El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró que su par ruso Vladimir Putin es un «asesino» y advirtió que «va a pagar un precio» por haber intentado interferir en las elecciones presidenciales de noviembre de 2020. Así comenzó.
Los rusos advirtieron que las declaraciones de Biden constituyen «un ataque» contra el país y evalúan emprender distintas «variantes de acción». El Kremlin convocó a su embajador en Washington para realizar consultas sobre sus vínculos con Estados Unidos.
La acusación de Biden surge de un informe de inteligencia difundido el martes que advierte que Rusia e Irán habrían intentado operar a favor de la candidatura del expresidente Donald Trump.
Biden muestra una postura más que dura respecto a su par ruso, en contraste con la actitud moderada de Donald Trump, que llegó a ser criticada por sus adeptos.
Washington acusa al Kremlin por el supuesto envenenamiento y posterior encarcelamiento de Navalni, abogado y político ruso, opositor de Vladímir Putin. Y sancionó a principios de marzo a siete altos responsables rusos. En respuesta al uso de «armas químicas», el departamento de Comercio expandió las restricciones de productos sensibles hacia Rusia, sin dar más detalles. Las agencias de inteligencia estadounidenses acusaron a Rusia e Irán de haber intentado interferir en los comicios del año pasado. El Kremlin desestimó de plano las acusaciones y aseguró estar listo para proteger los intereses del país ante una eventual nueva ronda de sanciones. «Consideramos este informe incorrecto. Carece totalmente de fundamentos y no aporta ninguna prueba. No estamos de acuerdo con sus conclusiones», explicó el vocero presidencial ruso.
En 2011, cuando Biden era el vicepresidente de Obama, tuvo un intercambio con Putin, en el que le dijo que «pensaba que no tenía alma». A lo que el jefe del Kremlin habría respondido «Nos entendemos». El comentario nace a raíz de una anécdota protagonizada en 2001 por el entonces presidente, George Bush, quien afirmó haber mirado a los ojos al líder ruso y haber visto su alma durante una reunión.
El mandatario yanqui afirmó que le gustaría poder trabajar con Rusia cuando sea de interés de ambos, como en la prolongación del acuerdo de desarme nuclear New Start decidida poco después de su llegada al poder.
En este mismo clima de alta tensión, Rusia llamó a consultas a su embajador en Estados Unidos, Anatoli Antonov, con el fin de analizar qué hacer y en qué dirección avanzar en el contexto de las relaciones con EEUU.
Para las autoridades rusas lo importante radica en definir cuáles pueden ser las formas de mejorar las relaciones ruso-estadounidenses, que atraviesan una situación grave, y que han sido llevadas por Washington en los últimos años a un callejón sin salida. El país está interesado en evitar la degradación irreversible de las relaciones si los estadounidenses son conscientes de los riesgos que esto implica.
«En cuanto a la declaración de mi colega estadounidense, realmente, como él dijo, nos conocemos personalmente. ¿Qué le respondería? Yo le digo: ¡mantente sano! Le deseo buena salud. Lo digo sin ironía, no como una broma», dijo Putin. «Recuerdo que, en mi niñez, cuando discutíamos en el patio, decíamos, «el que lo dice, lo es». El significado psicológico de esto es muy profundo. Siempre vemos nuestras propias cualidades en otra persona y pensamos que es igual que nosotros. Basándonos en esto, evaluamos sus acciones», explicó.
El mandatario ruso concluyó matizando que Moscú no cortará lazos con Washington pero que trabajará con Estados Unidos cuando a Rusia le resulte “beneficioso”.