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Fútbol profesional salteño: Interna liguista y poca renovación

El presente para nada prometedor del fútbol salteño se refleja en la deriva de los actuales cuerpos dirigenciales de las dos entidades deportivas más importantes de la provincia: la Liga y la Federación. Cuarto Poder repasa la actualidad institucional de ambas entidades. (Milcíades)

Esta semana la Liga Salteña de Fútbol “renovó” sus autoridades de manera poco ortodoxa mientras se cruzaban denuncias entre su expresidente, Daniel Cáseres, y el expresidente del Centro Juventud Antoniana, Rubén González. Al mismo tiempo, en la Federación Salteña de Fútbol, aún no salen del asombro tras la detención de su presidente y otro de sus miembros.

El pasado 26 de abril la asamblea extraordinaria de la Liga -encargada de la renovación de autoridades- fue suspendida por la Justicia provincial que dio lugar a un recurso de amparo presentado por Rubén González, quién exigía que la Liga respetase las formas para la renovación de autoridades (llamado a asamblea, publicación de edictos, apertura de candidatos, plazos de presentación de listas, conformación de junta electoral).

Algunos días después González descargó en la prensa versiones sobre una supuesta presentación realizada ante la Justicia donde dejaron planteadas algunas dudas respecto a los balances contables de la Liga. “Hemos notado diferencias de dinero en los recursos generados por los sorteos y los bingos, que ascendieron en 2018 a 117.767.600 millones de pesos, mientras que los egresos por el mismo ítem llegaron a los 101.090.068 millones, marcando una diferencia de 16.677.552 millones de pesos”, señaló en su momento y aclaró: “Yo no digo que se robaron esa plata, sino que hay una diferencia en donde los números no cierran. Hay que investigar. Presenté el pedido de papeles de trabajo (en la Liga, NdR). Lo pedí en carácter de socio vitalicio de uno de los clubes participantes en la Liga salteña, pero aún no hubo respuestas. Después pediremos informes a Persona Jurídica y a EnReJA el informe correspondiente”.

Por su parte, Cáseres y la comisión directiva de la Liga, salieron al cruce afirmando que “hay una exposición clara y detallada de su explicación y los números que arroja. Él debe saber que el balance de 2018 cuenta con 4 niveles de control: el auditor contratado por la Liga, el Tribunal de Cuentas de la Liga, el auditor contratado por la oficina del bingo y la fiscalización de Enreja (…) Aún no fuimos notificados en la Justicia si es que él hizo una presentación. De ser así, vamos a proceder a explicar cada ítem observado por González, pero una vez superada esa situación haré en forma personal un juicio por daños y perjuicios contra su persona”.

El final del capítulo en esta interna de mediana intensidad en la Liga, llegó el jueves de esta semana, cuando Sergio Chibán volvió a quedar al frente de la entidad después de que Cáseres tomará licencia por 60 días, evadiendo así de manera legal la disposición de la Justicia que volvió a suspender la asamblea para renovación de autoridades y la asunción de Chibán al dar lugar a los pedidos presentados por González. Según fuentes oficiales de la misma Liga, González no habría conseguido los avales ni apoyos necesarios para lograr presentar una lista y competir por la presidencia, mientras que el traspaso para Chibán habría estado apoyado en unanimidad por la dirigencia de los 17 clubes que conforman la institución.

Todo indica que esta interna capitalina quedará en stand by por lo menos durante dos meses, tiempo suficiente para que Chibán y su equipo muevan algunas piezas, realicen llamadas telefónicas y acomoden las relaciones con las dirigencias de los clubes, evacuando las dudas sembradas por González, o bien reafirmando las lealtades. Mientras tanto, el dirigente santo tendrá que reveer el cauce meramente mediático y judicial de su estrategia, puesto que hasta el momento los resultados de su cruzada si bien no se le han vuelto en contra, no han sido tampoco destacables.

Una Federación desacreditada

Título aparte merece la Federación Salteña de Fútbol, cuyo nuevo presidente, Maximiliano Bravo, de la liga Calchaquí, aún debe estar ordenando los tantos en la vapuleada entidad. Lo sucedido con José Alzogaray, expresidente de la Federación y Carlos Leiva, presidente de la Liga Güemense y exsecretario de Deportes en la Municipalidad de Campo Santo, aparte de quedar en los anales de las anécdotas más bizarras de la dirigencia del fútbol local, golpeó con dureza en la credibilidad de los dirigentes.

Apoyado políticamente por Sergio Napoleón Leavy, Alzogaray llegó a la presidencia de la entidad que agrupa a las ligas amateurs del interior provincial en agosto del año pasado, y ocupó el cargo siete meses hasta que fue detenido por la policía aeroportuaria en su domicilio de Metán el 15 de febrero. Un operativo simultáneo allanó otros puntos en la capital provincial y en la localidad de Güemes, donde fue detenido su socio Carlos Leiva. Un tercer personaje de menor trascendencia pública se sumó a la lista: Alejandro Agustín del Cont.

Debido a un informe presentado por una entidad bancaria a la Fiscalía Penal 2, notificando dudas sobre el comportamiento de uno de sus clientes, se abrió una investigación que derivó en la identificación de Alzogaray, Leiva y del Cont, como una asociación ilícita cuyo modus operandi se basaba en el uso de información personal de gentes de alto poder adquisitivo cuya documentación se falsificaba para intentar estafar bancos y otras entidades financieras.