Un comisario de La Pampa decidió innovar en el rubro de eventos: en lugar de contratar un catering caro, mandó traer un grupo de presos para que le prepararan el asado y atendieran a los invitados como si fuera un exclusivo restaurante con estrellas Michelin… pero versión penal.
Los detenidos caminaron hasta el salón sin custodia (porque ¿quién necesita seguridad cuando tenés fe en el sistema?) y, luego de finalizada la fiesta, regresaron a sus celdas como buenos muchachos. Eso sí, la maniobra terminó con el comisario enfrentando un juicio por convertir a los presos en mozos VIP y olvidar un pequeño detalle llamado “derechos humanos”.
En el juicio, los testigos relataron con lujo de detalles cómo los reclusos servían bandejas como profesionales. El comisario, en tanto, enfrenta ahora cargos por incumplimiento de deberes y un posible pase a la fila de los desempleados. El fallo se conocerá en breve, pero algo es seguro: este casamiento será recordado como uno de los más originales —y condenables— de La Pampa.
