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Esto en Salta no pasa

El ingenio La Esperanza de Jujuy logró algo que a los ingenios salteños propiedad de capitales yankees y peruanos espanta: una gestión comandada por el Estado e incremento de la producción aun cuando recibió un 50% menos de subsidio por parte del gobierno nacional y provincial.

Los medios de aquella provincia informaron que culminó la segunda zafra azucarera del Ingenio La Esperanza con una producción de azúcar de 62.500 toneladas. Resultados que se obtuvieron utilizando un 50% menos de subsidio público comparado con 2013, informó el portal Rgión Norte Grande.

Hay que recordar que comienzos del año 2013 el cierre del ingenio azucarero era inminente y eso concitó la atención de la Casa Rosada y el gobernador de Jujuy que buscaban garantizar la continuidad de la actividad productiva y recuperar el complejo agroindustrial. Cristina Fernández de Kirchner encomendó la tarea de recuperación y fortalecimiento productivo del Ingenio a un Comité de Gestión y Seguimiento ad hoc, integrado por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación y el Gobierno de la Provincia de Jujuy, al que luego se sumaron los ministerios de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, y de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios. A su vez, el Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación delegó el desafío en la Unidad para el Cambio Rural (UCAR), que es el instrumento de inversión para la infraestructura y servicios en el sector agropecuario. Desde entonces, el accionar interinstitucional coordinado por la UCAR creció progresivamente, involucrando a organismos nacionales e internacionales para apoyo financiero y técnico.

En el terreno laboral, signado durante años por huelgas, violentas protestas y condiciones precarias, se avanzó en cuestiones que habían sido postergadas hasta entonces: se logró legalizar el trabajo de los zafreros subcontratados que cosechaban manualmente (denominados “cuartas”) mediante su incorporación a otras iniciativas productivas, conformándose dos cooperativas cañeras independientes integradas por ex trabajadores del Ingenio y otras que se encuentran en formación. En cuanto a los trabajadores del Ingenio La Esperanza, éstos lograron equiparar sus condiciones en relación a las del resto del sector, mientras que se puso en marcha un conjunto de beneficios consensuados con el Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar (SOEA), que se fueron ampliando a medida que avanzaba el proceso de recuperación de la empresa.

Hasta el 2014 el Ingenio La Esperanza era el único en el país que realizaba toda su cosecha manualmente. Además del sobrecosto que esto significaba para la empresa, la cosecha manual causaba daños ambientales, a la vez que implicaba mayor riesgo laboral debido al uso del fuego, siendo nocivo para la salud de los trabajadores. Otros sectores de la población se encontraban afectados por el humo, y los niños eran los más vulnerables sufriendo recurrentes cuadros de afecciones respiratorias. Por estas razones, luego de 131 años, se acordó con el Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar (SOEA) y el conjunto de los trabajadores mecanizar completamente la cosecha. Este nuevo sistema se inauguró con la zafra 2014 y marcó un hito en la historia del complejo agroindustrial.

Debido a la introducción de mejoras significativas en la operación de la fábrica y, fundamentalmente, a la implementación de la cosecha mecanizada integral en el año 2014 la producción de azúcar aumentó un 50% respecto al año anterior, en tanto la producción de alcohol registró un aumento del 40%. Los pronósticos para la nueva zafra 2015 marcan un incremento hasta que rondaría las 90 mil toneladas la producción de azúcar y a 20 millones de litros de alcohol.