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Entre la izquierda y el peronismo

La Unidad Popular de Salta ratificó la candidatura de Edmundo Falú para las legislativas salteñas, aunque en un encuentro realizado la semana pasada se debatió la relación entre ello y la izquierda a secas y el peronismo como experiencia histórica de los sectores populares. (Daniel Escotorín)

Edmundo Falú proviene del peronismo, como buena parte del partido Instrumento Electoral por la Unidad Popular. El apellido del candidato tiene historia en la política y en la cultura salteña. En la política, su padre fue diputado nacional peronista por la Lista Verde de Miguel Ragone en 1973. No es poca cosa. Es una invitación a rediscutir los límites de este espacio (el peronismo) y las posibilidades de un modelo y un momento histórico complejo que exige nuevos planteos, desafíos y lenguaje. El difícil equilibrio entre capital y trabajo, derrotar la desigualdad, transformar la democracia en participativa, garantizar la soberanía alimentaria, los bienes comunes, o el buen vivir son categorías que superan el debate izquierda – derecha; peronismo – socialismo; peronismo – antiperonismo. Son los verdaderos retos del siglo XXI en la misma lógica que lo plantean Evo Morales, Rafael Correa o el Pepe Mujica.

En ese debate una fracción de organizaciones populares devenidas en fuerza electoral, se internó y avanza en la búsqueda de esa síntesis anhelada. El Instrumento Electoral por la Unidad Popular (Unidad Popular para los amigos) tuvo su bautismo de fuego electoral en Salta en estas elecciones. No le fue mal, superó las PASO y mantuvo el caudal de votos en mayo. Ahora apuesta a la alianza con el PTP (FRENTE POPULAR) para repetir o mejorar los números de la mano de la candidatura presidencial de Víctor de Gennaro. Este fin de semana pasado tuvieron su congreso provincial y se enfrascaron en el debate sobre su estrategia y su identidad. Se reafirmó la propuesta de (pre) candidatura a diputado nacional de Edmundo Falú, quien ya lo fuera a gobernador. Para la UP se plantea la necesidad de ampliar su base territorial y provincial de la mano del vínculo que se mantiene con las organizaciones sociales y gremiales de las que muchos de sus referentes provienen. Esta inserción se asimila a la experiencia genética del peronismo, pero con el aditamento de haber sido justamente a la vez víctimas del modelo de los noventa.

En paralelo su alianza con el PTP (PCR-CCC) aviva el debate sobre los límites del Frente Popular, que de hecho, si se plantean como opción de poder precisan una ampliación ciertamente necesaria y pronta. Tienen al frente su primer rival electoral el PO y el FIT (izquierda tradicional y antiperonista) y luego el consabido adversario: el PJ mas el FPV. A los primeros debe superarlos en votos (propuestas + candidatos) a los segundos en votos e identidad. Allí el dilema histórico de una fuerza nueva pero con los problemas viejos nunca resueltos por ningún sabio ni congreso científico en todo el mundo ¿se puede?

Larga discusión

¿Qué es ser de izquierda en una Argentina donde las principales transformaciones sociales, económicas y políticas a favor de las clases subalternas las implementó el peronismo? ¿Qué es ser de izquierda en un país donde la clase obrera adhirió plenamente a la identidad política forjada hace más de medio siglo? ¿Qué es el peronismo, movimiento que además de transformar, en los noventa restauró y actualizó el poder del capital dejando el tendal de excluidos y marginados del sistema? ¿Cómo pararse frente a este dilema existencial de todas las fuerzas políticas argentinas que no le encuentran el agujero a ese mate que es el vencer y superar al peronismo?

Superar al peronismo por izquierda, esto es establecer un modelo social que garantice bienestar material, progreso o estabilidad permanente sobre la base una estructura económica, que quizás sin derribar lo que genéricamente se denomina capitalismo (¿es posible hoy?) que tenga un predominio de una nueva clase hegemónica. Esto es parte de un proceso ciertamente arduo y largo; para eso es necesario primero construir un espacio político capaz de vencer al poderoso aparato (o poderosos aparatos) que conforma el peronismo, comenzando por su eficaz maquina electoral: el PJ. La izquierda tradicional (o roja) chocó una y otra vez contra esa muralla; hablamos del PC, del MAS, y hoy en día del trotskismo. Estos partidos basaron sus estrategias en diferentes tiempos en distanciarse del ideario peronista, parándose en el campo del antiperonismo. Más allá de efímeros logros nunca preponderantes, sus presencias fueron ineficaces a la hora de proyectar una construcción sostenida y profunda.

Desde otras perspectivas ideológicas, las experiencias que intentaron ser superadoras del peronismo, ya por izquierda, ya por derecha también terminaron desintegradas o absorbidas, según el caso por ese monstruo multifacético y mitológico: el Partido Intransigente (PI), la Unión de Centro Democrático (UCD), el Movimiento por la Dignidad Nacional (MODIN), el Frente Grande, y así hasta infinidades de fuerzas menores, provinciales (hola PRS), etc. El título sería “Cómo enfrentar al peronismo y no morir en el intento”.

El peronismo es esencialmente una cultura política, una identidad social que va más allá del folklore o las interpretaciones folclóricas. Nacido bajo el signo vital de la experiencia sobre esta construyó una doctrina, ambigua quizás pero clara en sus fundamentos y sus horizontes. Suficiente para convencer a las mayorías populares desenamoradas de las pretensiones intelectuales e ideologistas de las minorías. Luego el PJ se adueñó del manual.

Síntesis de peronismo e izquierda. ¿Izquierda peronista? Paradoja histórica, el kirchnerismo que se presenta como heredero de la generación del ’70 (peronismo revolucionario, JP, Montoneros) no tolera o no contiene a una fracción de izquierda K, en el sentido de fuerza crítica, no complaciente.