La Ley de Matrimonio Igualitario cumple 9 años y por ello recordamos el emotivo texto con el que el productor teatral Pepito Cibrián Campoy lo defendió en la Cámara alta al evocar a Federico García Lorca. VIDEO

Corría el año 2010 y en pleno debate en el Senado de la Nación, la intervención de Pepito Cibrián Campoy, emocionaba a muchxs. Equiparó la situación de las parejas del mismo sexo con la de las mujeres, consideradas sin alma por la Iglesia Católica hasta el año 585. Habló además de la necesidad de tantos niños, que no son dados en adopción porque las instituciones «reciben subsidios de 1.500 a 3.000 pesos» por cada uno.

Para concluir, leyó el final de su unipersonal Marica, que evoca las últimas horas del poeta español Federico García Lorca, enfrentado a su verdugo.

El 15 de Julio de 2010 en Argentina se aprobó el proyecto de ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción por parte de las mismas. La sanción de la Ley 26.618, conocida como «Ley de Matrimonio Igualitario», permitió la celebración del matrimonio entre personas del mismo sexo en la Argentina, convirtiéndose en el primer país latinoamericano en reconocer a las poblaciones de la diversidad sexual como sujetos de derechos.

 

La norma fue sancionada con 33 votos a favor y 27 en contra, luego de una sesión histórica del Senado de la Nación, y representó una lucha de más de 30 años del movimiento LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales e intersexuales), junto a sectores políticos, sociales, culturales y académicos.

 

Con un gran impacto en la sociedad, luego de la aprobación, unas 1100 parejas del mismo sexo contrajeron matrimonio durante los primeros 6 meses de vigencia de la ley.

 

A continuación, el texto completo leído por el artista, extraído de su blog personal.

Federico
Me hubiese gustado morir entre manos más amenas.
escuchando sevillanas o un verso de Rafael Alberti.
cantando por bulerías o extasiado ante el dolor
de ver el color de Goya fusilándome a mi suerte.

Me hubiese gustado cerrar los ojos que hay en mi mente
con imágenes de amigos y con sonidos de fuentes,
que los moros me tejieran y que ya las tengo ausentes.

Federico
No podría dar yo más, pues estoy por dar mi muerte.
mas la daría otra vez para enterrar yo a mi madre
y evitarle soportar el enterrar a su vientre.

No pensé morir así, tan desprolijo y sin gente.
Tan solitario en mi adiós estando en mentes presente.
¡Qué dolor le ha de causar a mis amigos
el ignorar de qué forma Federico cayó inerte!

¿Cómo murió?¿Pasó frio?
¿Dañaron sus manos blancas
o lo mataron dormido?
¿Lo violaron
¿O murió como un torero
de esos, que él amó tanto
clavado por banderillas
con un estoque en su frente?

¡Qué risa causan preguntas
que nadie ha de contestarse!

Si te preguntan, tú calla,
no digas que me has matado.
Guarda el secreto en el alma
y el sitio donde lo has hecho
se pierda con su rocío.

Ya sé que no has de llorarme,
pero quién sabe, tal vez,
un día tu has de cumplir tu deseo… y leerme,
y podrás decirte a ti,
con un orgullo indecente:
“¡Hijo puta! a este tío lo maté
y no me nombra en su muerte”.

Y si por casualidad un día por aquí pasas
yo no te pido… ¡detente!
simplemente mira allí donde estaré, enterrado indiferente,
y piensa que alguna vez tu correrás esa suerte.

Asesino
Es tarde y ya tengo frío.

Federico
Yo también. ¿Será esto frío
o la ilusión de perderte?

Asesino
No te entiendo y son palabras
que me suenan maricuelas.
Dicen mis generales, y dice queipo de llano,
que eres marica,
y yo acato lo dicho por generales
y sobre todo, lo dicho por queipo de llano.
Palabras de un marica, que no se si son palabras.
En poco rato tendrá
España un maricón menos.

¿Quieres lo ojos tapados?

Federico
Prefiero estar presente.

Asesino
Para que veas que soy un falangista decente,
ante este pelotón, del cual soldado soy yo
además de capitán, te doy a ti la ocasión
de hablar antes que llegue tu muerte.

Federico
¿Me la das?

Asesino
Hazte con ella.

Federico
¿Serías tal vez capaz
de guardar lo que yo diga en tu mente?
Asesino
Pierdes tiempo.
Va a aclarar, y a las dos tengo un almuerzo
con gente que es muy decente. (pausa) ¡Habla o te perforo de adentro! ¡Habla marica! Marica… habla. ¡Habla marica!

Federico
(Pausa. Observa)
Batallón de mariquillas de soldados que han venido
a mariquillearme con cien maricas plomizos
de pólvoras los maricas, y de maricas sus tiros.

Maricas que han mancillado
las falanges de Alejandro
usándolas como símbolo
sin saber que era un marica.

y matan como maricas
al amor por pervertido,
y ciegan los ojos niños
y así no verán maricas.

Maricas que me marican
por mariquear fantasías
que tildan de mariconas
por no encontrarles sentido.

Pelotones mariquitas
que destrozan… ¡maricones!
el corazón de este hombre
con dignidad de marica.

¡Tiren al centro marica
que dio a luz obras maricas
y traten de que al hacerlo
me olvide un mundo marica.

Acribillen mis genitales
que a maricas endulzaron
y al hacerlo que me exploten
como frutillas… maricas.

Que mi sangre reproduzca
en este suelo marica
flores de colores nuevos
que las verán mis maricas.

Marica quien me ha aplaudido
marica quien me ha leído
marica quien ha luchado
contra las hordas maricas
que bárbaramente rompen
la belleza de un marica.

Marica el Dante y su mundo
y Calderón… un marica
que escribió que “todo es sueño”
y un sueño es acto marica.

Maricas los enfermeros
por sanar lepras maricas.
Galileo, el más marica,
por pretender ver redondo
un mundo cuadrangulado
por cuadrángulos maricas.

Marica el médico a palos
y marica su escribano,
¡marica penicilina
que solo curas maricas!

Marica don Juan Tenorio
por amar él lo prohibido.
y Beethoven ¡gran marica!
que junto a Manuel de Falla
se atrevieran a dar sones
que por serlo son maricas.

Marica el crucificado
por redimir mariquitas.
marica, madre, ¡marica!
por haberme tu parido.

Marica también mi padre
por tener semen marica
y maricas mis ancestros
por engendrarnos maricas.

Y así… sumando … maricas…
veremos que en cada tumba
de humanidades maricas
solo yacen esqueletos…
esqueletos de maricas.

Se escucha un tiro.
Apagón.