Consultados por la prensa, economistas salteños coincidieron en confirmar el peor escenario posible: Argentina sufre de estanflación, una perversa combinación de estancamiento de la actividad económica y alta inflación. (G.T.)

“Hay recesión en Argentina con el agravante de la estanflación” señaló Julio Moreno y explicó que “es un esquema preocupante porque aumentan los precios y bajan los consumos”. El inocultable aumento de los precios motivó esta semana, por ejemplo, un boicot a los supermercados por parte de distintas organizaciones políticas, sociales y de consumidores mientras la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina reconoció que el consumo de carne en el primer trimestre fue el segundo más bajo en 10 años.

Otros profesionales de la economía confirmaron el sombrío diagnóstico. Emiliano Estrada opinó que “sin dudas este año es de estanflación: recesión con inflación” y detalló que “los años previos, con inflación y recesión” anticiparon el escenario actual como consecuencia de la “inflación inercial”. David Spinozzi también recordó el pasado reciente y señaló que la alta inflación licuó incluso el crecimiento (del orden del 2%) del año pasado por lo que “es correcto decir que estamos en un proceso de estanflación”.

Los tres economistas, además, coincidieron en que llevará largos meses revertir este proceso y sugirieron que “todo el 2016” estará marcado por estas condiciones. A su juicio profesional, recién en el segundo semestre puede observarse una leve y gradual mejoría en las variables económicas.

Al respecto, Moreno consideró que era necesario el sinceramiento de las tarifas de los servicios públicos y planteó que el interrogante ahora es cómo se acomodan los salarios. Además, se mostró optimista por el posible ingreso de capitales tras el acuerdo con los holdouts que busca el gobierno. “El acuerdo con los fondos buitres puede ayudar porque va a permitir financiamiento más barato para los gobiernos y las empresas pero no será inmediato” dijo, más prudente, Spinozzi y estimó que “va a tardar no menos de 6 u 8 meses” la eventual llegada de capitales. “Hay buenas expectativas a futuro pero, creo, recién el año que viene puede comenzar la recuperación” agregó y reconoció que los empresarios nacionales y extranjeros “van a esperar por lo menos hasta fin de año para ver cómo marcha la economía y decidir negocios y nuevas inversiones”.

Estrada, por su parte, advirtió que Argentina enfrenta el riesgo de “matar su gallina de los huevos de oro: el mercado interno” porque desde la concepción ortodoxa y neoliberal (presente en el gobierno nacional) existe una “exagerada confianza” en el mercado internacional y en el posible ingreso de dólares desde el extranjero.

Y arriesgó que el gobierno nacional impulsa un proceso de reducción del salario real (por el aumento de las tarifas y paritarias por debajo del nivel de inflación) para ganar competitividad y aumentar las exportaciones. Pero acusó que, de cualquier manera, el salario medio en Argentina es del doble que en China, India, y los países del sudeste asiático por lo que “con la excepción del agro, seguimos siendo poco competitivos y encima recortamos los salarios y el poder de compra y afectamos el mercado interno”.

La principal preocupación de los economistas es la inflación (3,6% en enero, 4,8% en febrero y casi 5% en marzo de acuerdo a distintas mediciones privadas) que, según advierten, ocasiona el crecimiento de la pobreza. En efecto, el último reporte del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica elevó del 29% a más del 32% el índice de pobreza y calculó 13 millones de pobres y casi 2,5 millones de indigentes en el país.