La interna policial se torna peligrosa y evoluciona aceleradamente. La dinámica de los hechos coloca sobre la superficie a varios pesos pesados de la institución que ya no ocultan las diferencias entre el jefe policial Marcelo Lami y el ministro de seguridad Cornejo D’Andrea. (M.A.)
La semana pasada el jefe de Robos y Hurtos de la Brigada, Horacio Yugra, fue detenido acusado de torturas. También detuvieron a otros tres policías de la misma división pero lo cierto es que la noticia pasó casi desapercibida pese a que se trató de un uniformado de alta jerarquía en la institución y vinculado a Marcelo Lami.
El vínculo es de larga data y quedó claro en una escena ocurrida el jueves pasado: en la Fiscalía de Derechos Humanos, ubicada en Santiago del Estero al 900, Lami y un grupo de efectivos fueron a visitar a Vilar Rey, el fiscal que tenía en sus manos la denuncia relacionada a los policías torturadores. En el encuentro, el jefe policial intervino para que el fiscal absuelva a estos últimos.
Tampoco está de más recordar la bochornosa conferencia de prensa convocada para defender a los 3 acusados. Estos dos hechos trazaron una línea de conducta: el jefe policial no tuvo más remedio que poner el cuerpo por uno de sus subordinados.
Interna y operetas
“No es imposible realizarse daños, esto ya ha pasado”, la respuesta declamada por el ministro de seguridad Cornejo D’Andrea confirmó lo que un soplón había adelantado a este semanario: “Esto es una cama a Lami. Un sector de la policía lo quiere voltear; su gente está nerviosa porque esta todo para que empiecen a saltar datos”.
Rodrigo Emanuel Chavarría denunció que lo desnudaron, orinaron sobre su cuerpo y que luego fue “picaneado”. Se trata de un tipo que conoce de diferentes quehaceres delincuenciales, relacionado al mundo del hampa y al entorno romerista. Fue conocido masivamente años atrás cuando acusó de abuso sexual al exconcejal Guillermo Capellán. Todo indica que habría sido torturado como gran parte de los que caen detenidos. Chavarría conoce sobre varios negocios sucios de la Brigada y en sus estafas participan varios efectivos.
Lami no pudo ocultar que el tema lo desvela. Eso muestra su actitud desesperada ante las detenciones. Si hasta el ministro de seguridad se tuvo que despegar de los movimientos del jefe policial: “Lo que pasó [por la visita a Vilar Rey] no corresponde al espíritu de lo que habíamos conversado, voy a ver porqué se presentó”, dijo en declaraciones radiales. Es imposible ocultar que ya no lo bancan en todos sus actos.
La interna en la policía salteña se calienta. Una cierta cantidad de coincidencias indican que las denuncias activadas la semana pasada tienen olor a operetas. Queda planteado que continúen saliendo a luz nuevas denuncias. Mientras, habrá que estar atentos a las derivaciones de lo declarado por los otros detenidos.