El 27 de julio pasado, la secretaría del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) abrió el proceso de candidaturas para su conducción. El BID es un organismo técnico alejado de controversias políticas, que está para cohesionar y no para dividir a los países miembros.
Luego de la pandemia el BID tendrá que jugar un rol importante para la recuperación económica de la región. Es por ello, que Trump busca colocar un hombre para presionar en la pelea que mantiene con China a nivel mundial, de manera de ayudar sólo a los países que se alineen de su lado. Su candidato, contrariando la regla no escrita que establece que ese cargo le corresponde a un latinoamericano, es Claver-Carone, representante del ala más derechista del Partido Republicano, ex Director Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero luego de que Trump tomara esa resolución, a contramano de la tradición diplomática, se alzaron muchas voces de rechazo. Entre las más elocuentes apareció la declaración de los ex presidentes Juan Manuel Santos, Fernando Henrique Cardoso, Ricardo Lagos, Julio María Sanguinetti y Ernesto Zedillo, que no representan justamente una corriente de pensamiento anti-norteamericana.
Por su parte, Trump cuenta con el apoyo de Brasil (que al saber que EE.UU. presentaba un candidato, retiró inmediatamente el suyo), Uruguay, Paraguay, Colombia, Ecuador, el gobierno de facto de Bolivia y Juan Guaidó (como representante de Venezuela). Desde el gobierno argentino, se mantiene la candidatura del secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Beliz, que también cuenta con el apoyo de Mexico. Otra candidata es la ex presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla.
La creciente injerencia China en la región es una preocupación para la Casa Blanca. La asamblea del BID que debe elegir al presidente que reemplazará al colombiano Luis Alberto Moreno está convocada para el 12 de septiembre. Claver-Carone ya contaría con los votos suficientes (necesita el 50 por ciento) para ganar, pero no para conseguir quórum (el 75 por ciento). Pero dado que todas las encuestas están dando perdedor a Trump en las elecciones presidenciales de noviembre, cada vez son más países que consideran que la asamblea del BID debería postergarse.
A pesar de eso, el candidato de Donald Trump, Mauricio Claver-Carone, acusó a la Argentina de querer «secuestrar» la elección por su estrategia a favor de una postergación que cada vez suma más adeptos y tiene intranquilo al estadounidense. «Vemos un esfuerzo minoritario liderado por el gobierno de la Argentina para obstaculizar la elección porque no han podido o no han querido presentar una visión competitiva», dijo.
El canciller de Chile, Andrés Allamand, consideró que las agresivas declaraciones de Claver-Carone confirmaban que no era la persona adecuada para conducir el BID. Desde el Partido Demócrata ya hicieron declaraciones contra la postulación de Claver-Carone, e incluso deslizaron la posibilidad de quitarle financiamiento al banco si es él quien decidirá el destino de los recursos. A través de su canciller Josep Borrell, la Unión Europea ya hizo saber que se inclina por postergar la elección hasta marzo del año que viene. Lo mismo manifestó Chile y posiblemente se sumen Perú y Canadá. La duda es si Argentina mantendrá en pie la pulseada con Washington, teniendo en cuenta que es ahora cuando necesita su apoyo en las conversaciones con el FMI. Desde la Casa Rosada se dijo que se toman como “dos cuestiones diferentes”.
La decisión de Trump levanta otro muro en la forma de entender la relación de Estados Unidos con el resto del continente. La calculadora no engaña, se necesita el 25% y entre Argentina, México, Chile, Costa Rica y Nicaragua sólo reúnen el 22,68%. Esto, en caso de que todos esos países deciden no presentarse ante la asamblea, cosa que puede no pasar.