El diario santafesino El Litoral entrevistó a Urtubey mientras participaba de un desayuno con empresarios y el candidato a senador nacional santafesino Omar Perotti. Habló de Scioli, producción, narcotráfico, horizontalidad y lo que se viene.

El encargado de la larga entrevista fue Gabriel Rossini que empezó la misma inquiriendo sobre cómo devolverle competitividad a las economías regionales. A lo que el mandatario respondió que “Argentina está viviendo como Brasil y otros países del mundo un cambio muy profundo en su organización. Nosotros estábamos parados encima de altísimos valores de commodities y altos valores de consumo, lo que está bien para generar un aumento progresivo de la demanda interna. Eso cambió y nos obliga a replantear las políticas. Nosotros entendemos que hay que mejorar la competitividad y la capacidad de oferta de los productos argentinos para el mercado interno e internacional. Coincidimos con los empresarios en que debemos generar la logística adecuada para darle competitividad en materia de transporte, energía, financiamiento y acceso a ciencia y tecnología. Hay que salir de la trampa de la política monetaria como única respuesta a los problemas de competitividad. Esa respuesta no es sustentable y en definitiva nos termina generando el espiral inflacionario que es de donde queremos salir. ¿Cómo se resuelve eso? Generando fuertísimas inversiones”.

EL – Para esto hay que solucionar algunas cuestiones pendientes…

U – Está claro. Por eso la cuestión de los houldouts no es un plan de gobierno. Es simplemente una herramienta. Cambiarle la goma al auto no es el plan del equipo, el plan es ganar la carrera, pero necesitás la goma para que te lleve.

—Habla de la necesidad de recuperar la competitividad de las economías regionales a través de inversiones. ¿Cree que el país está en condiciones de recibirlas?

—Definitivamente. Nosotros tenemos una especie de fondo anticíclico -como por ejemplo el que tienen los chilenos con el cobre- que es el bajo endeudamiento del sector privado, que no supera el 12 por ciento del PBI. Ese es nuestro reaseguro. Para lograr la plena inclusión a través del mercado de trabajo necesitamos que el país crezca más del 5 por ciento durante al menos los próximos 8 años. Hay que echar a andar el círculo virtuoso. En la medida que Argentina ingrese al mercado de capitales con una operación testigo aunque sea pequeña, el sector privado no tardará más de 20 ó 30 días en sumarse y poner a la actividad privada argentina con niveles de financiamiento de un dígito.

—Es más un problema de confianza que de plata.

—Exactamente. Argentina tiene recursos naturales inagotables, recursos humanos con una formación y capacidad para el trabajo por arriba de la media regional, una enorme voluntad de crecer, las ideas. ¿Qué nos falta? La plata.

—Mucho se habló en la campaña del nivel de autonomía de Scioli a partir de diciembre…

—Cuando elijamos al nuevo presidente, que esperamos sea este domingo, la sociedad argentina va a encontrar un nuevo liderazgo que para nosotros va a ser el de Daniel Scioli. Todo lo demás son especulaciones intelectuales. La realidad indica que quien gobierna conduce y esto no sólo tiene que ver con nuestra lógica peronista. Hay un tiempo para todo y el próximo lo va a encontrar a Scioli ejerciendo plenamente sus facultades de presidente, acompañado de un enorme espacio político en cada una de las provincias, los municipios, las organizaciones gremiales, el empresariado.

—¿Cómo ve el país a partir del 11 de diciembre?

—Veo un país donde vamos a hacer un enorme esfuerzo todos los argentinos para colaborar con el nuevo gobierno y darle las herramientas necesarias para que cada uno de los sectores productivos pueda despegar. Scioli será el presidente del desarrollo y la producción, y en ese sentido creo que está generando un gran entusiasmo en aquellos motores de la economía real que son los pequeños empresarios, los pequeños productores, los industriales medios.

—Cuando se habla del tiempo por venir se da por sentada una mayor participación de los gobernadores, los intendentes, una conducción no tan vertical.

—El diseño organizacional en materia de conducción política lee la realidad y la realidad argentina es que para reemplazar el liderazgo de Cristina vamos a ir a uno mucho más horizontal, que va a requerir muchísima más participación para generar legitimidad. Daniel tiene el perfil y la personalidad que hoy requiere la Argentina. Si nosotros queremos replicar un modelo de conducción política como tuvimos en el 2003, 2007 ó 2011 vamos a fracasar, porque la sociedad argentina cambió justamente por el éxito de nuestras políticas públicas. Cuando en 2003 asumió Kirchner, todos los gobernadores apretados por las cuasimonedas hicieron una especie de entrega de la suma del poder público al gobierno nacional para que les resolviera los problemas. Hoy la realidad es otra, entonces la forma de organizar el nuevo poder va a ser otra.

—Dos de los problemas por encarar serán los del narcotráfico y la inseguridad. ¿Cuál es su opinión?

—Son problemas primo-hermanos. La tarea social y de prevención va por un lado. Allí hay que poner muchísimo énfasis para bajar el mercado y la forma de hacerlo es con políticas sociales. Por el otro lado, creo que tenemos que encarar la problemática del narcotráfico en dos fases: una supranacional y otra territorial. En el caso de la supranacional, Argentina no va a poder resolver el problema del narcotráfico si no lo discutimos a nivel regional. Argentina debe hacer todos los esfuerzos necesarios para combatir el narcotráfico, pero si no lo hacemos entre todos no vamos a ser eficientes en el resultado final. Respecto a la territorial, tenemos que involucrarnos todos. Hoy la justicia federal no tiene capacidad operativa para combatir el narcotráfico. Lo que nos complica la seguridad y la salubridad de la Nación es la venta minorista. Las provincias tienen que hacerse cargo, adherir a la ley que permite el combate a la venta minorista y ser hostiles con esa actividad, porque al tener menor rentabilidad se van a vender a otro lado. Por eso, tenemos dotar a las fuerzas de seguridad provinciales pero fundamentalmente a la Justicia provincial de los elementos para hacerlo.

—¿Considera una alternativa válida involucrar al ejército?

—Queda bonito decirlo, pero es técnicamente imposible que eso pueda tener efectividad operativa. Si decimos que vamos a militarizar las fronteras queremos decir que le vamos a declarar la guerra a Bolivia y Paraguay. Entonces, lo primero que tenemos que sentarnos a discutir es si queremos realmente hacer eso o queremos hacer otra cosa. Por eso creo que tenemos que discutirla desde la diplomacia y no a los tiros.