La firma del acuerdo entre la provincia y los trabajadores de la educación, que puso fin a un poderoso reclamo de las bases docentes, tuvo como figura estelar al vicegobernador de la provincia Miguel Isa, que terminó acaparando los flashes ante la ausencia del gobernador. (Nicolás Bignante)
No son pocos los que interpretaron que aquel episodio fue el lanzamiento de la pre-candidatura a gobernador del exintendente de Salta. Otros fueron más allá y se animaron a proclamar al vicegobernador como el ungido dentro del espacio oficialista para disputar la gobernación. Esto, según la interpretación de ciertos sectores, pondría al dirigente oriundo de Colonia Santa Rosa por encima del jefe de gabinete de ministros Fernando Yarade, quien oficia de garante en la confluencia Urtubey-Romero-Britos.
«Ahora vayan a sus hogares, y mañana a las aulas» ordenó Miguel Isa ante las cámaras que siguieron el desarrollo del conflicto docente y su punto álgido el día lunes. Los maestros habían corrido a exigirle al gobierno que firmara el decreto 380 nada menos que a la sede del PJ, donde se esperaba la presencia del gobernador. El agasajado no sólo no formó parte de la ceremonia que pretendía ser una señal de obediencia partidaria a la consigna Urtubey Presidente, sino que tampoco se destacaron las figuras visibles del gabinete que llevaron adelante la negociación con los gremios. De allí que ni Fernando Yarade, ni Emiliano Estrada, ni mucho menos la ministra de Educación Analía Berruezo hayan podido ser los interlocutores en la resolución del conflicto, aunque el decreto lleve sus firmas.
El destino terminó poniendo como portavoz a un desgastado Miguel Isa que venía siendo ciertamente eclipsado en sus aspiraciones electorales. La irrupción de un candidato del riñón urtubeicista para disputar la gobernación y enfrentar a Yarade en una interna aparecía, hasta la semana pasada, como una opción posible pero muy lejana. Aunque los nombres no son pocos dentro del oficialismo provincial, el favoritismo y las inclinaciones se vislumbran sin que haga falta mucho esfuerzo.
Sea como sea que la disputa se dirima, los contendientes afrontan serios problemas para hacer repuntar su imagen antes de la compulsa de agosto. En el caso concreto del vicegobernador, las encuestas le auguran un nivel de rechazo muy alto principalmente en Capital. No son pocos los que le recuerdan la cantidad de denuncias, negociados e irregularidades que empaparon sus 12 años de gestión en el municipio. Los sobreprecios, los contratos millonarios y la incorporación de militantes a la planta estatal -tal como reconociera públicamente la semana pasada- son algunas de las marcas que acompañan la imagen del vicegobernador. Del otro lado, los exegetas del saenzismo aprovechan para polarizar más que nunca ante la ausencia de otros referentes abiertamente lanzados a la carrera por la gobernación y que respondan al Grand Bourg.
Para contrapesar, el exintendente apuesta a su nivel de instalación y a abrir canales de diálogo con el kirchnerismo de Leavy, David y Godoy. A esta altura, pocos confían en que Isa pueda perforar el nivel de rechazo que le marcan las encuestas con tales elementos.