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Errar es de cana…

Escena 1: 20 policías golpean la puerta de un hogar que consideran sospechoso. Escena 2: la familia desconcertada mira cómo ingresan al hogar y se llevan muchos electrodomésticos. Escena 3: los azules no se dan cuenta que allanaron el lugar equivocado. ¿Cómo se llama la obra?: Policías de Salta en acción.

 Uno podría decir perdonar es divino, o por lo menos humano, pero en estas ocasiones el perdón ya se viene extendiendo demasiado, porque son varias las veces que los azules cometen un error que, por suerte, hasta ahora no terminó con víctimas fatales, o tal vez sí, en algunos casos tildados como bala perdida.

 En este otro error más para sumar a la larga lista de mocos policiales el perjudicado fue un laburante, que repara electrodomésticos y cuya domicilio fue allanado en busca de una cómplice de los, ahora famosos, rompevidrieras. “Llegaron buscando a Yaqueline Casimiro, mujer de uno de los imputados en el caso de los rompevidrieras. En la orden de allanamiento que dispuso Troyano, dice que la mujer esa vive acá. Ella estaría vinculada con los rompevidrieras. Pero no sé quien es y nunca pisó esta casa. Tampoco hay un documento que diga que reside en esta vivienda”, explicó José Ochoa, luego de que el lunes pasado oficiales de la policía de salta ingresaran a su domicilio y se llevaran todo lo que encontraba a su paso y podía resultar sospechoso. Y es que a los ojos de un policía todo es sospechosos, o al menos esa es la instrucción que reciben y por ello a veces se los mira con una ternura que asusta.

 “Se llevaron todos los productos electrónicos que encontraron. Mi trabajo es reparar televisores, y materiales de electrónica. Lo que se llevaron pertenece a mis clientes, y todavía no se los puedo devolver. Me generó un grave problema porque algunos vinieron a retirar sus productos y no estaban. Conseguí ya casi todas las facturas que avalan que esos productos que se llevaron tienen dueño”, dijo más adelante Ochoa.

 Lo que se supo más adelante es que los muchachos de la policía se cebaron, porque seguramente una vez que vieron tanto electrodoméstico dijeron esta es la nuestra, aquí reventamos al jefe de los rompevidrieras y zafamos. Pero no fue así, puesto que el abogado de Ochoa hizo constar que lo que incautaron los policías ni siquiera estaba en la orden expedida por el juez: “La brigada a cargo del oficial Walter Mamaní se extralimitó y secuestró otros 30 objetos, y no solo los dos elementos que constan en la orden de allanamiento”. Sin embargo el inspector Gerardo Echazú indicó que todo lo secuestrado era parte del supuesto botín, y duro como piedra, no hizo caso a los reclamos de Ochoa quien, factura en mano, intentaba demostrar que los aparatos pertenecían a sus clientes. Pero los aparatos de azul hicieron caso omiso a las explicaciones, como es costumbre, y procedieron de todas maneras.