El escritor Sergio Olguín publica Las Extranjeras, una novela inspirada en crimen de las turistas francesas. “Asesinatos que ocurren, por otro lado, en esas comunidades casi medievales que sobreviven en las estructuras políticas del noroeste argentino”, dice Olguín.
El suplemento Radar del diario Página/12 publicó ayer un artículo sobre la nueva novela de Sergio Olguín, Las Extranjeras. La novela tiene como personaje central a una periodista, que investigará la muerte de unas compañeras de viaje en el norte argentino. Aunque acepta que no profundizó en el caso de las turistas francesas asesinadas en Salta, Olguín sí dice que fue este caso el que inspiró la novela.
“Un cadáver es polisémico: así, al menos, lo escucha Verónica Rosenthal, la protagonista de Las extranjeras de Sergio Olguín, promediando la historia, luego de que descubre que las dos ocasionales compañeras de viaje que conoció rumbo al noroeste en Tucumán aparecen muertas en una pequeña localidad conocida como Yacanto del Valle, desnudas, violadas, envueltas en el silencio cómplice de un pueblo que, por momentos, aparece como víctima de un poder oculto pero que, la mayor parte del tiempo, tiene los modos y el comportamiento de un victimario”, escribe en la introducción de la nota, resumiendo la novela, Fernando Bogado.
Sergio Olguín (1967), flamante ganador de uno de los Diplomas al mérito otorgados por la Fundación Konex en el rubro Novela, retoma, en esta novela, el obligado tópico del poder funcionando detrás del crimen pero para explorar un tema (trágicamente) visitado por los medios locales: el funcionamiento de los poderes mafiosos y cuasiaristocráticos de las grandes familias en el noroeste del país.
Pregunta el periodista: “El título Las extranjeras y la historia que proponés remiten rápidamente al trágico caso de las turistas asesinadas en Salta. ¿Hiciste algún trabajo de investigación previo a la escritura de la novela como para darle fuerza a la trama del relato?
– “Cuando leí sobre el caso de las turistas francesas asesinadas encontré material para una novela, pero no quería hacer una novela testimonial de ese caso, ni siquiera una investigación, porque me estaría alejando del formato novela. Los límites entre la novela y la crónica son muy claros: la novela trabaja con la ficción y la crónica trabaja con la realidad, como materia prima y como resultado…”, dice.
Sergio Olguín sentencia: “El de María Soledad, el de Lebbos, el caso de Marita Verón, etc., tienen la misma estructura, parten de la misma matriz, la de chicas abusadas y asesinadas por gente vinculada con el poder y que ese mismo poder se encarga de cubrir a los culpables. Asesinatos que ocurren, por otro lado, en esas comunidades casi medievales que sobreviven en las estructuras políticas del noroeste argentino”.