Después de tantas idas y venidas, renuncias sin carácter de indeclinables, cargos ad honorem que no son tales y cargos políticos para gente que no hace política, llegamos a que Francisco Aguilar dejará el COE el 8 de julio.

El, hasta ahora presidente del COE Salta, viene teniendo una relación casi novelesca con el Gobernador de la Provincia, donde “bebotea” cada vez que las cosas no son como a él le gustan y la renuncia termina siendo como el rompimiento de una pareja de novios caprichosos. Aunque esta segunda vez, parece que al Gobernador Gustavo Sáenz le dijo que sí le acepta la renuncia pero que le dé tiempo para buscar un reemplazo. Esta vez, el tiro le habría salido por la culata al médico del San Bernardo.

El 17 de junio en su mediática carta de renuncia, Aguilar dijo que ponía a disposición del Gobernador su renuncia. Pero cada vez que un funcionario designado por el dedo del Primer Mandatario, toma posesión de su cargo, en ese mismo momento, pone a disposición del Gobernador su renuncia, para que sea utilizada cuando el mandatario lo crea conveniente. Es por eso que se dice «el Gobernador le aceptó la renuncia al funcionario». Es decir que «el Pancho» en realidad “beboteo” de nuevo, nada más. Y Gustavo, en medio del incendio que estaba viviendo, el aislamiento por contacto estrecho, las marchas contra “El Alberto”, las manifestaciones en favor de “El Alberto” y la anulación del General Güemes en su propio bicentenario, no le llevó el apunte. Hasta que consultando con la almohada dijo «Ma, si, que se vaya…». 

En las entrevistas que le realizaron el viernes, el profesional de la Salud dijo que estaría hasta el 8 de julio y aprovechó para hacer un “lacrimógeno discurso”, en el que aclaraba a cada momento que él no vino a hacer política, que no se dedica a la política y que está muy lejos de la política, aunque quien algo conoce de él, sabe que esas frases hechas están lejos de la realidad porque en su familia hacen política, la propia; sino pregúntenle a Horacio o vayan a recorrer un poco San Lorenzo…

Este Aguilar, el hermano de su “Señoría”,  también se jacta de que él y su equipo trabajan ad honorem, pero permítanme explicarles que es muy fácil que un equipo trabaje ad honorem cuando cada uno de ellos cuenta con un puesto de trabajo dentro del gobierno provincial, por el que todos los meses recibe un sueldo, nada despreciable y mientras están afectados al COE no cumplen con la función para la que fueron nombrados. Por ejemplo, el doctor Aguilar es empleado de planta del Hospital San Bernardo… Así cualquiera trabaja ad honorem. Además no podemos olvidar que ningún funcionario del Poder Ejecutivo puede ejercer dos cargos y cobrar por ambos. O sea que aunque no hubiera querido trabajar «ad honorem», solo puede ocupar un puesto remunerado dentro del Estado, ya sea provincial, nacional o municipal.

Aguilar entiende que es el único capaz de presidir el COE, ya que mientras el no estuvo, Esteban hizo agua y tuvo que volver Aguilar a reemplazar a quien lo reemplazó.  La ineficiencia de Esteban que salió a decir que Nación no mandaba la cantidad de vacunas necesarias, cuando a provincia tenía “guardadas” 150 mil dosis y tuvo que venir Josefina Medrano a destapar esa olla, sumado a las desprolijidades con las que se manejó el «vacunatorio gate», elevaron el ego y la soberbia del anterior Presidente del COE que solo volvería «si fuera necesario».

Pero como no era posible decir eso sin tener que sacar de su puesto a Esteban, quien ya no contaba con la posibilidad de candidatearse a Senador por Capital, se dijo que Aguilar reasumió en el cargo con el fin de preparar a los hospitales y adoptar las medidas necesarias ante una eventual segunda ola de contagios de coronavirus.

Fue designado mediante un decreto del Poder Ejecutivo provincial que lo facultaba para “adoptar, coordinar e implementar todas las medidas y acciones necesarias de prevención, mitigación y control de la situación epidemiológica de la provincia, que sean pertinentes a los fines del fortalecimiento del sistema sanitario”.

Es totalmente evidente que un ministro de salud en funciones, no está apto para llevar adelante al COE, lo vimos con Esteban, que durante su gestión solo logró que la desobediencia a las medidas dispuestas por el gobierno se multiplique. Lo que también pasó en su momento con Medrano, a quien la situación de las áreas operativas del interior se fue de las manos. 

La soberbia del médico creció y le hizo pensar que sólo él podría sacar adelante a la provincia en medio de la segunda ola. 

Por su parte, su séquito de amigos de alto linaje salteño el “ G.C.U” (Gente Como Uno CHE!!!) operan a su manera.

Así encontramos declaraciones que dicen «además de ser uno de los mejores cirujanos de Salta (el mejor según sus pares) tiene una enorme vocación de servicio. Es un exitoso profesional al que, por su capacidad, le va muy bien en su profesión. Es médico del Hospital San Bernardo desde que decidió volver de Buenos Aires. Realiza cirugías complejísimas y acude cada vez que lo llaman, a pesar de no estar en el hospital. Además, es el único cirujano que realiza en Salta las ablaciones para el INCUCAI. No recibe absolutamente nada del gobierno, recorre la totalidad de la provincia en su camioneta y paga la nafta de su bolsillo. Su actividad es absolutamente “ad honorem”. Ha perdido plata porque descuidó su profesión», de parte de sus amigos, que se hizo viral para que todos volquemos nuestra admiración hacia este «profeta de la salud».

«Se peleó con mucha gente que solo buscaba rédito político», «se encuentra en medio de una disputa política que no sirve nada más que para sumar votos, vaya saber en favor de quién», «seguro a esta hora le deben estar rogando que no renuncie», son algunas otras frases de la melosa misiva, con la que este  «operador político» (sin ánimos de ofender) pretende convencer al público que observa este culebrón y no sabe que pensar de este médico al que en el gobierno provincial lo apodan “El Manco” porque borra con el codo lo que nunca escribió con la mano.