Las mujeres salteñas reinventan formas de resistir al patriarcado. Tras la caza de brujas desplegada por fanáticos católicos contra la salteña que realizó una intervención artística en la catedral tucumana, acá se organizan para renunciar colectivamente al catolicismo. (Gastón Iñíguez)
Flor tiene 29 años y trabaja como prensa en de redes sociales de la secretaria de comunicación, creció, como ella cuenta, en una casa de negros bosteros y peronistas; cuando vivía en Buenos Aires su padre adoptivo trabajaba en Página 12 y ya desde chiquita conoció a los grandes periodistas y escritores que siguen siendo emblema del diario y que en ese momento le abrieron la cabeza a una nueva forma de pensar. Hoy es una mujer empoderada que a través de diferentes actividades trata de generar un cambio en la sociedad y ayudar a otras mujeres.
En la marcha del 8M una amiga de Flor participó de una performance junto a otras artistas en la ciudad de Tucumán, la chica personificaba a la virgen dando a luz, lo que desencadenó una reacción desmesurada entre los feligreses chupacirios de todo el país que comenzaron una caza de brujas: averiguaron su nombre, teléfono y domicilio para amenazarla de formas terribles y quienes todavía la reconocen le gritan e insultan en la calle.
Esto obligó a quienes participaron a recluirse en el anonimato. Es por eso que Flor junto a otras personas fueron a la catedral de Salta disfrazados para realizar una intervención pacífica con el objeto de apoyar simbólicamente la postura de las compañeras artistas que estaban siendo perseguidas y repudiar el fanatismo católico; la intención final era hacer una foto para viralizar en las redes pero luego decidieron que no podía quedar ahí.
Del grupo autoconvocado surgió que si cada participante llevaba cuatro personas y las convencía de renunciar a la iglesia católica eso podía generar un verdadero impacto, una verdadera apostasía colectiva. Primero veamos cuál es el significado de la palabra según SanGoogle y sus acólitos wikipedianos:
El término apostasía viene del término griego apostasia que significa salida, defección, revuelta o rebelión. Ha sido descrita como “una salida plenamente consciente o una rebelión contra el mensaje del cristianismo o el rechazo a Cristo por parte de alguien que ha sido cristiano”.
“Revuelta o rebelión” contra una religión que degrada a la mujer y la pone en segundo plano con respecto al macho; una religión que decide sobre su cuerpo y defiende la opresión del patriarcado; “si hay algo que te condiciona es la iglesia, y el estado en segundo plano, queremos ir un poco más allá, queremos molestar a la iglesia porque estamos molestas, molestas por el machismo, molestas porque nos morimos todos los días y la iglesia es cómplice en muchos crímenes”
Dos reuniones se hicieron ya, una informativa y otra para reunir todos los papeles necesarios con la asistencia de un abogado que está dentro del grupo. “El proceso puede llegar a durar hasta dos años para que te respondan y el vaticano te anule de sus registros”. El llamado a la apostasía colectiva se está haciendo a través de grupos y redes sociales; el proceso es lento porque muchos se van olvidando en el camino pero Flor sigue firme.
Flor también pertenece a otro grupo que colabora todas las semanas en el comedor Divino Niño, del barrio 17 de octubre muy cerca de donde habitaba Daniela Guantay en zona norte. Su labor es de asistencia en un espacio que da de comer a más de 200 chicos y ayudando también con la prensa y la redacción de los partes.
“El día que desapareció Daniela todas las mujeres de la comunidad la buscaron, fueron a la policía, pedimos difusión y todas ayudábamos como podíamos, no queríamos que la maten; teníamos miedo de que se confirmara lo que sospechábamos. La bronca de todo esto es que así como murió Daniela van morir otras pibas y va seguir pasando hasta que nos organicemos y hagamos algo”.
“Cuando se hizo el paro de mujeres yo fui la única que se adhirió en mi laburo y les explicaba a mis compañeras porque era necesario parar, es que nadie entendía muy bien de que se trataba”. Flor cuenta que en ciertos sectores de la sociedad salteña se vive dentro de un microclima; una especie de burbuja donde las cosas le pasan a otros y si vos no te drogas, tu marido no te pega y no tenés preocupaciones financieras… eso de que te violen y te maten nunca te va tocar. Hay poca conciencia y mucha ceguera”.
Otra de las actividades que Flor cultiva activamente es la poesía; ella está dentro de un grupo que busca llegar a la gente a través de publicaciones independientes que se autogestionan de manera colectiva. Con ese contingente organizaron un encuentro de mujeres poetas en Salta y descubrieron que había muchas que tenían algo para contar. “A través de la poesía hacemos militancia; hace poco participamos de un encuentro en Marzo donde fuimos al barrio Ciudad del Milagro a leer poesía puerta a puerta y muchas mujeres se nos acercaron para participar o darnos una mano; es una forma de darle voz a los que no tienen y que encuentren un espacio donde expresarse”.
Finalizando la charla Flor reflexiona sobre su paticipación en estos movimientos y culmina:
“Se trata de no quedarte en la chatura y no dejarte voltear por la salteñidad”.