Salta se encuentra tercera en el ranking de distritos con mayor cantidad de mujeres “Jefas de hogar”, después de Formosa y Santa Rosa de Toay. ¿Qué se modifica cuando una mujer es la que sostiene económicamente un hogar?

Andrea Sztychmasjter

Aunque las tasas de desempleos indican que es mayor el porcentaje de mujeres que de hombres en esta condición, las estadísticas también señalan un crecimiento importante en los últimos años de salteñas que además de ser madres son las encargadas de llevar el sustento diario. En Argentina, 4 de cada 10 hogares tienen una “jefa de hogar”. Las mujeres han pasado de ser un ingreso accesorio a ser sostén, y en muchos casos el único, del hogar. Estas configuraciones implican un cambio profundo en la estructura del funcionamiento económico en términos generales y particularmente en cada familia. 

Según datos aportados por la Dirección General de Estadísticas de Salta (DGE), basados en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), durante el segundo trimestre de 2017, el 47,5% de los hogares de la ciudad de Salta tuvieron a una mujer como “jefa”. La encuesta confirma además una tendencia evidenciada a través de las décadas. Consigna el documento que ya en mayo de 1990, en Salta las “jefas” representaban el 22,8%, luego de 4 años eran el 27,3% y en mayo de 1998 habían encabezado el 33,5% del total de hogares capitalinos. 

En el transcurso de 13 años el aumento conjunto para Salta fue casi de 12 puntos, convirtiéndose en la tercera a nivel país, después de Formosa y Santa Rosa de Toay, en La Pampa, que cuenta con mayor porcentaje de mujeres a cargo de los hogares. 

“Al estar cada vez más cerca de representar la mitad de los casos, es pertinente analizar si las jefas mujeres de los hogares particulares poseen las mismas características que el sexo opuesto”, indica el informe de la DGE. En primer lugar, las “jefas” se caracterizan por un promedio de edad más elevado, la media según indican es de 54,4 años para las mujeres y 51 años para los hombres. Se observa por otra parte que las mujeres tienden a asumir la “jefatura” cuando no conviven con una pareja. En efecto, las separadas y divorciadas, viudas o solteras son mucho más frecuentes que en el caso de los “jefes” varones. 

En el primer tramo de edades (15 a 29 años) de los varones es insignificante la proporción de separados y viudos, mientras que entre las “jefas” se acerca a 10% la frecuencia de separadas y divorciadas. Ya en el tramo de 30 a 49 años, el 28,4% de las “jefas de hogar” son separadas, proporción que se reduce a 5% en el grupo de los varones. La viudez va haciéndose más frecuente al avanzar las edades, de manera que entre los “jefes” de 65 años asciende a 16,5%, mientras que para las mujeres “jefas” es mucho mayor el porcentaje: 59,9%. Los casados o unidos son el 69,9% de cada 100 varones en el último tramo mencionado, mientras que las mujeres representan apenas el 13, 5%.

Otros de los datos que arroja el informe, refiere al nivel educativo alcanzado por “jefas y jefes de hogar”. Las mujeres más jóvenes se destacan por tener mayor nivel de instrucción que los varones y los porcentajes prácticamente se mantienen para los siguientes tramos de edades. 

Precarización

Aunque las estadísticas describen que la cantidad de “jefas” mujeres es un poco menor que a los de los hombres a cargo de hogares, también dan cuenta que el desempleo es mayor en la población femenina. 

La situación de las “jefas” de hogar en Salta es incluso una de las peores a nivel nacional cuando de aportes jubilatorios hablamos. Sólo el 51,6% de las empleadas realizan aportes al sistema de previsión social. Los datos son análogos cuando observamos las coberturas de salud en ambos casos.

El informe de la DGE describe que de cada 100 hogares con “jefas”, 23,7% están ubicadas en el 20% de los hogares con menos ingresos. Esto devela que, en resumen, los hogares encabezados por una mujer tienden a pertenecer a los tramos de menores ingresos respecto que los que tienen como principal sostén a varones. 

¿Cómo mantienen el hogar?

El formulario de la EPH incluye un bloque de estrategias que utilizan los “jefes y jefas de hogar” para el sustento material, se trata de lo que los habitantes de ese hogar realizan para mantenerlo. Las opciones pueden ser varias: de lo que ganan en el trabajo, de subsidios o ayudas sociales, de jubilaciones, incluso de varias de ellas juntas. Los datos no son alentadores para Salta. 

La primera variable estudiada identifica hogares que en los 3 meses previos a la entrevista recibieron subsidios y ayudas en dinero del gobierno, asignación universal por hijo y todo otro plan asistencial monetario. “Es mayor la frecuencia en la ciudad de Salta que en el resto del país”, describe el informe. Respecto al segundo indicador que tiene, que ver con ayudas más informales como mercaderías, ropas, alimentos de familiares, vecinos u otras personas, Salta aparece como una de las de mayor volumen. La percepción de cuotas de alimentos y ayudas en dinero de personas que no viven en el hogar es el tercero de los indicadores graficados. 

“Seguramente la presencia de mujeres divorciadas entre las jefas explique, al menos parcialmente, que el porcentaje femenino resulte varias veces superior”, describe el informe estadístico. 

El último de los indicadores es el gasto de consumos diversos, engloba desde la compra con libreta en un almacén de barrio hasta el uso de tarjetas de crédito. En él se invierte la situación, pues son los “jefes” los que registran mayor porcentaje. “La explicación radicaría quizás en que acceden con mayor facilidad que una mujer a la titularidad de una tarjeta bancaria”, señalan.

Conceptos   

El concepto “jefatura de hogar” es usado generalmente en los censos de población y en las encuestas a hogares en todo el mundo. Si bien es posible identificar en términos generales cuándo aparece el concepto (ya en 1790 en Estados Unidos se consignaba a la “cabeza de la familia” (head of the family); posteriormente este concepto mutó a “cabeza del hogar” (head of household) y en el censo de 1950 de aquel país aparece formalmente el concepto de jefatura de hogar (headship). En América Latina, el concepto de jefe o jefa de hogar es una derivación del concepto de “jefe de la familia censal”, que aparece por primera vez en las rondas censales en la década del 1930.

“No tener cómo o con qué parar la olla” resume la imposibilidad de llevar al hogar el alimento indispensable. El dicho popular “parar la olla” refiere a aportar para la comida en una casa, llevar lo necesario para la alimentación de la familia. Era costumbre, antiguamente, acostar la olla cuando no se cocinaba pero cuando se cocinaba, la olla volvía a “pararse”.