Hernán Brienza, periodista e historiador desarrolló el concepto de “feminismo plebeyo” y repensó el “fanatismo” al conmemorarse 70 años del fallecimiento de Eva Perón.

En No Corras, por FM 97 UNE, el escritor calificó a esta fecha como “sentida para propios y ajenos porque Eva sigue despertando pasiones. Evita es la Pasión. Es muy difícil salir indemne de Evita, tanto a favor como en contra”.

El historiador se refirió al impulso que le dio Eva al sufragio femenino y a la esta posibilidad de que las mujeres no sólo pudieran votar sino ser electas. Y, entonces señaló que Eva le abre las puertas del parlamento a un “feminismo plebeyo”.

“No es el feminismo de Alicia Moró de Justo y las clases altas. No es un feminismo de chicas aburridas. Es el feminismo de mujeres de la vida que están dispuestas a hacer”, afirmó.

Además describió: “Evita es una muchacha que muere a los 33 años. Y que a los 26 se encuentra con Perón y con un Gobierno. A veces, la mitología la pinta como infalible. Pero debemos pensarla como una muchacha apasionada que se encuentra con un amor y una causa y el viento de la historia se la lleva puesta”.

Brienza admitió: “Es cierto que el peronismo alimentó el mito, y hasta se le inventó una iconografía. Pero al mismo tiempo esa iconografía fue adoptada por el pueblo. Es decir que en este sentido, si uno quisiera hacer un mito de (Juliana) Awada, por ejemplo,  no podría; porque para ser un mito tiene que haber sustento popular”.

Seguido, señaló que con el correr del tiempo en el seno del peronismo se pintaron muchas Evita, se la pensó montonera, manzanera pero “esas construcciones posteriores tampoco le hacen bien a esa muchacha que tuvo la capacidad de organizar al movimiento obrero y conseguir una candidatura a la vicepresidencia”.

“Evita no es sólo una muchachita que está en la fundación. Es una muchacha que hace política y que tiene una radicalidad y un apresuramiento que siempre empuja a Perón a más”, aseguró y agregó que además, Evita “tenía lealtad y comprendía que el proyecto político era de Perón pero por su fanatismo y efervescencia juvenil también entendía que el proyecto debía tener un poco más de dureza”.

En ese marco, Brienza reflexionó: “No está bueno ser fanático. Sólo se entiende en la construcción que Evita hace a partir de su historia. Ella viene de la bastardía, de la humillación, del rencor. Está cansada de las humillaciones por querer crecer en su carrera como actriz. Pero en un momento llega y se encuentra con la violencia discursiva y simbólica de la oligarquía contra ella. Solo así se entiende el fanatismo”.

“Hay que ponerse en los zapatos de esa muchacha. Ella sí puede ser fanática. Yo no tengo derecho a ser fanático porque no he vivido esas vicisitudes. Además, cuando el fanatismo se hace desde imposiciones verticalistas, o de moda, no está bueno. Pero, sí y solo sí se entiende desde el lugar existencial de Evita” subrayó.

Por último, el historiador recomendó leer “el último texto de ella. ‘Mi Mensaje’. Porque es una persona que ante la muerte escribe su testamento que está lleno de virulencia. Habla de alguien que no quiere morirse. Es un mensaje de defensa de la vida desde la bronca”.