Al escándalo desatado en la José Lo Giúdice por malversación de fondos y manejos unilaterales, se sumaron nuevas denuncias por concursos arreglados. Silvina Añez, la rectora denunciada, no fue sancionada y volvió a dar clases en la institución pese a la oposición de docentes y alumnos. (Nicolás Bignante)

Enorme fue el desconcierto y la indignación de la comunidad educativa de la Escuela Superior de Música «José Lo Giúdice», cuando días atrás vieron ingresar al establecimiento a la cuestionada rectora Gladys Silvina Añez. Luego de las denuncias por abuso de autoridad y malversación de fondos presentadas por docentes de la institución; el Ministerio de Educación, a través de la dirección de Educación Superior, llamó a concurso para cubrir el cargo que actualmente ocupa Añez. Sin embargo, esto no fue impedimento para que la mujer denunciada se presentara a dar clases como si nada hubiera pasado en las aulas del primer piso del edificio de El Huayco. En su retorno, la rectora ensayó una suerte de alegato de defensa que quedó registrado por los alumnos. Cabe mencionar que, a pesar de la contundencia de las pruebas aportadas por los trabajadores de la institución, no recayó sobre Añez ninguna sanción por parte del ministerio a cargo de Analía Berruezo. Como respuesta, los estudiantes elevaron una nota para exigir que se le impida el ingreso al establecimiento, la cual nunca fue respondida.

La denuncia presentada en la Cámara de Diputados y publicada por Cuarto Poder el mes pasado motivó, además del llamado a concurso, la realización de una auditoría por parte de la Sindicatura General de la Provincia. A los comprobantes incorporados en la denuncia -que incluían gastos en celulares, remises y comida rápida- se sumaron otros tantos que dan cuenta de un manejo de fondos que pendula entre lo impune y lo bizarro. La documentación suministrada a los auditores da cuenta de manera fehaciente que Añez dispuso de los fondos de la cooperadora para usos indebidos y compras personales. Aunque el proceso de auditoría sigue en curso, los trabajadores de la escuela no esperan muchos resultados considerando la ausencia de sumarios contra la rectora.

El desfalco millonario que se investiga en la Escuela desvió la atención de otros asuntos de verdadera gravedad institucional, como las irregularidades en los concursos docentes.

A lo largo de cinco años la nominación de profesores en la Escuela 6003 «José Lo Giudice» se realizó sin muchos sobresaltos a través de designaciones a término. No obstante, este sistema posibilitaba que muchos docentes fueran dados de baja cada año. Por tal motivo, y con la supuesta intención de brindar transparencia a los nombramientos, se implementaron los concursos.

A través de una disposición interna de febrero de 2019, la profesora a cargo del rectorado, Gladys Silvina Añez, dispuso llamar a concurso para cubrir las horas-cátedra de nueve espacios curriculares de Canto. Los docentes concursantes comenzaron a advertir las anomalías del proceso una semana antes de que se dieran a conocer oficialmente los resultados. Fueron los propios alumnos quienes dieron aviso a los profesores de que el orden de mérito estaba resuelto de antemano y que resultarían perjudicados.

A los oídos de los profesores concursantes llegaron rumores de que había una preferencia preestablecida por una postulante tucumana y que no tenía sentido participar de las evaluaciones. Antes de ingresar a las entrevistas, los docentes recibieron mensajes de alumnos preocupados por el supuesto resultado del concurso. «Nos dijeron que ganó Miriam Molina, pero queríamos estar con usted», advierte vía Whatsapp una alumna; «¿Cómo te enteraste del resultado?», indaga la profesora concursante; «Nos dijo el profe de Coral Benavidez», respondió la estudiante. El docente mencionado en la charla es amigo personal de la proclamada «ganadora del concurso».

La composición del tribunal evaluador fue otro aspecto a objetar por parte de los trabajadores interesados en cubrir los cargos vacantes. Según la resolución 269/03, para ser miembro del tribunal evaluador «se deberá poseer titulación de nivel superior con competencia en el nivel, experiencia y/o antecedentes relacionados con la asignatura, área, módulo o taller a cubrir en el nivel superior». También se establece que, de los tres integrantes, uno de ellos debe ser representante de la institución y los dos restantes extra-institucionales. Estos últimos no deberán tener ninguna relación con la institución convocante, resguardando en todos los casos, la afinidad académica del referido jurado con la/s cátedra/s objeto/s de la convocatoria.

El criterio de afinidad con la asignatura a cubrir no pareciera haberse tomado muy en cuenta. Aunque los espacios curriculares en cuestión forman parte de la carrera de Canto, entre los integrantes del jurado había un profesor de guitarra. A su vez, uno de los jueces extra-institucionales poseía título de licenciatura, por lo que no tenía incumbencia en el área pedagógica. El tercer miembro del jurado sencillamente no poseía título. 

El resultado de las audiencias fue dado a conocer el 22 de marzo pasado. En el acta de orden de mérito los postulantes se encontraron con al menos dos sorpresas: 1) El resultado coincidía exactamente con lo que los alumnos habían presagiado una semana antes y 2) los antecedentes, títulos y propuestas pedagógicas de los concursantes habían sido brutalmente tergiversados en favor de Miriam Molina, la docente ganadora.

La profesora en cuestión no posee título de la institución y lleva poco menos de seis meses dando clases en la escuela; sin embargo, su nombre figura en el acta con una antigüedad de 16 años en el espacio concursado. Por el contrario, en los legajos de los postulantes: Marianela Guardatti, Juan Sivila, Emilse Atampiz y Carlos Yudi, se omitieron antecedentes profesionales de suma relevancia y afinidad con los cargos a cubrir.

El caso sirvió de precedente para que días después se impugnara un concurso de similares características para cubrir cargos en la carrera de Piano. Al igual que en el caso de Molina, los resultados y el orden de mérito comenzaron a circular mucho antes de que se realizaran las audiencias.

No obstante las denuncias, en el edificio de El Huayco, las irregularidades y los manejos unilaterales continuaron a pesar de la ausencia de Añez y a instancias de su suplente, el coordinador Pablo Sulic. Desde el ministerio a cargo de Berruezo no llegan señales contundentes de querer intervenir en el turbio presente de la institución.