Icono del sitio Cuarto Poder

Esclavos de sus palabras

Carne podrida, candidatos desbordados y una intendenta que no entiende nada.

 

Fue una semana clave para la política salteña. Las definiciones se dieron, aunque con fórceps. Los candidatos están más desbordados que nunca y eso se nota porque se van de boca. Pasen y miren.

La tensión se palpa en el aire. El miércoles fue el día más evidente porque hubo cierres de listas y las negociaciones fueron tensas y hasta etílicas, según comentan. 

También hay desesperación. Una desesperación que produce amnesia selectiva en algunos (candidatos se olvidan de sus responsabilidades en gobiernos anteriores)  o que directamente los lleva a disparar munición gruesa sin medir consecuencias. 

Empecemos por la carne podrida

Emiliano Estrada, otrora urtu-ministro, criticó la falta de Seguridad y de patrulleros. Es decir, se la dejó picando para que le hicieran un gol. Y el que no desaprovechó la ocasión fue Ricardo Velarde, subsecretario del Parque Automotor. «Cuando no tenés argumentos comenzás a vender carne podrida. Le contestó a Estrada: él dice tomar en serio el tema de seguridad pero fue ministro de Economía del gobierno anterior y ¿qué hizo para equipar la Policía?», dijo el funcionario saencista.  Y le enrostra que «esta gestión en tres años entregó 201 unidades y te desburro Emiliano, en Salta capital se presentaron los 35 patrulleros  comprados hace quince días. Posteriormente se entrega formalmente a cada dependencia del interior”, explicó el funcionario del Gobierno Provincial. Y con estas palabras le hizo la fatality a Estrada: “Lo que si te garantizo que recibí de tu gobierno fue un Parque Automotor totalmente detonado. Tirá nuevas propuestas, fuiste ministro y no compraste ninguna unidad para Seguridad. Propuestas, Emiliano, no versos”. 

La peor de todas

El concejal capitalino Franco Biella tiró esta semana: “Este es el peor gobierno municipal de la historia”. Incluso para quienes hemos padecido al sanmillanismo y al tanonismo, la frase suena a verdad obvia. Es como que digan que 2+2 es 4.  Pero lo obvio no le quita lo necesaria: esa frase hace falta. Porque si bien está claro que la gestión de Bettina Romero en la Muni de Salta Capital es espantosa, la jefa comunal todavía sueña con la reelección y uno que otro votito cosechará en la urna. 

Pavimento donde no hay cloaca

Esta semana Bettina fue a inaugurar unas obras improvisadas. Pensó que la recibirían con los brazos abiertos y solo recibió puteadas. 

“No tenemos agua, ni cloaca; esto es un asentamiento. ¿Cómo no piensa? ¿Cómo no averigua cómo está la situación, no tiene asesores?”,  se quejó una vecina en una radio local. Sucedió el jueves cuando la intendenta capitalina inauguraba la pavimentación de un tramo de la avenida Juan XXIII. 

Le aguaron la pequeña puesta en escena. Bettina se fue, sin dejar de sonreír, sin responder a ninguna de las quejas. 

Impuestazo

El concejal de Yo Participo, José García Alcázar, volvió a ponerse en modo Popular y después de votar a favor del impuestazo bettinista dijo: «El Ejecutivo nos jugó chueco y nos traicionó”. Además, el edil negó estar al tanto de la recategorización impuesta por la Municipalidad y afirmó sentirse traicionado. 

«Realmente es jugarte chueco, a la silenciada», sostuvo el concejal. Y después habló de «una alta traición”, manifestó. Furioso añadió: «No voy a tolerar que al Concejo Deliberante se lo coloque dentro de la intención de decir que acompañamos esto». 

Los problemas de votar a favor de un proyecto que no se ha leído.

Lanata durísimo

«Los pibes votan a Milei porque son boludos y nunca leyeron una mierda», dijo el periodista Jorge Lanata.

El problema es que hay varios candidatos, no solo del espacio libertario, que también son boludos y nunca leyeron una mierda.

Y a eso hay que sumarle un tercer problema: los que sí leyeron mucho, pero igual son boludos. 

Pero bue.

Decir cosas obvias

«La inflación golpea a los más pobres: los alimentos subieron más que otros bienes y servicios»

Este es un titular de El Tribuno, que al parecer habla de lo que nadie se dio cuenta.