios verdes, aunque el Parque San Martín se ubica hacia el sur del área mencionada, su estado y aspecto dejan mucho todavía qué desear y solo un asesinato a sangre fría motivó que se vuelva la mirada hacia este sitio, que debiera ser orgullo de todos los salteños. Hay asentados que han levantado carpas o toldos en algunas de sus plazas, ninguna de sus bellas fuentes de agua funciona, el agua del lago siempre se ve turbia y la Fuente del Paraguita, obra del artista picapedrero Vito Passamai, espera todavía su reivindicación en la Planta Hormigonera, solo por mencionar algunos ejemplos de lo que allí tiene lugar.

No obstante, sin contar el parque San Martín, las plazas más renombradas y cuidadas del área se encuentran en su gran mayoría al norte, en las zonas centro y macrocentro; así pueden mencionarse a las plazas Belgrano, Güemes, Democracia y el parque 20 de Febrero. En la zona sur, más alejadas de la plaza 9 de Julio que la mayor parte de las anteriormente nombradas y menos cuidadas, se encuentran la plaza Gurruchaga y la plaza Alvarado.

Por otra parte, desde el punto de vista comercial, los dos shoppings con que cuenta la ciudad en la zona macrocentro, Alto NOA y Portal Salta, se encuentran en la zona norte.

Y aunque lo siguiente no ingresa en el marco de análisis de la zona abordada, es interesante acotar que las grandes unidades educativas de formación superior (Universidad Nacional de Salta, Universidad Católica de Salta, Escuela Provincial de  Bellas Artes Tomás Cabrera) se encuentran en el área norte, produciendo un desbalance en la oferta educativa y la acentuación de dificultades en lo que respecta a la cantidad de personas que deben trasladarse desde un punto cardinal a otro a través tanto del sistema público de transportes como así también de un enorme número de vehículos privados que diariamente se enfrentan a un tránsito cada día más complicado.

No debe olvidarse tampoco que la Ciudad judicial se emplaza en la zona norte, y así sucede también con el Hospital Público Materno Infantil. La excepción a la regla estaría dada por el aeropuerto Martín Miguel de Güemes, que está emplazado en la zona sur.

Sin dudas, se percibe cierto desequilibrio en la atención que nuestras autoridades han venido poniendo en ambos sectores de la ciudad de Salta y sería conveniente que se refuercen los pasos tendientes a que este proceso se revierta para el logro de un desarrollo más armónico entre los diferentes sectores de la ciudad en su zona macrocentro. No quiere decir esto, de ningún modo, que los vecinos del norte no padezcan problemas, sino que en la distribución de la oferta de servicios e infraestructura han salido favorecidos en relación a los de la zona macrocentro sur.

Es cierto que se podrá decir que las cosas se vinieron dando así y que donde hubo lugar y oportunidad surgieron obras y concreciones distintas, pero es cierto también que, desde la función pública, debiera obrarse con el suficiente sentido de planificación para que tal desbalance no se produzca o al menos no se manifiesta de modo tan evidente.

Históricamente, la ciudad, por diversas circunstancias, fue adquiriendo una conformación determinada y así quedaron establecidos en el área norte la estación de trenes (símbolo del progreso material de las ciudades de entonces), el hospital del Milagro y la escuela Normal, entre otros. En el área sur se establecieron la cárcel, el hospital psiquiátrico, el cementerio, los prostíbulos y el matadero. Y de allí en más la historia parece haber seguido su curso en lo que a desarrollo urbano se refiere, con una gran dosis de inercia y dando la sensación de que a lo largo de los años se ha considerado al área sur como algo parecido a un patio trasero de la ciudad.

Algunas cosas podrían, tal vez, comenzar a hacerse para emparejar el actual aspecto tan disímil entre las zonas norte y sur del macrocentro citadino. Sólo a modo de ejemplos, se podría comenzar a tapar, gestión tras gestión, el canal de calle Yrigoyen al norte de la terminal de ómnibus y propender a su parquización y mantenimiento estético, con el establecimiento de monumentos y zonas para el disfrute de los transeúntes.

Importante sería el definitivo traslado de la terminal de ómnibus, ya en los planes de las autoridades, a un sitio más alejado del centro de la ciudad, a los fines de mejorar la circulación vial en la zona de acceso a Salta desde el Portezuelo, y, al mismo tiempo, para generar otro polo de desarrollo comercial allí donde se produzca el nuevo emplazamiento.

Se puede trabajar en la recuperación del histórico cementerio de la Santa Cruz, donde miles de salteños concurren a colocar flores en la tumba de sus muertos y donde se encuentra parte de la memoria de los que hicieron nuestra historia, a los fines de revalorizar nuestro pasado.

Por qué no pensar en el traslado del penal de Villa Las Rosas y evaluar la construcción en ese lugar de un gran centro educativo cuyas características, alcance y propósito habría que evaluar y analizar convenientemente.

Sería oportuno proseguir las tareas de recuperación del edificio del ex Matadero Municipal de la ciudad de Salta y zonas adyacentes, donde se encuentra la Escuela de Artes y Oficios, potenciar la Avenida Independencia con novedosos planes de promoción y fomento, como polo de concentración de locales comerciales, dependencias gubernamentales, tiendas y entidades bancarias, con el objeto de profundizar la descentralización de este tipo de oferta en la ciudad y posibilitando que la gente no tenga que trasladarse necesariamente hasta el microcentro para realizar sus actividades cotidianas.

Podría mejorarse el arbolado público, la iluminación y la seguridad en la zona, comenzando por esa misma arteria, con una asignación especial en la zona de fuerzas de seguridad y destacamentos policiales, a los fines de desarrollar corredores seguros, y también habría que fomentar el cuidado de las veredas y los frentes de las casas con estímulos para quienes cumplan y sanciones para los que incumplan las normas vigentes.

En síntesis, es necesario ir dando pasos hacia un desarrollo más homogéneo entre las áreas norte y sur de la ciudad. Esto se puede hacer con políticas de Estado que ayuden a los ciudadanos a mejorar el lugar en el que viven y con acciones directamente gubernamentales que favorezcan la revalorización de un espacio que por muchos años fue dejado en el segundo plano de las decisiones de obras y mejoras. No obstante, es importante advertir que lo expuesto solo hace referencia al área descripta anteriormente. Lamentablemente, fuera de ese sector los problemas se agudizan en muchas áreas y el trabajo mancomunado y constante es una tarea impostergable, urgente y seguramente prioritaria.