Tras un tiempo difícil la habilidad del gobernador terminó inclinando las perspectivas electorales a su favor. Sus acuerdos culminaron concentrando a la mayor parte del espectro político, mientras que la oposición sigue desorientada y desperdigada. Sin embargo, debajo de la figura de Sáenz predominan los cómodos. Salvo excepciones, para el saencismo la campaña parece que todavía no ha comenzado.
Con Sáenz firmaron el flamante presidente del Partido de la Victoria Franco Hernández Berni, libertarios disidentes, radicales, renovadores y todos los satélites peronistas que, aunque fueron intervenidos, congregan poder real y el aparato de intendentes, diputados y senadores repartidos por toda la geografía provincial. Las bancas en juego podrían renovarse y abrir la puerta para un tercer mandato de Sáenz. Esto desvela a propios y extraños que quieren medirse el saco de gobernador para el 2027. Se olvidan de que, primero, hay que ganar esta elección legislativa.
Una campaña apagada
Hace más de tres semanas que se presentaron las listas de candidatos y la abulia caracteriza el panorama. Aunque algunos pretenden justificar la quietud en la Semana Santa, la mayoría -por conveniencia y carencia de recursos propios- se ha decidido por colgar algunos carteles gigantes y trabajar las redes sociales.
Nadie quiere organizar caravanas, ni actos y, algunos pocos, se decidieron por convocar a la barriada a algún bingo o mateada.
El miedo a lo desconocido
Está claro que el estilo mileista ha puesto en jaque la forma tradicional de hacer campaña. Pocos se animan a especular con el humor social y la reacción ciudadana cuando ya pudieron ver que un disidente puede vencer todas las estructuras políticas tradicionales. Por eso hay demasiada timidez de movimientos proselitistas y los bolsones alimentarios y colchones se esconden. Los libertarios esperan con ansias la exageración del proselitismo oficialista que parece que no llegará.
Los supuestos popes que competirán en octubre para las bancas del Congreso no asoman la cara con ninguno de los postulantes a cargos locales. Tampoco los abrazan o acompañan. Emiliano Estrada, Juan Romero, Sergio Leavy y Alfredo Olmedo no quieren pagar el costo de resultados magros o derrotas que los compliquen en su perseverante objetivo de cumplir dos o tres décadas viviendo de la política.
Las propias encuestadoras se encuentran poco animadas a predecir resultados porque los candidatos no logran superar el dígito, salvo la proyección de Bernardo Biella, el senador al que aportarán todos los partidos saencistas de la capital salteña. A fuerza de dinero seguramente arriesgarán cifras que más que reflejar la realidad tenderán a instalar o reforzar la imagen de algunos competidores.
Astillas del mismo palo
En medio de celos, desconfianzas y retracciones, el oficialismo ha conformado dos líneas de candidatos -Vamos Salta y Unidos por Salta- que se extienden en casi toda la provincia. Los únicos que se pelean son los que detentan el poder, y lo hacen ferozmente. Los que están todavía adentro del gobierno y no ven en riesgo su espacio o cargo no aparecen en el trabajo electoral. El resto mira sorprendido cómo lavan la ropa sucia en público.
En la Cámara de Diputados Laura Cartuccia ha comenzado a tirar con munición gruesa a la intervención del IPS (Instituto Provincial de la Salud) y a la gestión municipal de Emiliano Durand por el control de velocidad y la contratación con CETRAICA.
Otros que integraban el rebaño de Grand Bourg ahora se parapetan en la vereda contraria y apalean a los funcionarios saencistas. El candidato a senador del Frente Liberal Salteño -Alberto Castillo- fustiga sin piedad a los ministros Martín de los Ríos y Roberto Dib Ashur. Alba Quintar apuesta a la crítica y propone privatizar Aguas del Norte, demostrando que necesitan despegarse del gobierno con el que no existe gran distancia.
Matías Posadas, que hasta hace poco fue el Secretario General de la Gobernación, ahora exige control y límites para Sáenz. Es el que habla de que el gobierno está acabado, que el oficialismo apela a trampas electorales y de la necesidad del cambio. Lo dice quien ha ocupado cargos durante casi veinte años.
En el medio de este tiroteo los candidatos saencistas reaccionan de distinta forma. Algunos se fueron de viaje en medio de la cuaresma, otros están ofendidos porque no tienen carteles con su foto, otros se guardan porque no tienen discurso. En la Capital prefieren colgarse del saco del aparato y mirar el partido casi desde la tribuna. Durand cuenta con una alta imagen positiva y confía en que sus recetas, que se asientan en una activa gestión municipal, asegurarán un resultado cómodo a su favor.
Colgados del León Libertario
Los de La Libertad Avanza -LLA-, con poco, ya están instalados en semáforos y en plazas céntricas de Salta. A diferencia de los oficialistas -que se sienten seguros porque su intendente es el jefe de su campaña-, saben que tienen que enarbolar un discurso y salir a la calle a pedir el apoyo para Javier Milei. Más de la mitad de los ciudadanos está conforme con el gobierno nacional y estaría dispuesto a ayudar a quienes le señalen ese camino. Bastará con que les digan que juegan con el León para ganar? Los números de Santa Fe de la semana pasada hablan de que las malas estructuraciones y el anonimato de muchos candidatos libertarios producen pocos frutos.
El tiempo que les falta a todos
El problema de todos es el tiempo. Los escasos días de campaña y los feriados juegan a favor de la oposición y de los que no tienen plata para alimentar aparatos políticos, ni suficientes recursos para imprimir y repartir folletos y pagar publicidad para igualar la abundancia que siempre caracteriza a las listas del gobierno. Cada día perdido puede tener incidencia en la pretensión de obtener un triunfo contundente.
Otro factor que gravita es la baja intención de votos de todos los candidatos. Salvo Bernardo Biella en Salta, y alguna otra excepción en el interior, ninguno llega a los diez puntos ya lanzada la campaña electoral. Solamente se sienten tranquilos los que encabezan las listas, pero el resto zozobra y no quiere ser utilizado.
A esto se suman algunas sorpresas como la candidatura de Flavia Royón, la blonda ex secretaria de energía de Sergio Massa, que se lanzó a una pileta casi vacía considerando que las encuestas dicen que no supera los dos puntos de intención de los votos. Necesita por lo menos el 5% para acariciar una banca de diputada provincial y esto implica poner un gran esfuerzo. Este impulso todavía no ha llegado considerando lo escaso de la publicidad que destina el oficialismo para catapultarla a la fama. Será que el derrame de votos de Biella logrará revertir esta situación?
En el norte y el sur provincial tampoco parece fácil encarar una campaña a la antigua y ganar. La mayoría ha colocado a sus parientes y consideran imprescindible aparecer en cargos declarativos para dar mayor tracción. El senador Juan Cruz Curá en Orán abraza al padre de Baltasar Lara Gros que lleva una veintena de años en cargos de diputado e intendente, y del sospechado y enriquecido alcalde de Pichanal Julio Jalit. En Metán el intendente José Issa apoya a candidato propio y compite contra sus ex socios Gustavo Dantur y el intendente de El Galpón Federico Sacca que disputa una banca para convencional constituyente municipal.
Derrotados que no irán al cementerio
No son los únicos lugares en donde las peleas intestinas podrían gestar futuras deserciones. Quienes son los oficialistas que se quedarán al lado de Sáenz si el domingo 11 de Mayo los consume la derrota?
En Rosario de Lerma, el “Topo” Ramos ha puesto en la pelea a su esposa “Perica” Minetti para senadora, confrontando directamente con la aguerrida Griselda Galleguillos, y en otro cargo a su hijo. En Anta la mayoría pelea para que lleguen o renueven bancas legislativas sus parientes. Comprarán los electores estas fórmulas en este tiempo tan crítico para con la denominada “casta” que tan bien representan?
Por lo visto, cada quien juega objetivos distintos. Mientras Sáenz prepara su proyecto reeleccionario, casi todos los candidatos oficialistas supeditan su lealtad al éxito de mayo. El que no alcance los objetivos individuales, dudosamente terminará jugando en el universo oficialista cuando llegue el 2027. A esta conclusión se arriba de solo consultar los discursos que muchos que se dicen saencistas dan en el interior, con alto contenido crítico y reivindicando siempre que son “independientes”. Nadie los cuestiona ni los verticaliza, sino que para evitar mayores sangrías y disputas se los deja hacer.
Esta elección podría pasar desapercibida de lograrse un triunfo que se medirá solamente por la cantidad de bancas legislativas retenidas. No obstante, de lograr un aceptable resultado la oposición, estará con posibilidades de habilitar el pase de muchos oficialistas decepcionados a las filas contrarias. Como siempre ha ocurrido, la derrota política podría inclinar a los perdidosos a la traición.