Porque si vas a convertirte en un maestro del crimen, ¿qué mejor que comenzar con un electrodoméstico? Ocurrió en barrio Tres Cerritos de la ciudad de Salta, donde un grupo de aspirantes a ladrones decidió probar suerte escalando una vivienda para llevarse… un lavarropas. Quizás era parte de una misión secreta para dominar el mundo de la lavandería.
El gran plan fue frustrado cuando los sospechosos, tan discretos como un elefante en una cristalería, fueron demorados a pocas cuadras del lugar del robo. La policía, entrenada para detectar crímenes de alto perfil, notó algo peculiar: dos hombres caminando por la calle con un lavarropas a cuestas como si fuera un accesorio de moda. La sorpresa fue aún mayor cuando se descubrió que uno de los implicados es sobrino de la víctima. Porque, claro, nada dice “la familia es lo primero” como robarle el electrodoméstico a tu tía.
El fiscal penal 2 en feria, Ramiro Ramos Ossorio, imputó a los dos visionarios del delito como coautores de hurto calificado con escalamiento. Porque si vas a robar, al menos hazlo con estilo y técnicas avanzadas, como trepar muros para llevarte objetos voluminosos.
La denuncia inicial fue realizada por una vecina, quien el jueves por la mañana notó que su lavarropas había desaparecido durante la madrugada. Una desaparición digna de un misterio de Agatha Christie… pero con menos glamour. Al parecer, los sospechosos no tuvieron la delicadeza de inventar una excusa ingeniosa sobre la procedencia del aparato.
Para añadir un giro dramático digno de una telenovela, se reveló que uno de los detenidos lucha contra una adicción a las sustancias estupefacientes. Quizás eso explica la elección del botín: en el mundo del hurto, la lógica no siempre acompaña.
Durante la audiencia, el fiscal pidió que ambos sospechosos permanezcan detenidos mientras se realizan las investigaciones. Y así concluye esta épica aventura del crimen cotidiano, un recordatorio de que, aunque el lavarropas pueda centrifugar, la justicia gira aún más rápido.