Hace dos años, Eduardo Casaballe dijo que su mujer se arrojó al vacío desde el balcón de la habitación del hotel en el que vivían. Sin embargo, para el TOC Nº 8 quedó demostrado en el juicio que no fue suicidio sino homicidio con agravantes.
Eduardo Adrián Casaballe Colacho fue condenado ayer a prisión perpetua por haber arrojado a su mujer desde el balcón del cuarto piso de un hotel de la zona de Tribunales, hace dos años. El veredicto contra el ciudadano uruguayo de 47 años fue dado a conocer por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 8, que lo halló responsable del “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por violencia de género” de Mariela Leites Da Silva, de 34 y también uruguaya, azafata de la empresa Buquebús.
Acusado y sometido a juicio oral por el asesinato de su esposa, al hacer uso de sus últimas palabras antes del veredicto negó haber cometido el femicidio y afirmó que lo único que hizo en su vida “fue tratar de estar felices” con quien era su esposa y “formar una familia”.
“Soy una persona de bien”, dijo Casaballe Colacho ante los jueces Ricardo Basílico, Alejandro Sañudo y Fernando Larraín. “Los dos años que pasé en prisión fueron una tortura”, aseguró en llanto y enfatizó que “siempre” trabajó, “desde muy chico”, porque “en Uruguay eran tiempos difíciles y había pobreza”.
Por la mañana, su defensor oficial, Alejandro Di Meglio, pidió en el alegato la “absolución e inmediata libertad” para el imputado, al sostener que no había evidencias concretas para probar que la caída de la azafata de la empresa Buquebús haya sido producto de un homicidio cometido por Casaballe. En cambio, Di Meglio se inclinó por la hipótesis del suicidio.
El defensor oficial dijo que la condena a prisión perpetua que el lunes solicitaron para Casaballe tanto la fiscal de juicio, Diana Goral, como los abogados querellantes, “equivale a una pena de muerte”.
Di Meglio refirió videos domésticos en los que “reina la armonía y la felicidad” en la familia e hizo referencia a mensajes en los que la víctima habría escrito “dejo en manos de Dios mi vida” para sostener la hipótesis del suicidio. Y también hizo referencia a testigos según los cuales Mariela era una “chica enojada consigo misma”.
El lunes, la fiscal Goral lloró cuando pidió que a Casaballe Colacho le fuera dictada “la pena de prisión perpetua por homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haber mediado violencia de género”. Goral dijo a los jueces que “si el tribunal condena por femicidio servirá para que nunca más ni una menos”.
Los abogados de la querella, Gonzalo Alvarez Casado y Nicolás García Culla, solicitaron la misma pena pero por “homicidio triplemente calificado por el vínculo, por haber mediado violencia de género y por alevosía”. Además, pidieron que se investigue si Casaballe Colacho estuvo involucrado hace 23 años en la muerte de su primera esposa y consideraron “un plus de criminalidad” que a Leites la haya tirado por el balcón delante del hijo de un año y medio (en ese entonces) de la pareja.
El hecho ventilado en el juicio ocurrió la noche del 28 de abril de 2014, en el hotel Micky, situado en Talcahuano 362, a dos cuadras del Palacio de Tribunales, en cuya habitación 41, del cuarto piso, vivía el matrimonio junto a su pequeño hijo.
La mujer cayó al vacío y murió en el acto al sufrir estallido de cráneo y pérdida de masa encefálica, mientras que su esposo –quien hace casi dos años cumple prisión preventiva en el penal de Marcos Paz– salió a la calle a pedir auxilio e instaló la versión del supuesto suicidio.
“Soy víctima de las desgracias, no un asesino”, dijo Casaballe Colacho al declarar ante el tribunal el primer día del juicio, el 2 de marzo, y contó que aquella noche, Mariela se molestó con él por un problema que ella tuvo con el celular. Además, contó, cuando él preparaba mate y mientras el nene lloraba, vio cómo su esposa “de repente cruzó la habitación y se arrojó al vacío” por el balcón.
Sin embargo, testigos del hotel declararon haber escuchado una discusión previa a esa caída, y la autopsia estableció que la víctima cayó inconsciente, algo que condice con lo registrado en video por una cámara de seguridad de la cuadra.
En el juicio, la médica forense Adriana Pietrantonio ratificó las conclusiones de su autopsia y aseguró que detectó en la víctima lesiones de defensa en las manos y marcas en el cuello de un “estrangulamiento previo” que pudo hacerle perder la conciencia.
Fuente: Página 12