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El grito de ella, el grito de todas

Belén, encarcelada en Tucumán tras sufrir un aborto espontáneo, respondió preguntas de Cuarto Poder vía mail. Retazos de una vida cuyo presente de cárcel empezó con un cura que en el hospital le pidió confesar su “pecado-crimen”. (Andrea Sz)

En la misma provincia en donde Belén (27) está presa desde hace dos años por haber sufrido un aborto espontáneo, se llevó a cabo la semana pasada el Congreso Eucarístico Nacional con la presencia de más 100.000 fieles. Muchos de los carteles con los que empapelaron la ciudad tucumana, fueron una clara muestra del mensaje “antiaborto” que se difundió durante los días de realización del Congreso. Al cierre del evento el propio presidente Mauricio Macri defendió “la vida desde la concepción hasta la muerte”.

La Agencia Informativa Católica Argentina (AICA) encargada de la difusión del evento retrató no sólo las palabras del presidente: “Macri arrancó un aplauso al pedir a Dios poder defender la vida desde la concepción”; sino también el discurso del gobernador de Tucumán: “‘No tengo dudas de que los tucumanos estamos viviendo el acontecimiento más importante de la historia de Tucumán desde la independencia’, dijo a AICA Juan Manzur quien enfatizò que el tucumano “es un pueblo mariano, que tiene fe”.

Sin embargo la Agencia de noticias católicas, se olvidó de informar el fuerte rechazo que produjo la discriminación a periodistas mujeres para la cobertura del acto oficial. La prensa del Congreso Eucarístico Nacional convocó, por un supuesto pedido de ceremonial del Vaticano, sólo a periodistas de sexo masculino para realizar la cobertura del acto inicial. En un mensaje que llegó a algunos trabajadores de prensa se aclaraba que sólo se podía acreditar a hombres y no a mujeres, y que además deberían ir vestidos de traje. Tras el fuerte repudio generalizado, el comité organizador decidió finalmente dar marcha atrás con la medida “antimujeres”.

Oveja negra

En este contexto, Belén, “la oveja descarriada”, a quien obligaron a confesar un crimen que no cometió, sigue presa tras haber sufrido un aborto espontáneo en un hospital tucumano. Fue condenada a 8 años de prisión por homicidio, sin pruebas, sin examen de ADN y violando el secreto médico. “Duros números de la falta de libertad por una Justicia patriarcal y clasista”, señaló Soledad Deza, abogada defensora de la joven, quien intermedió para que desde la cárcel, Belén respondiera a Cuarto Poder un cuestionario.

Anteriormente Belén al ser consultada sobre por qué estaba presa, había respondido con un mensaje muy fuerte en tiempos donde el Estado dice ser el principal detractor de la violencia hacia las mujeres: “Por ser mujer y humilde, por no tener plata para pagar una clínica privada”.

A meses de que su caso salga a la luz, reflexiona no sólo sobre lo que le tocó vivir sino también sobre la situación de las mujeres en Tucumán, “no es buena” señaló dejando en claro que las mujeres siguen siendo consideradas ciudadanas de segunda categoría: “En nuestra provincia el sólo hecho de ser mujer te hace sentir discriminada en todo sentido. Mirá lo que me pasó a mí, voy a un hospital con mi mamá para que me ayuden y salgo presa.  Lo que yo veo también es que las mujeres siempre son las que tienen el trabajo de empleada doméstica, y los varones otros trabajos como entrar al comercio”, relató.

Aunque Belén comentó que durante su niñez iba a la capilla y tiene recuerdos buenos de ello, en sus respuestas dejó en claro que es consciente de la incidencia de la Iglesia católica en casos como el suyo: “Para la iglesia está mal visto (el aborto) pero ellos no piensan que esto puede ayudar a otras chicas, como en el caso de las violaciones. No las pueden obligar a llevar embarazos que ellas no quisieron”, comentó y al ser consultada por la penalización del aborto en nuestro en país, respondió: “Es algo injusto, porque nosotras no podemos ser dueñas de decidir cuándo ser madres y porque estar presa no es un castigo justo para eso”.

Pese a que Belén decidió preservar su verdadera identidad, como dato autobiográfico sobre su niñez también contó: “El primer libro que leí fue el principito, y después leí Mi planta de naranja lima, lo leí mil veces porque me encantó. Durante la semana me gustaba mucho estar en mi casa, soy muy familiera o casera. Ahora empecé a escribir, es una forma de escaparme de la realidad”.

Poderes patriarcales

José Daniel Martín, fue el médico que la atendió y quien le informó que estaba teniendo un aborto espontáneo. Al describir como fue la atención médica recibida apenas llegó al hospital Avellaneda, Belén comentó: “La atención médica fue buena hasta que se produjo todo, después todos iban a verme… ¡Hasta un cura me llevaron para que confiese lo que hice! Pero, yo le dije a él ¿Cómo puedo pedir perdón por algo que no hice?”.

Además de la condena moral que recayó sobre ella, Belén señaló el destrato que sufrió por parte del personal del destacamento policial que se encuentra en el mismo hospital: “Me trataron mal, me trataron como una asesina, me decían: ¡Vos hiciste semejante cosa!, yo los miraba y no decía nada, después violaron me intimidad cuando me miraban mis partes, me sentí mal”.

A pesar que Norma Bulacio, la defensora oficial que representó a la joven durante el juicio, frente a las críticas sobre su defensa declaró a medios locales que “Estoy segura de que cumplí fielmente mi trabajo profesional. Siempre defendí con esmero”, Belén comentó que nunca tuvo relación con ella.

 “Desde el día que me condenaron no me desbordé, yo tengo la conciencia tranquila, no hice nada”, señaló y remarcó que su condena es injusta: “no hay pruebas que me incriminen, se basaron en dichos, yo que no sé nada de lo que es judicial leí mi expediente y me causó risa y bronca”.

Por último y aunque sus respuestas fueron cortas, sus palabras dan cuenta que Belén sabe que ya no está sola. Así lo demuestra un mensaje que dejó a todas las mujeres del país que se están movilizando para pedir por su inmediata libertad: “Les agradezco de todo corazón por haberse sumado a esta injusticia, el grito de su lucha es mi lucha”.