El estremecedor relato de la ginecóloga que le hizo la cesárea a la nena violada en Tucumán. «Le salvamos la vida», aseguró.
La nena de 11 años que fue violada por la pareja de su abuela en Tucumán llevaba 23 semanas de gestación y le iban a realizar una Interrupción Legal del Embarazo (ILE), como contempla la ley y como tanto ella como su madre habían pedido. Sin embargo, esta madrugada fue sometida a una cesárea por tres profesionales externos que fueron convocados porque nadie en el sistema público de Salud quería hacerlo.
«Ayer nos llamó el doctor (Gustavo) Vigliocco (Secretario de Salud de la provincia), y junto al doctor José Gigena nos presentamos en el Hospital del Este», relató Cecilia Ousset, una de las médicas que participó de la cesárea. Cuando entró en la habitación, contó después, la nena no se soltaba de la mano de la madre y jugaba con unos muñecos. «Se me aflojaron las piernas cuando la vi», admitió.
Pidió ir al baño, pero lo hizo con su mamá. En ningún momento permitió que le quitaran la ropa interior, ni siquiera cuando ya estuvo anestesiada dentro del quirófano. «Tuvieron que dormirla para hacerlo», detalló.
«No tenía el cuerpo desarrollado como nos habían dicho», sostuvo Ousset. Por eso cuando a punto de realizarle la intervención, se declararon objetores de conciencia «el anestesista, el instrumentador, la enfermera, todos los que estaban allí», supo que ya no había marcha atrás. «Le habíamos dicho que la íbamos a ayudar con su problema».
«La nena llegó al hospital con dos intentos de suicidio», reveló la profesional, y también cuestionó la falta de asistencia psicológica que había recibido a partir de que los abusos salieran a la luz. Además, tenía preclamsia por lo que de ninguna manera hubiera llegado al noveno mes de embarazo. «Ayer le salvamos la vida», aseguró.
El recién nacido está en una incubadora, y no se sabe si podrá sobrevivir. «A las 26 semanas tiene un 50 por ciento de probabilidad de vida», señaló la doctora. La paciente, por su parte, se encuentra en «buen estado general » y Ousset indicó que enviaron «placenta y cordón para que saquen las muestras de ADN». «Queremos defender los derechos de esta nena, que ya fue vulnerada varias veces».
La médica manifestó que al salir del quirófano los esperaba un fiscal del Ministerio Público para pedirles los datos. «Estoy agotada física y emocionalmente», dijo, pero después remarcó: «Hicimos lo que teníamos que hacer. Soy objetora pero no obstacularizadora».