Con una extensa nota, el diario Clarín se refirió también a la liberación del cóndor Luracatao en el municipio de Seclantas. El bicho estuvo en el centro de recuperación del ex zoológico porteño a donde había llegado baleado.
“En un pueblo blanco, en una calle de vejez conservada, adentro de una Hilux gris, al lado de un nene con una máscara de storm trooper de Stars Wars, había una caja de plástico. Una caja que se usa para trasladar Labradores y Terranovas. También, cóndores andinos. Con las alas contraídas, en silencio, estaba Luracatao, el primer animal del Ecoparque (ex zoológico de Buenos Aires) que, horas después, sería liberado a cielo abierto, en medio de una ceremonia entre los cerros salteños, a 3.600 metros de altura”, así de poético empieza el largo artículo con que Clarín registró la liberación del cóndor andino.
El miso artículo menciona que en la delegación estaban presentes los biólogos Luis Jácome y Vanesa Astore, el hijo de los dos, Lihuel, y hasta “un líder espiritual que guiaría la liberación”. El viaje había empezado el domingo a la noche desde el Ecoparque de Palermo, donde Luracatao permaneció un año para rehabilitarse de un escopetazo que lo dejó con perdigones en el cuello y la cabeza. Lo había encontrado Silvio López, un albañil, en un sembrado de alfalfa del paraje de Luracatao.
«Lo espanté con un palo. Pensé que volaría, pero no. Lo agarré del cogote y lo calcé en mi espalda», dijo López. Desde su casa, llamó a un maestro de una escuela rural cercana, quien a su vez dio avisó a la Policía. Horas más tarde, Luracatao volaba en la bodega de un avión de Aerolíneas Argentinas rumbo a Buenos Aires.
“En el ex zoológico le tomaron radiografías, sacaron las esquirlas y le dieron inyecciones para eliminar el plomo de su sangre y de sus huesos. Recién hace dos semanas, Luracatao terminó de sacar el metal de su organismo. “Una vez que los técnicos dieron el alta, empezamos con el operativo retorno. El objetivo es que vuelvan rápido a su hábitat”, dijo Astore a Clarín. El martes, en la calle Gobernador Abraham Cornejo, en Seclantás, el paraje colonial donde empezó la caravana hacia la cumbre, acomodaba la caja con Luracatao con la misma delicadeza con la que abrochaba a su hijo a la silla infantil de la camioneta. Cóndor y nene, a centímetros de distancia”, precisó el artículo quien precisa que “Doce vehículos, entre autos con pobladores, móviles de la policía, pick up con cajas repletas de adolescentes y micros con periodistas, siguieron a partir de las 13 a la camioneta hacia el ascenso al lugar de liberación. Fueron casi 45 minutos de un baile en círculos, lento, sobre ripio y curvas. Con bordes rocosos entrando y saliendo por decenas de valles. Tierra amarilla, verde y roja. Muchos cactus. Un avance levantando polvo, con postales cada vez más secas, cauces vacíos. El agua es piedra cuando falta”.
Se aclaró que en la ceremonia hablo el vicegobernador de Salta, el intendente de Seclantás, la secretaria de Ambiente de la provincia y el ministro de Innovación, Modernización y Tecnología porteña, Andy Freire, de quien depende el ex zoológico porteño
De vuelta a los cerros, Luracatao primero caminó a una piedra saliente, después abrió sus alas -tres metros de un extremo a otro- y esperó. A los tres minutos hizo dos aleteos y planeó, dejándose elevar por las corrientes de aire cálido, libre.