La falta de acceso al agua potable en Salta se agrava por la ineficaz gestión de Aguas del Norte, liderada por Ignacio Jarsun, generando denuncias y urgencias en medio de una “emergencia crónica” que demanda soluciones eficientes y transparentes.

 

 

En Salta, existen dos datos que contrastan en relación al agua. Por un lado, en los barrios de la ciudad y en los municipios de la provincia, al abrir los grifos, en muchas ocasiones no fluye agua o, cuando lo hace, no es apta para el consumo. Esta situación es denunciada repetidamente por la ciudadanía a la empresa y a través de los medios de comunicación.

Por otro lado, también se denuncia la pérdida de agua potable en numerosos lugares durante períodos extensos, sin que la situación pueda corregirse. Cuando se aborda el tema del agua, es necesario ir a las cuestiones estructurales, que no solo están relacionadas con las precipitaciones, sino también con la realización de obras y, sobre todo, con el manejo del suministro de agua potable disponible.

Para evitar claridad sobre estos temas y la planificación necesaria que requiere, la clase política suele atribuir la responsabilidad a gestiones anteriores (lo más lejos posible), buscando así “oxigenarse” con “tolerancia”. Sin embargo, el agua no es algo que pueda sustituirse con un simple “relato”, lo cual provoca incomodidad e incluso desesperación en la ciudadanía.

“Jarsun no tiene ninguna capacitación en cuestiones hídricas”, afirmó la diputada Griselda Galleguillo. No es la primera vez que se cuestiona el desempeño del presidente de Aguas del Norte sobre su desempeño en la función pública. Recordemos que durante su mandato como intendente de Rosario de Lerma, se presentaron denuncias relacionadas con la presencia de empleados inexistentes, mal uso de las cuentas de teléfono celular y hasta un funcionario que ingresó sin autorización durante la noche para borrar información. A estos incidentes se suma una denuncia por corrupción y la desaparición de 174 millones de pesos.

Siendo diputado y vicepresidente del cuerpo previamente, se le solicitó la renuncia debido a su apoyo a la pena de muerte, al uso de pistolas taser y al desalojo de los asentamientos. Organizaciones de derechos humanos lo denunciaron por incitación a la violencia y apología del delito. Además, se le acusó de ejercer violencia simbólica contra las mujeres.

Pero Jarsun viene del submundo del rugby, donde la violencia (según los hechos, muestra), existe no solo dentro sino también fuera de la cancha. En este contexto, cambia su referencia deportiva para “autopercibirse” como Lionel Scaloni.

Por los hechos y la situación actual de Aguas del Norte Salta, parece que el “Scaloni salteño” está perdiendo por goleada en todos partidos: en el ámbito de las obras, ya sea por no concluirlas o ni siquiera iniciarlas; en la provisión de agua potable, evidenciándose su escasez en la ciudad y en los municipios del interior de la provincia; y en la gestión de las pérdidas de agua potable, ya que no las repara ni logra resolver las constantes quejas.

A eso, se suma lo que dijo la diputada: “Si hay corrupción y no hay transparencia y si nuestros representantes siguen siendo ineficientes en las tareas; no vamos a tener soluciones en esta problemática”. Resaltando a su vez que “hubo una auditoría contable en Aguas del Norte y todavía no tenemos informe”, para cargar las tintas sobre la ineficiente gestión de Jarsun, cuando “estamos hablando de una emergencia crónica”.

La casta o la eficiencia

El triunfo electoral de Milei en el país fue al grito de “basta de casta”, sobre todo en el área política, por lo que hay que tratar de entender la postura de Galleguillo al votar en contra de la “emergencia hídrica”.

Jarsun se “autopercibe” como vicegobernador, gobernador o incluso se asocia con Lionel Scaloni, pero la realidad es que en su desempeño en la función pública, exhibe un actuar oscuro, carente de transparencia y sin lograr mostrar resultados positivos. Ante esta situación, la ciudadanía demanda la designación de personas con capacidad y conocimiento adecuado para los cargos que ocupan, enfocándose en la eficiencia en la gestión, ya que la precariedad de la administración afecta directamente a los municipios y la provincia.

La eficiencia en la gestión es fundamental, ya que sin ella, las declaraciones legislativas u otras acciones carecen de sentido en la resolución de los problemas. En su ausencia, se corre el riesgo de fomentar a aquellos que son incapaces o que se involucran en prácticas corruptas.