Los vecinos de Leguizamón al 1.400 siguen realizando reclamos en contra de la empresa Acerlot. En mayo presentaron una nota en el Concejo Deliberante que nunca fue respondida. (Aidé Sempleo)
Una historia de nunca acabar pareciera ser la lucha de los vecinos de calle Leguizamón al 1.400 contra la empresa Acerlot, ubicada en esa cuadra. Desde hace años, los habitantes de esa calle aseguran que los ruidos son simplemente insoportables a toda hora. Además, denuncian que la contaminación sonora no es la única consecuencia negativa de la convivencia.
El 10 de mayo, los vecinos presentaron una nota en el Concejo Deliberante de la ciudad. Se trata del Expediente 1.618. Al igual que hicieron en una nota anterior dirigida al intendente Gustavo Sáenz, los molestos habitantes de esa zona de la ciudad pusieron en conocimiento a los ediles de la situación que viven.
Sin embargo, la respuesta nunca llegó. Los vecinos, indignados pero no resignados, insistirán. Quieren que se investiguen las habilitaciones comerciales que realiza la Municipalidad, las de Tránsito y todas las que involucren los permisos que obtiene Acerlot para continuar en ese lugar.
En las notas, los vecinos hablaron de “serios perjuicios que acarrea la permanencia, en el macro centro de la ciudad, del establecimiento comercial denominado Aceros Acerlot”. Mencionaban “la intensidad de los ruidos en el manipuleo de hierros y chapas metálicas que comienzan a las 7 de la mañana y que, muchas veces, se extienden más allá del horario comercial”. También hablaban de “los vehículos afectados a la carga y descarga que provocan roturas en las veredas aledañas al local comercial y los daños que provoca el desprendimiento de partículas de hierro en su constante manipuleo” y del “prolongado estacionamiento en la cuadra de innumerables vehículos afectados al reparto, no dando lugar a que quepan otros automotores de propiedad de los vecinos”.
El texto a Sáenz, presentado en marzo, aseguraba que “los reclamos efectuados al titular de esa Empresa como, así mismo, las denuncias presentadas por escrito ante las autoridades de la Policía de la Provincia de Salta y de esa Municipalidad, a partir del Exp. 1264/98 a la fecha, han caído en saco roto. Nadie ha expresado jamás una pizca de compasión a los padecimientos de los vecinos de esta cuadra, ni siquiera el poder judicial salteño a la que, en más de una oportunidad, se requirió su intervención para que cesen las hostilidades. Más bien produjeron el incremento de una sospecha solapada de sobornos y la lógica incredulidad hacia las autoridades cuya principal obligación es velar por la seguridad y la salud de los ciudadanos”.
Con la falta de respuesta del Concejo Deliberante, los vecinos confirman que nadie quiere escucharlos.