La lucha de esta activista de 16 años ha inspirado a miles de jóvenes en todo el mundo que se resisten a ser víctimas silenciosas de los desastrosos efectos del calentamiento de la atmósfera provocado por la conducta irresponsable de los adultos.

Todo empezó el pasado 20 de agosto en el centro de Estocolmo, cuando quedaban 20 días para las elecciones generales en Suecia. Greta decidió sentarse en el pavimento de la plaza de Mynttorget, frente a la fachada del Riksdag, el Parlamento sueco, con una pancarta en la que había escrito tres palabras: “Skolstrejk for Klimatet” (huelga escolar por el clima).

Sus padres, la célebre mezzo soprano Malena Ernman y el actor Svante Thunberg, pensaban que su ocurrencia iba a durar dos horas, justo hasta la hora de comer. Pero no fue así. Greta siguió saliendo cada día para permanecer sentada durante jornadas de siete horas. Pasaron las elecciones y la niña ha seguido apostandose frente al Parlamento cada viernes. Su lucha no tenía una intención electoralista, como muchos pensaron, sino que persigue que todos los gobiernos tomen medidas drásticas para reducir las emisiones de efecto invernadero.