Los resultados de una encuesta realizada a comerciantes salteños sobre el manejo de la pandemia, evidencian un desplome sideral en las expectativas sobre el futuro económico del país y la provincia. Angustia, politización de la cuarentena y desgaste de las figuras de poder, son algunas de las realidades que empiezan a asomar dentro del rubro.

 

A cuatro meses y medio de haberse firmado el decreto 297/20, unos 400 empleados de comercio perdieron su trabajo según el ministerio de Trabajo y el Sindicato que los nuclea en Salta. Las ventas en los negocios no esenciales anotan una caída que oscila entre el 50% y el 70% según la cámara patronal, a pesar de las sucesivas flexibilizaciones y de programas de incentivo como Ahora 6, 12 y 18. Sólo entre abril y mayo, unos 40 locales del microcentro debieron bajar sus persianas empujados por la imposibilidad de afrontar gastos de alquiler, que en esa zona oscilan entre $100 mil y $150 mil.

En esa realidad, que hasta parece benévola en relación a la de otras provincias, se inscribe la opinión de trabajadores y dueños de comercios en relación al manejo de la pandemia a nivel nacional. Impresiones que fueron recogidas por DC Consultores en una encuesta realizada en Salta Capital, Cafayate, Campo Quijano, Chicoana, Iruya y Metán. Del total de entrevistados, un 60% pertenece al rubro gastronómico y el 40% se reparte entre otros rubros.

No sorprende entonces que, entre los resultados arrojados por la medición, una mayoría importante de los consultados desapruebe las gestiones del gobierno nacional frente a la pandemia. En concreto, un 47,1% del comercio salteño pondera negativamente los timonazos de Nación, frente al 30,7% que lo aprueba y un 22,2 que no sabe/no contesta. Para Anibal Urios, director de la consultora DC, esto puede deberse a los criterios de restricción/flexibilización aplicados por la administración nacional que, en muchos casos, suelen interpretarse como arbitrarios. «Nosotros inferimos en el análisis que hay un poco de discrecionalidad, que no hay una coherencia en cuanto a que algunos pueden hacer determinadas cosas y otros no. Este porcentaje se amplía en el rubro comercial. Lo desaprueban mucho más aún», señala el consultor a Cuarto Poder.

El revés, sin embargo, no alcanza para que deje de imponerse en la mayoría de los comerciantes salteños (52,8%) la premisa de que la cuarentena debe continuar. He aquí un indicio de que el binarismo Salud/Economía, no encuentra anclaje más allá de la retórica partidista. Más bien parece primar una leve sensación de «injusticia» o de ausencia de criterios unificados. Para Urios, esta realidad ambivalente representa una gran disyuntiva. «El que pide una solución frente a lo económico no quiere decir que la salud no le importe, le importa muchísimo. Lo que pasa es que le dicen: ‘quedate en tu casa’, pero muchos tienen que salir a trabajar. De allí la desaprobación respecto del manejo de la pandemia».

En esa dicotomía, además, la provincia exhibe una particularidad en comparación a distritos como Capital Federal y Buenos Aires. Para el común de los encuestados, el devenir epidemiológico y sanitario recae tanto más en la figura del gobernador que en la del presidente de la Nación; mientras que, en lo referente a lo económico, sucede a la inversa. Además de un asunto de competencias y autonomías, lo que se puede inferir de allí es que la imagen de los mandatarios provinciales no aparece tan estrechamente ligada a la del presidente como en los casos de Kicillof y Rodríguez Larreta, con quienes suele compartir anuncios y apariciones públicas. «Cada vez que se habla en cadena naconal, está el gobernador Kicillof al lado del presidente, pero en Neuquén (donde también se realizó el estudio) se disocia un poco. El gobernador tuvo una mejor imagen a medida que ibamos midiendo la pandemia. A su vez, el presidente fue cayendo en su imagen positiva. Entonces a la gente se le mezcla todo», explica nuevamente Urios.

En relación a las medidas del gobierno, un 53,9% consideró que el país se encuentra «sin rumbo», un 30,1% que está «encontrando el rumbo», un 7,6% que va en la dirección «correcta» y un 8,4% en el «rumbo incorrecto». En 8 de cada 10 trabajadores de comercios salteños se impone, entonces, cierta noción de incertidumbre o improvisación. El factor común que se vislumbra entre los consultados es que el plan económico está a la deriva, aunque desde la consultora reconocen que la tendencia pudo haberse modificado como consecuencia del acuerdo con los fondos de inversión logrado el pasado martes.

En relación a las expectativas de que el gobierno pueda resolver los problemas económicos post-pandemia, sobresalen dos factores: la angustia y la politización de la cuarentena. En números, esto se plasma en que el 46,5% de los encuestados considera que no podrá hacerlo, frente a un 38,4% que cree que si. El cansancio, según explicó Urios a este medio, termina por trasladarse a todos los aspectos del pensamiento, incluidas las proyecciones sobre el futuro. «En las últimas elecciones ha primado el enojo a partir de definir lo que no se quiere. En pandemia, esto se traduce en angustia. La angustia de no poder abrir un comercio, de no poder visitar un familiar o la angustia del que perdió su trabajo. Eso impacta», detalla.

Por otro lado, a medida que la cuarentena se extiende en el tiempo, las opiniones en relación a ella comienzan a alinearse con las opiniones en relación al gobierno nacional. De allí que el porcentaje de detractores del aislamiento coincida cada vez más con el de opositores o portadores de opiniones negativas respecto de la administración de Fernández. «En marzo, un 90% nos decía que consideraba positiva la cuarentena. En ese 90% tenías todas las vertientes políticas. Hoy cuando preguntás, los que quieren la cuarentena son, en su mayoría peronistas o kirchneristas», explica Urios.

Aunque esto no tiene que ver necesariamente con la imagen presidencial, que sigue siendo mayoritariamente positiva, la situación actual es muy distinta a la de marzo. La matriz paternalista reflejada en pregones como «juntos vamos a salir adelante», se trasladó a una imagen positiva muy amplia. Aunque los problemas no tardaron en aparecer: Jubilados agolpados para poder cobrar sus haberes, sobreprecios en alimentos y las sucesivas extensiones de la cuarentena fueron factores que impactaron en la figura número uno.

El sondeo concluye con una pregunta abiertamente emocional: ¿Cómo se siente frente a la pandemia? En esta instancia, un 32,7% optó por la opción «solo», un 24,6% «desilusionado» y un 15,1% dijo sentirse «desesperado». En el análisis de esos guarismos, se imponen las emociones negativas por sobre las positivas como: «acompañado» (6,3%) o «contenido» (7,9%). Para Urios, esto explica las constantes alusiones del presidente al «esfuerzo de los argentinos» y a los intentos por levantar el ánimo social. «En sus últimas alocuciones (Fernández) habla de estar juntos, de estar unidos. Ha hecho un camino de tratar de cerrar un poco la grieta. Después los funcionarios hacia abajo, podrán trasladar o no esa visión. Pero se trata de levantar los ánimos, de volver al mes de marzo».