Flor tiene 29 años es geóloga recibida en la Universidad Nacional de San Juan y está viviendo en Salta desde hace dos años haciendo su beca doctoral en la UNSa a través de CONICET; es militante y participante activa de los derechos de la mujer. (Gastón Iñiguez)
Flor se vino de San Juan en el 2015 para rea realizar su tesis doctoral basada en la investigación aplicada sobre “sistemas geotermales”; su lugar de estudio es en la Puna, más particularmente al oeste de San Antonio de los Cobres donde estudia junto a otros becarios ese recurso natural para determinar cuál puede ser su utilización, ya sea como recurso energético para los pueblos aledaños o también su aprovechamiento para el turismo que se desarrolla ampliamente en la zona.
Para desasnarnos un poco; la energía geotérmica según la salvadora Wikipedia, es: un tipo de energía renovable que se obtiene mediante el aprovechamiento del calor natural del interior de la tierra que se transmite a través de los cuerpos de roca caliente o reservorios por conducción y convección, donde se suscitan procesos de interacción de fluidos y rocas, dando origen a los sistemas geotérmicos. El uso del calor de la tierra como un recurso energético.
Ya desde San Juan, Flor siempre estuvo muy relacionada con la política interna de la universidad llegando a ser consejera directiva en la facultad ciencias exactas y naturales de la UNSJ; cabe destacar que históricamente la carrera de geología siempre fue considerada socialmente muy “masculina” y obviamente Salta no es la excepción. En Salta forma parte del consejo directivo representando a los becarios en el instituto donde trabaja en la UNSa; el INENCO Instituto de investigaciones en Energías No Convencionales que depende tanto de la universidad como de CONICET.
En diciembre del año pasado los becarios que trabajan en Buenos Aires realizaron la toma del Ministerio de Ciencia y Técnica en dicha ciudad, esto se hizo por el recorte presupuestario que sufrió el ámbito de la ciencia y el freno en un 60 % para los ingresos a carrera de investigador científico. Los motivos no son claros pero se logra percibir una completa FALTA de política de estado y un absoluto desinterés de parte del gobierno por el desarrollo de la ciencia en nuestro país así como pasa en otros sectores relacionados a la industria y la educación.
Por supuesto la situación de alarma se hizo extensiva a todo el país y aquí en Salta, Flor participa de los plenarios que se realizan cada quince días y que son integrados por docentes, becarios, investigadores y personal de apoyo bajo el nombre de Colectivo de Trabajadores de Ciencia, Técnica y Universidad. En dichas reuniones la comunidad científica local discute sobre planes de acción en articulación con distintos grupos a lo largo del país y que cuenta con el apoyo del Consejo superior de la UNSa por medio de un comunicado emitido por el mismísimo rector marcando la gravedad de la situación que viven nuestros científicos actualmente.
Luego de la toma del ministerio en la capital del país y las movilizaciones en el resto de las provincias los becarios consiguieron que se acepten ciertas pautas por parte del gobierno nacional pero aún no se hicieron efectivas.
“En Salta la masa de becarios es menor y por eso se complica que el resto de la gente se entere y participe. Inclusive tenemos colegas que están dentro de CONICET y que niegan la situación. Nos lleva mucho esfuerzo el simple hecho de visibilizar la problemática desde aquí por lo que todavía no pudimos pasar al punto donde elaboramos una estrategia de lucha concreta.”
En este punto hago un paréntesis; mientras estoy entrevistando a Flor sentados frente al “Mural de la Memoria” se acerca un guardia de la Universidad a ver que estábamos haciendo y escuchar de cerca lo que hablábamos de manera muy obvia, pasa un minuto y se acerca otro que repite la misma secuencia. Ambos se quedan a una distancia prudencial sin pedir ningún tipo de explicación pero sin disimular la actitud vigilante. Aparentemente, según cuentan, esto viene desde el día de la toma del rectorado de la UNSa donde se impartió la orden de “observar” las acciones de los estudiantes dentro del campus y su interacción con los medios…como sea; da un poco de desconfianza notar la sensación de vigilancia dentro de un espacio público ¿Tendrá que ver con la nueva moda impuesta por el gobierno nacional?
Flor participa activamente en la lucha por los derechos de las mujeres aquí en Salta desde la militancia política y desde su lugar como científica. “Salta es una provincia muy machista, social y culturalmente; se siente mucho la presión que tiene la religión en la sociedad. Eso es algo que hasta el día de hoy me sigue llamando mucho la atención. Ese machismo se hace evidente en distintos espacios pero también aquí en el ámbito académico; por ejemplo hay superiores que se alteran si vamos a pedir una camioneta para ir al campo con otra becaria porque somos mujeres y por supuesto una mujer “no puede” manejar un vehículo en el campo sin un hombre…”.
“En los plenarios donde discutimos las acciones a realizar como becarios; yo suelo plantear mi postura y levanto la voz o puteo si es necesario entonces noto que los hombres e inclusive otras mujeres se incomodan y siempre viene el comentario por lo bajo con cosas como “ojo que la Flor es brava” o “que mal carácter que tiene” minimizando la discusión como si yo no pudiera debatir en la misma postura como lo hacen ellos; eso es un tipo de violencia simbólica que no se visibiliza…como somos mujeres nos tenemos que comportar de cierta forma, ser sumisas y delicadas…no hay que gritar y debemos actuar de una determinada manera para ser consideradas mujeres. Ese es el rol social que nos toca y cuando lo transgredimos parece que la postura masculina es aleccionar.
“Este tipo de violencia está presente en todos los ámbitos y viene siendo hora que nos demos cuenta”.