Cuando el ex goleador de Juventud afirmó que los salteños están muy lejos de los equipos de fútbol del centro del país, muchos se enojaron. Aquí, un partido de la Copa de Oro de la Liga Salteña de Fútbol jugada en un potrero

Cuando hace dos meses el ex jugador Rodolfo “Puma” Garnica organizó un scouting de jugadores de fútbol de Inferiores para el club Boca Juniors, los resultados no fueron los mejores.

Es que si bien los chicos salteños tienen el sueño -como cualquier niño argentino- de ser jugadores de fútbol, la deficiente alimentación, las pésimas canchas y la falta de formación de muchos entrenadores, hacen que los 1600 kilómetros que separan a Salta de Buenos Aires parezcan 4800.

“La plaza futbolística en inferiores no está siendo apetecible para los grandes equipos del centro del país por problemas estructurales de los niños del norte”, afirmó el ex goleador de Juventud Antoniana en agosto pasado tras el selectivo.

Y muchos dirigentes y entrenadores se enojaron.

Pero al Puma lo asiste la experiencia de haber jugado en varios clubes y en la misma selección argentina. Y si no, sólo basta con darse una vuelta por las canchas de fútbol salteñas.

Un claro ejemplo es la Copa de Oro que actualmente juegan los ocho mejores equipos de Inferiores de La Liga Salteña de Fútbol. Este fin de semana, uno de los encuentros más picantes se dio entre Cachorros y Central Norte, en el que el primero hacía de local.

Para jugar la prestigiosa Copa de La Liga, los dueños de casa habilitaron una cancha que nada tiene que envidiarle al potrero del barrio. Tierra, piedras y desniveles contrastaban con una cancha de césped verde impoluto que se encontraba al lado y que los dirigentes del club se negaron a habilitar pues la “estaban cuidando”. ¿Para qué? No se sabe.

Lo que sí se sabe es que lo último que se vio en el encuentro deportivo fue fútbol. Ni jugadas, ni despliegue, ni individualidades. Sólo pelotazos que no ayudan a crecer al fútbol local.