Hablamos con la profesora y fundadora del Centro de Filosofía con Niños y Jóvenes, Analía Del Valle Manzur sobre cómo se vive la filosofía no universitaria hoy.  (María Laura Tórtola)

Analía del Valle Manzur es Profesora y Licenciada en filosofía, Especialista en Planificación y Gestión de Políticas Sociales, actualmente Directora y fundadora del Centro de Filosofía con Niños y Jóvenes dependiente de la secretaría de extensión de la UNSa. y distinguida con el premio Ugarit en la categoría Cultura. También se desempeña en la carrera de Filosofía como Profesora con dedicación exclusiva de Historia de la Filosofía Medieval. Directora y co-directora de proyectos de investigación CIUNSA.

Además, Fue directora y vicedirectora del Colegio Secundario América Latina de Villa Lavalle. Se desempeñó como profesora en los niveles de educación secundaria y superior no-universitaria.

¿Cómo vive usted la filosofía?

La filosofía nos cuestiona, nos interpela, creo que es la vida misma. Cuando buscamos sentido a nuestra existencia, estamos abordando un problema filosófico. Por medio de la  filosofía podemos mirar el mundo, que no nos es ajeno y comprometernos con él y con los tiempos que caminamos.

¿Por qué le interesa trabajar desde la extensión universitaria?

Estoy convencida que la universidad tiene sentido en la medida en que se comprometa con el medio social en el cual está inserta. En las investigaciones que hacemos participan algunos miembros de la comunidad, que no pertenecen a la universidad.  Aprendemos juntos en la transferencia del conocimiento. Asimismo, en el trabajo de extensión, los estudiantes universitarios son los favorecidos porque les permite tener experiencia en el trabajo docente y pensar modelos de trabajo con niños y jóvenes. Hay que capacitarse, leer y seleccionar el material de trabajo. 

El trabajo de extensión es un desafío. Nuestra Universidad Nacional tiene varios proyectos de transferencia al medio, en algunos casos se ven los aportes de manera inmediata y en otros a largo plazo como es el caso de las humanidades que nos permite repensar el mundo y transformar la realidad, repensar el yo personal. 

¿En qué consiste hacer filosofía con niños y jóvenes en tiempos actuales? ¿Nota interés en la filosofía por parte de ellos?

 Los jóvenes que asisten a la escuela secundaria suelen decir en repetidas ocasiones “me aburro” y se quejan por la cantidad de páginas que tienen que leer, creo que es aquí donde está el desafío del profesor de filosofía que consiste en permitirles a los jóvenes la oportunidad de conocer miradas sobre la vida, el mundo, la ciencia. Al presentar temas de discusión actuales, tales como la amistad, el amor, la identidad, la pobreza, las fobias, la vejez, la justicia acompañados de lecturas de filósofos que piensan como ellos o que disienten en su punto de vista y descubrir que temáticas que a ellos les interesa fueron tratadas por filósofos clásicos,  modernos y posmodernos, despierta la curiosidad. Tanto las lecturas como el diálogo, posibilitan argumentar de otra manera, abren un camino a consideraciones y miradas desde otro lugar y es aquí donde los jóvenes entran en el camino de la filosofía. 

Respecto a los niños resulta interesante porque filosofía se convierte en un espacio de preguntas, solemos decir que son más importantes las preguntas que las respuestas. La pregunta nos abre a otros interrogantes.

Desde el Centro de Filosofía con Niños y Jóvenes que depende la Secretaría de Extensión Universitaria organizamos, hace 15 años -además de talleres de capacitación docente y-talleres de filosofía con niños en escuelas públicas y privadas- jornadas de filosofía con jóvenes, lo interesante de estas jornadas está en el compartir los ensayos que escriben los jóvenes de la escuela secundaria y las discusiones que se generan con sus pares. Este trabajo les permite reafirmarse en sus pensamientos, cambiarlos, reformularlos. A las jornadas asisten alumnos de colegios de gestión estatal y privada.