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El silencio de los buenos

ALEJANDRO SARAVIA

Este pasado lunes, 19 de Agosto, dejó de existir a la edad de 90 años Néstor Salvador Quintana, Picoroto Quintana. En cierta manera se fue con él lo que podríamos considerar la memoria contemporánea de nuestra provincia, ya que, a través de una de sus vocaciones, la de periodista, registró con lujo de detalles lo sucedido en la misma en los últimos setenta años. Paralelamente, su don de gentes y simpatía natural hacía sumamente grato para el escucha precisamente eso, oírlo narrar ese anecdotario sin secretos. Sus otras vocaciones fueron la política y la docencia, aunque solo de la primera, la política, pude ser testigo directo de sus bondades. Especialmente por haber compartido sesiones en la Cámara de Diputados de la provincia en los ochenta del siglo pasado, en momentos en que se recuperaba para los tiempos la democracia. Fue, claro está, sumamente placentero el haberlo hecho desde la militancia de un mismo partido politico, la Unión Cívica Radical. Vaya, pues, mi homenaje.

Se atribuye a Martin Luther King, ese extraordinario orador y predicador norteamericano, que bregara y diera su vida por el respeto y derechos de los afroamericanos en ese país, el haber dicho: “…No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos…”

Precisamente, también en esta semana se realizó la audiencia en la Comisión de Acuerdos del Senado de la Nación en la que compareció el juez federal Ariel Lijo, propuesto por el Poder Ejecutivo, por el presidente Milei, para ocupar el cargo de Juez de la Corte Suprema de la Nación, es decir, el punto culminante de la carrera profesional de los abogados argentinos. Un sitial de honor que, como tal, debería ser un faro de luz en un país que, como el nuestro, soportó tantos años de oscuridad institucional que aún hoy seguimos pagando.

Nunca, ningún otro candidato a ocupar tan alta magistratura recibió tantos cuestionamientos, no solo de personalidades vinculadas a esa tarea sino, esencialmente, de tantas entidades prestigiosas. Diversas organizaciones de la sociedad civil y personalidades vinculadas al ámbito de la Justicia, impugnaron la propuesta de Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Los serios cuestionamientos a la referida propuesta a tan alto cargo institucional, se basan en la carencia de idoneidad del candidato para integrar el Tribunal Supremo, tanto desde lo académico como en lo relativo al cumplimiento de los indispensables requisitos éticos y de trayectoria profesional que ello requiere, en particular durante su actuación como juez federal. Tales impugnaciones no han sido abordadas con seriedad por el Poder Ejecutivo Nacional en el procedimiento administrativo previo a la elevación del pliego para su tratamiento parlamentario, lo que incumple con las normas vigentes, cuyo objeto es precisamente asegurar la transparencia de tan relevante trámite, como lo dice un documento elaborado por las mencionadas entidades.

Así, el Foro de Estudios sobre la Administración de Justicia (FORES), presidido por Alfredo Vítolo; Poder Ciudadano; la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ); Acción Conjunta Republicana; Será Justicia; INECIP (Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales), ambos colegios de Abogados de Buenos Aires…etc., etc. y muchas personalidades más a título individual. Sin embargo, falta el compromiso y el pronunciamiento ciudadano en vetar una candidatura inadmisible para tan alta jerarquía. Ese es el silencio de los buenos al que aludía en su discurso Luther King.

Precisamente hay una encuesta realizada por una de las instituciones mencionadas, FORES, acerca del concepto que guarda la Justicia en la ciudadanía. En esa encuesta, la pregunta era: “En cuanto a honestidad y honradez, para Ud. la justicia argentina es muy, bastante, poco o nada confiable? El resultado fue que para el 90% de los consultados la justicia era nada o poco confiable; para el 6% bastante confiable; y solo para el 2% muy confiable.

Para muchos es un enigma el saber quién acercó a Milei el nombre de Lijo, quién le comió la cabeza con esa data. En esa tarea aparecen tres nombres oscuros que no generan el mínimo de confianza. En primer término, el actual juez de la Corte de Justicia Ricardo Lorenzetti, desplazado de la presidencia de la Corte por camandulero y que habría convencido a Milei que con ese nombre manejaría a toda la Corte. Craso error, que envuelve muchos errores. En segundo término se lo cita a Santiago Caputo, asesor estrella de Milei, comandante del ejército de trolls que aturde nuestra convivencia y, más peligroso aún, de la nueva SIDE, es decir, de los servicios de inteligencia y de varias cajas, también a su servicio. Todo oscuro y además peligroso. Y, en tercer término, el ministro de Justicia, el impresentable Mariano Cúneo Libarona, que se hiciera famoso con el jarrón del Guillote Cóppola y por haber sido defensor penal de, precisamente, su ahijado Lijo.

Todo es tan poco serio que hasta hace peligrar nuestro futuro. Gráficamente, un periodista nacional, para señalar la importancia estratégica del poder judicial, decía que éste es el que señala que un gol es gol, es decir, institucionalmente la última palabra, así de decisorio es todo esto. Salidos del mundo de Alí babá y los 40 ladrones, ¿se puede pensar seriamente que alguien va a venir a enterrar su capital invirtiendo en un país en el que su Corte de Justicia está integrada por delincuentes o personas sospechadas de serlo?

Claro que nuestro futuro está en juego por lo que sería mejor que los buenos, en lugar de silencio, hagan algo de ruido.