De un tiempo a esta parte, el mundo basa sus movimientos en algo que sólo vimos en los libros de historia, una pandemia. En este caso hablamos de Coronavirus o COVID 19, como es su nombre científico. Todos hablamos. Todos juzgamos y decretamos que es mejor o peor para la población, pero desde nuestra perspectiva bastante doméstica. Sin embargo un grupo de especialistas en Derecho estudiaron el tema y publicaron un libro con sus conclusiones. El Libro se llama “Emergencia Sanitaria Global: su impacto en las instituciones jurídicas”. Bajo la dirección de Rodolfo Barra y Martín Plaza y bajo la coordinación general de José Gabriel Chiban, un grupo de 26 profesionales salteños realizó este trabajo, que comienza haciendo un recorrido por la historia de la humanidad y continúa con un estudio sociológico que analiza las consecuencias, favorables y no tanto, del “Aislamiento Social”.

Es sabido a lo largo de la historia de la humanidad las pandemias de distintos tipos de enfermedades nos han acompañado. Cual más o menos grave no es lo importante, sino que pusieron al mundo de cabezas, igual que está pasando ahora. A pesar de ello, no han sido consideradas trascendentales dentro de los cambios de época. Seguramente porque ninguna cambió nada fundamental en la sociedad que la recibió y padeció. Es cierto que dejaron consecuencias importantísimas, pero siempre parciales. Las pestes vinieron y se fueron, nadie sabe exactamente por qué. Las malas condiciones sanitarias e higiénicas fueron ocasión de su advenimiento, como las prevenciones para el contagio y quizás, la “autoinmunización”, causal de su partida.

“No sabemos todavía si esta es la peste más terrible de la historia de nuestras pestes. Si para saberlo consideramos el número de víctimas, no lo es. La “peste negra” de mediados del siglo XIV mató a un número de personas cercano a la mitad de la población europea, continente donde se asentó por cinco años. La denominada “gripe española” dejó un saldo mortal de aproximadamente 50 millones, entre 1918 y 1919, y así hay otros antecedentes de similar dimensión apocalíptica”, explica Rodolfo Barra en el prólogo de esta publicación. “Es muy temprano para hacer un balance de la actual pandemia, especialmente de sus resultados y legados, pero sin dudas lo más llamativo de esta es lo que llamamos el “aislamiento social”. Nunca se dio una situación de casi total “encierro” de la población en sus domicilios, la interrupción de la actividad recreativa, educativa y, principalmente, la comercial e industrial no esencial, con una duración tan prolongada”, continúa el letrado. El “aislamiento” provocará una tremenda crisis económica, pero de este tipo de situaciones extremas la humanidad siempre se las ha arreglado para salir. “Lo que no sabemos –aclara Barra- es el tipo de crisis psicosocial que heredaremos de la pandemia, sus consecuencias culturales y políticas, si es que realmente las producirá. Este fenómeno puede generar cambios importantes, en principio positivos: menor traslado físico, menor utilización de transporte público, menor, entonces, contaminación ambiental, junto con un mayor aprovechamiento del salario (eliminación de gastos de traslado, comidas “de oficina”, vestimenta), menores gastos generales para las empresas económicas y organizaciones educativas. Claro que se perderá el contacto personal, tan importante, por ejemplo, en la educación”. Los efectos económicos y psicosociales de esta peste serán seguramente estudiados por científicos de distintas especialidades.

Este director de la obra, también deja en claro que no debemos dejarnos engañar por sirenas apocalípticas, ni por manías conspirativas, cuyas usinas vaya a saber en cuál central de inteligencia se encuentran. Nos pide que tomemos a la “infodemia” como un entretenimiento para pasar el tiempo de encierro; nada más. Quizás la pandemia provoque también correcciones culturales que impulsen los cambios positivos en el orden económico y político.

“Para gobernar la economía mundial, para sanear las economías afectadas por la crisis, para prevenir su empeoramiento y mayores desequilibrios consiguientes, para lograr un oportuno desarme integral, la seguridad alimenticia y la paz, para garantizar la salvaguardia del ambiente y regular los flujos migratorios, urge la presencia de una verdadera Autoridad política mundial regulada por el derecho, expresa el coautor del libro. Agregando que quizás sea prematuro pensar en una “autoridad política mundial”, pero se puede ir estableciendo agencias supranacionales con verdadero poder final sobre materias específicas de inevitable alcance global, como la salud, las migraciones, el hambre. “Esperemos también que las autoridades tengan conciencia acerca de la necesaria temporalidad de la emergencia y recuerden que son titulares sólo de una competencia subsidiaria”, concluye Rodolfo Barra, autor del prologo y co director de la publicación “Emergencia Sanitaria Global: su impacto en las instituciones jurídicas.