Trabaja en el conurbano para recuperar votos perdidos por la presencia territorial del macrismo.

La contraofensiva arrancó en la última semana. Después de días en los que el oficialismo se deshizo en peleas internas, pases de factura y pronósticos derrotistas, la militancia kirchnerista lanzó una batalla intensa para revertir en el territorio una elección que muchos llegaron a dar por perdida.

Son dos peleas que se dan en simultáneo, con eje en la Capital y el conurbano, pero también con réplicas en el interior. Una la protagoniza la militancia orgánica, encabezada por La Cámpora y el Movimiento Evita. La otra, el kirchnerismo silvestre, simpatizantes inorgánicos que dejaron de lado la resistencia a Daniel Scioli, desbordaron las redes sociales y ganaron la calle para evitar un triunfo de «la derecha».

En los últimos días, puede vérselos repartiendo folletos en esquinas, recorriendo barrios pobres del Gran Buenos Aires y conviviendo con los vendedores ambulantes en trenes y colectivos. Son predicadores del evangelio kirchnerista, decididos a pelearla hasta el último día. «La campaña de esos simpatizantes inorgánicos es la más efectiva, porque hablan con los vecinos de su cuadra y son los que tienen más posibilidades de dar vuelta un voto», analizó el «Chino» Fernando Navarro, uno de los jefes del Movimiento Evita.

La receta para intentar ganar el ballottage parte de un diagnóstico compartido al interior del oficialismo. Uno de los factores del mal resultado, en especial de la derrota en la provincia de Buenos Aires, fue la escasa presencia en el territorio durante la campaña. Para colmo, la ausencia del kirchnerismo en los barrios coincidió con un despliegue inusitado de militancia del frente Cambiemos, a partir de operativos diseñados por Pro.

Un caso es Tres de Febrero, donde el intendente Hugo Curto perdió luego de 24 años a manos del macrista Diego Valenzuela. Luego de un triunfo ajustado de Curto en las PASO, Pro lanzó una campaña intensa de timbreo dirigida a las 4500 casas que, según sus estudios de laboratorio, habían votado a los candidatos del massismo. Valenzuela ganó los comicios por más de diez puntos. Coordinados por Marcos Peña, secretario general del gobierno de Mauricio Macri, el «voluntariado» de Pro (no se dicen militantes) le ganó la batalla territorial al oficialismo en buena parte del conurbano.

 En el kirchnerismo primero reaccionaron las agrupaciones reunidas en Tierra, Techo y Trabajo, un espacio que lidera el Movimiento Evita y que integran el Frente Transversal, de Edgardo Depetri, y Miles, de Luis D’Elía, entre otros. Para el cristinismo puro -La Cámpora y Nuevo Encuentro-, la señal de largada fue el discurso que dio Cristina Kirchner, en la Casa Rosada, el jueves 29 de octubre. Si bien no mencionó a Scioli por su nombre, la Presidenta hizo un fuerte llamado a la militancia para profundizar el trabajo de cara al 22 de noviembre. En los patios se cantó «Scioli, presidente».

En el cambio de actitud de La Cámpora, ausente en el cierre de campaña y con Scioli el 25 de octubre, fue clave Máximo Kirchner. Presente en los balcones durante el discurso de Cristina, se reunió al día siguiente, en Berazategui, con diez intendentes en ejercicio y electos de Buenos Aires. La mayoría de Los Oktubres, el espacio que encabeza Juan Patricio Mussi (Berazategui), pero también estaba el intendente electo Juan Zabaleta (Hurlingham).

Difundido por la agencia Télam, fue su primer encuentro político público fuera de Santa Cruz. Según dijeron a LA NACIÓN dos dirigentes que participaron de la reunión, la línea que bajó Máximo fue que hay que dejar las diferencias de lado y trabajar por un triunfo de Scioli. Los intendentes se comprometieron a trabajar en conjunto. La directiva se refleja en paredones del conurbano, con la consigna «Macri o tus derechos».

La Cámpora calculó que a los 9 millones de votos obtenidos en las generales, para ganar el ballottage le podrían sumar 1.300.000 de los 3.200.000 sufragios extra que se requieren. Para eso lanzaron una campaña de «timbreos y aplausos». Pretenden llegar a 82.000 domicilios. «Estamos recuperando votos», se entusiasman. El Movimiento Evita y compañía repartieron 1.500.000 volantes. En San Martín salieron mil militantes a buscar los 80.000 votos que ni fueron a Macri ni a Scioli. La batalla es puerta a puerta.

Fuente: La Nación