Durante el atardecer del próximo 2 de julio la sombra de la luna atravesará el territorio argentino en sentido oeste-este y creará una «franja de totalidad» de unos 200 kilómetros de diámetro. San Juan, San Luis, el sur de Córdoba y de Santa Fe, y el norte de Buenos Aires serán los territorios privilegiados, mientras que el resto del país vivirá el evento de manera parcial.
Los eclipses totales de sol suceden cuando la luna se interpone entre éste y la Tierra. De este modo, cuando el satélite natural sea iluminado proyectará una sombra que llegará a la superficie del planeta. «Observaremos al disco lunar tapando al sol. Aunque la luna es 400 veces más chica que nuestra estrella, se produce una coincidencia astronómica en la que sus tamaños aparentes se vuelven exactamente iguales. Es uno de los fenómenos más increíbles y hermosos de presenciar; tuve la suerte de estar en alguno y realmente no se puede describir con palabras», señala a Página 12 Diego Bagú, astrónomo y director del Planetario de la Universidad Nacional de La Plata.
En ese momento se reduce la intensidad de la luz, descienden de manera brusca las temperaturas, se producen fuertes ráfagas de viento y los animales quedan totalmente desorientados. «Si bien se producen todos los años (entre dos o tres, según los casos) no siempre podemos verlos porque la zona de sombra se proyecta sobre áreas deshabitadas. Son círculos que tienen unos 200 kilómetros de diámetro y puede que caigan sobre Alaska, o bien, sobre algún océano. El 70 por ciento de nuestro planeta es agua, mientras que el 30 por ciento restante es continente, por ello, es perfectamente posible que nos perdamos de la gran mayoría», plantea Bagú.
Al respecto, Mariano Ribas, periodista científico y coordinador de divulgación científica del Planetario Galileo Galilei (Buenos Aires), aclara: «No se hace totalmente de noche, sino que se produce un crepúsculo que vuelve al cielo de un tono azul oscuro muy bello. De hecho, si uno observa hacia el horizonte podrá percibir la existencia de luz solar. En esta ocasión, podremos ver algunas estrellas como Sirio y también planetas como Marte y Mercurio a simple vista». Como en toda obra teatral de gran envergadura, el público intentará asegurarse aquella butaca que le proporcione una visión acorde. «Voy a realizar un análisis exhaustivo del terreno porque es fundamental; estamos casi en invierno, el sol quedará –geométricamente– a poca altura sobre el horizonte y necesito localizar un sitio llano, libre de obstáculos visuales.
Otro dato central es la previsión climática, es una época que se caracteriza por un alto porcentaje de nubosidad. Los del Planetario nos trasladaremos a Merlo (San Luis)», apunta Ribas que, además, se desempeña como astrónomo amateur y astrofotógrafo. El universo funciona como si fuera un relojito y las tablas de predicciones de los eclipses operan con extrema precisión. Sucede que los cuerpos en el sistema solar se mueven de manera periódica y ello posibilita que la astronomía, a través de la física y la matemática, sea capaz de develar cómo fue el cielo antiguo, cuál será el cielo de mañana y qué características tendrá dentro de 10 mil años.