El Kiosco de Libros de Salta cumplió un año. El pequeño puesto de la Belgrano y Sarmiento ofrece obras de salteños que, en general, sólo son leídos por los habitantes de la ciudad. Hablamos con Paula Bertini, directora de la Biblioteca Provincial. (F.A.)

Todos lo vimos. Está en una esquina ineludible para los habitantes de la ciudad. El Kiosco de Libros de Salta, ubicado en Belgrano y Sarmiento, cumplió su primer año de existencia el 29 de octubre pasado. El pequeño puesto, que durante décadas funcionó como un kiosquito convencional en la plaza 9 de Julio, ofrece publicaciones de autores locales a precios medianamente accesibles (si tenemos en cuenta los que manejan las librerías estándar). Se trata de una noble iniciativa que hasta ahora ha funcionado a medias, según el testimonio de Paula Bertini, directora de la Biblioteca Provincial, a quien Cuarto Poder entrevistó en su despacho.

“Durante el primer trimestre y un poquito más fue muy bueno el índice de ventas, teniendo en cuenta que es un local chico que está lejos del centro”, dice Bertini, y aclara inmediatamente que considera una locura que Belgrano y Sarmiento sea visto como un lugar alejado del núcleo comercial de la ciudad. Pero las cosas son así. Entre la plaza 9 de Julio y este sector de tránsito fluido pero poco habituado al paseo de compras no hay solamente pocas cuadras de diferencia, sino también distintas costumbres. Y la realidad es que ni el salteño ni el turista andan mucho por la zona del Kiosco cuando necesitan comprar un libro.

“En su mayoría, los clientes son salteños por esto que te digo: el diseño un poco caprichoso de las ciudades, que tienen todos sus atractivos turísticos concentrados en un lugar, que en este caso es el radio céntrico. Tenemos algunos turistas que circulan, porque algunos vienen a la Biblioteca o al Museo (de Bellas Artes, ubicado al frente), pero hemos tenido sobre todo compradores locales. Gente que viene del interior de la provincia que buscaban libros como las recientes Obras Completas de Castilla, que se vendieron muchìsimo”, dice la funcionaria.

Bertini cuenta que el promedio diario de ventas del primer trimestre fue de seis o siete libros, una cifra que cayó a medida que avanzó el año. “Habremos pasado de un promedio de seis o siete a dos, tres, a veces menos. Depende de la época del mes. En vacaciones de julio levantó un poquito. Cuando se hizo la Expo Libros en octubre hubo un repunte. Pero fue variable”. La directora considera que el Kiosco “tiene que estar en un péndulo entre estas dos visiones: que sea rentable para los autores, porque nosotros somos un nexo, y que el Estado tenga la mirada de la difusión, la promoción. Hay que buscar ese equilibrio para que siga funcionando”.

La baja en las ventas es, para Bertini, “una cuestión coincidente con toda la actividad comercial del país”. “Se retrajeron las ventas de todo artículo que no es de primera necesidad. La gente guarda el mango para lo indispensable. Se notó una baja en las ventas y se mantuvieron las consultas”, explica.

Cambios

Si la iniciativa del kiosco es interesante pero la ubicación no es la mejor. ¿Por qué no trasladarlo y poner a los escritores salteños en el centro, donde los turistas y locales se confunden y miran vidrieras por igual? “Hay que evaluarlo”, dice Bertini, y reconoce: “Es un poco mi idea. El kiosco salió de la plaza 9 de Julio por una razón, pero creo que ahora la zona se transformó. Creo, y esta es una idea que no está ni conversada, que así como los productores literarios tenían la necesidad de tener un canal de venta y de comercialización de su producción, así la tienen otros colectivos artísticos: músicos, fotógrafos, diseñadores. Hay mucho que por ahí no tiene canales de ventas. A mí me encantaría que el kiosco se convierta en un kiosco cultural y que pueda tener todo eso a la venta. Tendría que ser más grande. Obviamente que tenés que sentarte a hablar con la Municipalidad, Me parece que sería ideal”.

La oficina de Bertini está en el primer piso del complejo, un edificio enorme que, tal como lo cuenta su directora, “vive lleno”. Se realizan diversas actividades en el lugar, incluida la Expo Libros, que el mes pasado tuvo su segunda edición dentro del predio de la Biblioteca. “Estamos por abrir una sala juvenil, pensada para los adolescentes, con tecnología, con una colección de libros increíble. Mucho libro ilustrado de muy buen nivel”, anticipa.

Los emergentes

Si hay un grupo de autores que no figuran en el Kiosco de Libros de Salta, son los que forman parte de la literatura emergente. Jóvenes y no tanto que participan de eventos de poesía, música y otras actividades artísticas, que se autoeditan y que, por lo general, no parecen tener mucho que ver con la poesía de Castilla. Pero temáticas más o menos ligadas a la salteñidad, lo cierto es que estos autores forman parte de las letras de la provincia y merecen un lugar en el Kiosco. En principio se creía que uno de los requisitos para formar parte del catálogo era presentar ediciones que cumplieran con todas las formalidades, algo que estos escribas generalmente no cumplen porque transitan por otros carriles de la difusión. Bertini aclara que no hay ninguna restricción para estar en el kiosco.

“En el momento en que abrimos el kiosco, yo recién empezaba a hacer las primeras relaciones con todo el mundo independiente. Me di con una producción increíble, con un grupo de gente muy orgánico, interprovincial, porque los chicos hacen sus redes entre provincias. Toda una exploración de la edición, de la ilustración. La verdad que me quedé boquiabierta y los invité a la Expo 2015 y a la de este año. Me pareció increíble su laburo y obviamente que el Kiosco está abierto para que ellos puedan exponer y vender. No hay trabas legales”, explica la directora.

Tras aclarar el asunto, Bertini vuelve a reconocer que descubrió “tarde” al movimiento literario independiente de la provincia, y nombra al ciclo Pollerapantalón, a la editorial Killa y a los jujeños Almadegoma y Cronopios como ejemplos de un grupo de autores que “hacen un laburo increíble”. “Y qué más quiero yo que tengan un espacio”, expresa.

La directora dice que otra de las ideas para mejorar la actividad del Kiosco es ampliar el espacio de exhibición actual. De esta manera, intentará lograr una mayor rotación de autores y una convocatoria más amplia.