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Embarazo adolescente en Salta: Niñas empujadas a maternar

El debate por la ley de IVE puso en foco la problemática de los embarazos no intencionales. En Salta, el promedio es de 13 nacimientos por día registrados en menores de 20 años. Además tenemos uno  de los mayores índices de mortalidad materna adolescente. (Andrea Sztychmasjter)

El embarazo adolescente es considerado un problema de máxima prioridad para la salud pública. Especialistas señalan que vivir la maternidad durante el proceso de crecimiento biológico, psicológico y social, ser madres antes de haber logrado la propia identidad personal y la madurez emocional, genera gran ansiedad, incertidumbre e interferencia con el logro de la madurez biopsicosocial propia.

Otras consecuencias en la salud de niñas y adolescentes son los altos riesgos de mortalidad que suelen presentar los embarazos precoces, entre las complicaciones se observa también que los recién nacidos presentan bajo peso al nacer, existe alto porcentaje de nacimientos prematuros, y un alto riesgo de vida en las madres niñas y adolescentes.

En Salta las tristes estadísticas nacionales sobre embarazo adolescente se han mantenido prácticamente estables en los años del gobierno de Juan Urtubey. Nuestra provincia volvió a ser noticia por estas cifras, que la colocan como una de las más vulneradoras de los derechos de niñas y adolescentes. Ante esto, el gobernador decidió emplear su ya infinitamente cuestionado método de inteligencia artificial para predecir los embarazos tempranos, asegurando que con tecnología de punta se puede prever de 5 a 6 años, con el nombre, apellido y domicilio de cada niña, futuras adolescentes, que está predestinada a un embarazo adolescente.

En Salta las tristes estadísticas nacionales sobre embarazo adolescente se han mantenido prácticamente estables en los años del gobierno de Juan Urtubey.

Más que números

El último informe de Natalidad y Mortalidad publicado por el Ministerio de Salud de la Nación muestra preocupantes cifras para Salta, en cuanto a mortalidad materna y embarazo adolescente. En ese informe las provincias del norte argentino son la que tienen los peores índices y en varios casos superan la media nacional, como sucede en la tierra gobernada por Urtubey.

En Salta, el 22,3% de los nacimientos corresponden a madres menores de 20 años, muy por arriba del promedio nacional, el cuarto más alto de Argentina. Respecto a la mortalidad materna, en el país se registran 3,9 muertes cada 10.000 nacidos vivos, cifra que en el norte del país se duplica siendo de 5,3 en el noroeste y 6 en el noreste. En el caso de Salta también supera por más del doble a esta cifra.

Los datos coinciden con los expuestos por Amnistía Internacional en mayo de este año: Con una tasa de 83,4 cada mil mujeres, Salta se ubica en el cuarto lugar en el ranking nacional de fecundidad adolescente tardía, mientras que con respecto a la tasa de fecundidad adolescente temprana, Salta ocupa el sexto puesto con 3,1 cada mil mujeres, superando la media nacional. De ese 22,3% de embarazos adolescentes, el 77% corresponden a embarazos no intencionales.

En tanto, un informe de Unicef sobre cifras de 2015, señala que en Salta del total de los hijos de madres de hasta 14 años, el 9,7% son bebés de bajo peso (de menos de 2.500 gramos). Mientras que los nacimientos prematuros (ocurridos antes de las 37 semanas de gestación) son más frecuentes a medida que desciende la edad de la madre. El 13,5% de los hijos de esa población salteña nace antes de término.

Respecto a las cifras locales de indicadores de salud, las últimas del año 2016, describen que se registraron en la provincia 26.027 nacimientos; de ellos 4.859 fueron de madres menores de 20 años, 13 al día en promedio. 190 correspondieron a madres de menos de 15 años y 4.669 a madres entre 15 y 19 años. Se trata del 18.7% del total de los nacimientos registrados en la provincia en 2016.

Sobre la mortalidad infantil de madres adolescentes, según datos oficiales se registraron 75 defunciones infantiles de madres menores de 20 años, lo que sobre un total de 4.859 nacidos vivos significa una tasa de mortalidad infantil de 15.2 cada 1.000. Las áreas operativas donde se registraron las mayores cantidades de muertes infantiles de madres adolescentes son Salta Capital, con 18 defunciones; Orán con 7 y Metán con 5, durante ese año.

Todos los informes nacionales e internacionales coinciden en que la falta de acceso a una educación sexual temprana e integral, las relaciones desiguales de poder entre los géneros, la falta de servicios de salud amigables, la imposibilidad de acceder a la interrupción legal del embarazo aun cuando así lo hubieran solicitado y la situación de pobreza, exponen a estas niñas y adolescentes a un embarazo infantil forzado y a una maternidad temprana no buscada.

Autonomía femenina

En pleno debate por la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en el plenario de comisiones de Diputados hubo 738 expositores que hablaron durante 130 horas. En el Senado, en tanto, hubo alrededor de 100 personas que también expusieron a favor y en contra. Muchxs de ellos ya habían participado en Diputados.

Uno de los profesionales en participar fue el médico pediatra Juan Carlos Escobar, egresado de la Universidad de Tucumán y actual coordinador del Programa de Salud  Integral en la Adolescencia del Ministerio de Salud de la Nación. Fue uno de los pocos “hombre cis”, sin capacidad de gestar, que remarcó la importancia del respeto a la autonomía femenina. Por el cargo que ostenta, además, dio datos importantes sobre la situación de los embarazos adolescentes.

En su discurso, Escobar contó su experiencia en una pasantía rural médica cuando fue testigo de la muerte de una mujer de 30 años a causa de un síndrome de Mondor, como consecuencia de un aborto clandestino. La mujer dejaba así a tres hijos huérfanos. Al comienzo de su intervención el médico describió además las tensiones expuestas en los argumentos vertidos a favor y en contra de la ley: ciencia/creencia, evidencia/dogmatismo, respeto/imposición. Señaló que es preciso cambiar estas dicotomías en el debate. Frente a ello, aportó datos del Sistema Informático Perinatal.

El 67% de los embarazos de adolescentes (de 15 a 19 años), en nuestro país, son no intencionales. El 83% se da en menores de 15. “Eso da cuenta de las barreras de acceso de estas jóvenes a la salud y a la educación sexual integral”, advirtió y agregó que “el 20 % de las adolescentes madres cursan su segundo o tercer embarazo antes de los 20 años”, y señaló “que el embarazo no intencional y su complejo entramado de causas no necesariamente se limitan a acceder o no a un método anticonceptivo”.

El doctor describió además que los casos de embarazos en menores de 15 años son productos de violencias sexuales ejercidas por hombres cercanos (padres, padrastros, abuelos, tíos, primos) y recalcó que el actual sistema médico judicial hegemónico y patriarcal revictimiza a las niñas, protegiendo a los hombres abusadores, puesto que sólo 1 de cada 10 denuncias por abuso sexual terminan en condenas efectivas. Por esto señaló que obligar a una niña que no ha terminado de crecer a llevar a término un embarazo forzado o no deseado es una violación de sus derechos humanos equivalente a tortura y trato cruel especificado en la Convención de la tortura y en el Pacto Internacional de derechos civiles y políticos.